Llego a Berlin y a este libro tras leer a Vargas Llosa su "La llamada de la tribu". Berlin era el único de los autores allí recogidos al que no conocía, así que había que satisfacer la curiosidad. Y opté para hacerlo por este libro, que es uno de los que recomienda Vargas Llosa.
Bueno, pues como ya viene siendo habitual con las recomendaciones de don Mario, otra decepción que acumulo. Afortunadamente, ni Popper ni Revel necesitaban de tal recomendación para su lectura, por lo que esta enésima decepción no la pone en riesgo. Sí, en cambio, abandono el interés por leer algo más de Berlin.
Este libro recoge siete ensayos de Berlin sobre pensadores rusos. No tengo claro si los escribió, los disertó o los ha reconstruido el editor a partir de retazos, y no me interesa indagarlo. Ello podría explicar mi decepción, aunque también podría serlo la temática. ¿Qué podía esperar de un libro sobre pensadores rusos? Bueno, al menos lo que prometía Vargas Llosa, un estilo brillante, que es fácil encontrar en muchos académicos ingleses. Por desgracia, Berlin escribe normal, con rigor pero sin brillantez, con lo que el atractivo de este libro se reduce a aprender algo sobre el pensamiento ruso del siglo XIX.
Hombre, y con algo si me he quedado, sobre todo procedente de la introducción que contextualiza los ensayos. Dejo varias ideas:
1) Rusia había estado bastante desconectada del resto de Europa hasta las guerras napoleónicas, en que de repente aparece como elefante en cacharrería. De repente, los intelectuales rusos se ven expuestos a las corrientes de pensamiento del resto del continente, pero con peculiaridades: apenas hay lo que podríamos llamar "clase media", por lo que se generan relativamente pocas ideas., y las que se generan se cogen con gran entusiasmo.
2) El pensamiento ruso del siglo XIX (como quizá el de toda Europa) tiene la base común de Hegel, que básicamente venía a decir que la historia se podía explicar por leyes científicas, lo que nos lleva casi al predeterminismo.
3) Los pensadores rusos se dividían en "paneslavos" y "occidentalistas".
4) La censura hacía que no se pudieran publicar libros filosóficos, por lo que todo el debate social se canaliza vía literatura (lo que explica, para mí, porque todos los libros rusos que he leído parecen ir de lo mismo). Las grandes obras han de ser interpretadas con esto en mente, lo mismo que las críticas que desataban. Al respecto, es muy clarificador el ensayo sobre "Padres e Hijos" (obra de Turgenev), con que se cierra el volumen. Por cierto que ha sido el siguiente libro que he leído.
En cuanto a los ensayos concretos, hay dos dedicados al gran Leon Tolstoi, mi escritor ruso preferido, cuyas dos grandes obras "Guerra y Paz" y "Ana Karenina" no me canso de recomendar. El primero lo dedica a la primera de las obras, y el segundo a la preocupación por la educación que tuvo Tolstoi, con interesantes referencias de sus escritos que quizá merecería la pena rescatar.
Vuelvo al primero de los dos. Se llama "El zorro y el erizo", por una fábula rusa que dice algo así como que el zorro sabe muchas cosas, pero el erizo solo una. Para Berlin, esto es una alegoría del pensamiento de Tolstoi, quien se pasó toda la vida siendo zorro, pero queriendo ser erizo, y fracasando en el hallazgo de esa idea final que explicara la historia.
Hay otros ensayos más corales: el primero dedicado a 1848, otro al nacimiento de la "inteligentsia" rusa y otro a la corriente rusa llamada "populismo" (que no tiene nada que ver con lo que llamamos así ahora). Del primer no he retenido nada, del segundo las referencias a Belinsky, y del tercero, que su máximo exponente fue Chernyshevsky, de quien ya tengo leído ¿Qué hacer?. Aunque entonces pensé que era antecesor del comunismo, tras leer a Berlin no tengo nada claro que lo fuera. Más bien parece anarquista, eso sí con algunas inquietudes perfectamente compartidas por el comunismo posterior: "The question became even more acute when it was asked (as it increasingly came to be in the 1860s) what was to be done if the peasants actually resisted the revolutionaries’ plans for their liberation? Must the masses be deceived, or, worse still, coerced?" Berlin insiste en que jamas los populistas hubieran optado por imponer nada a nadie.
En cuanto a Belinsky, no lo conocía de nada, y me ha llamado la atención su papel pivotal en el pensamiento ruso. Sin ofrecer grandes ideas ni grandes escritos, sí fue un crítico literario decisivo para encumbrar y destruir carreras, siempre con el criterio de la honestidad del escritor. De hecho, Berlin nos dice que "But he also revealed, and for the first time, the full glory of the great sun of Russian literature, Alexander Pushkin, and he discovered and assessed at their true worth Lermontov, Gogol, Turgenev and Dostoevsky, not to mention such writers of the second rank as Goncharov, or Grigorovich, or Kol’tsov."
He dejado para el final el ensayo que más me gustado de este libro, que es el que dedica Berlin a Herzen y a Bakunin. Ambos autores me resultan interesantes, por motivos distintos, que quizá puedo resumir de la misma forma que lo hace Berlin. Herzen es posiblemente el gran descubrimiento de este libro, al menos queda claro que para Berlin es el más interesante de los pensadores rusos, y habla maravillas de su autobiografía ("My past and thoughts"). Su pensamiento parece resumirse así: "It is this particular species of non- metaphysical, empirical, ‘eudaemonistic’ individualism that makes Herzen the sworn enemy of all systems, and of all claims to suppress liberties in their name, whether in the name of utilitarian considerations or authoritarian principles, of mystically revealed ends, or of reverence before irresistible power, or ‘the logic of the facts’, or any other similar reason."
En cambio del pensamiento de Bakunin, nombre mucho más conocido, no tiene demasiado que decir: "Bakunin, the official friend of absolute liberty, has not bequeathed a single idea worth considering for its own sake; there is not a fresh thought, not even an authentic emotion, only amusing diatribes, high spirits, malicious vignettes, and a memorable epigram or two."
Ahora bien, sí me resultan más interesantes otras apreciaciones sobre el personaje: "He used words principally not for descriptive but for inflammatory purposes, and was a great master of his medium;" y sobre todo: "He wanted to set on fire as much as possible as swiftly as possible; the thought of any kind of chaos, violence, upheaval he found boundlessly exhilarating." ¿En quién está inspirado el Joker de la segunda película de Nolan sobre Batman? Quién lo iba a decir.
A mí este libro me ha parecido un poco pesado y redundante, e incluso sin sentido en esos momentos en que Berlin se pone a citar rusos desconocidos para comparar su pensamiento con el que está analizando. He de decir que el volumen se completa con un apéndice de personajes rusos (no solo pensadores), precisamente para cubrir esta carencia, y que es quizá más interesante que algunos de los ensayos.
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