domingo, 14 de septiembre de 2008

Breve guia sobre las crisis de liquidez y solvencia del sistema financiero

Me propongo en las siguientes líneas familiarizar a los lectores con los recurrentes conceptos del título, a fin de que puedan conocer con precisión de qué se habla al referirse a ellas. Cosa que, por cierto, hacen de continúo los analistas y periodistas al tratar de las causas de la crisis que nos asola. Así que bueno será que sepamos todos de que hablamos; vamos, qué se esconde tras esta palabrería.

Empezamos por la crisis de liquidez. Que es la primera y la más sencilla. Eso quiere decir, básicamente, que si vas a pedir el dinero que depositaste en el banco pensando que está allí, te puedes llavar la sorpresa de que no está. Se dice que el banco carece de liquidez. Esto se resolvía tradicionalmente pidiendo pasta a otros bancos, pero como ahora no se fían unos de otros (por las razones que se expondrán más adelante al explicar la crisis de solvencia), acuden con más frecuencia a los bancos centrales. Esto es, a los contribuyentes.

Cabría preguntarse cómo es posible que un banco tenga crisis de liquidez, si se supone que se dedica a custodiar el dinero que en el hemos depositado. ¿Por qué no lo coge de donde lo tiene guardado y nos lo devuelve? Ay, amigo. Es que los bancos están autorizados por los Gobiernos a coger el dinero que le depositamos para invertirlo en lo que consideren oportuno, y ganar pasta así con él.

No problem. Nuestro dinero está invertido por el banco en activos; si es necesario, los vende, y nos devuelve la pasta. Sirva esto como introducción a lo que significa la crisis de solvencia.

Imaginemos, por un momento, que el banco se ha equivocado en sus inversiones. Con nuestro dinero compró activos que pensaba que iban a subir de precio. Si así hubiera sido, los venderíam, se quedaría con la plusvalía, y nosotros ni nos enteramos del juego. Pero, ¿y si pasó lo contrario? A lo mejor se les ocurrió invertir en inmobiliarias, en constructoras, en hipotencas o en viviendas, y ahora sus activos valen una fracción minúscula de lo que metieron. No lo olvidemos, nuestro dinero.

Entonces quiere decir que, cuando vayan a vender el activo en que tienen metido nuestro dinero, se encontrarán con qué solo recuperan una fracción de lo que nos deben. ¿Y qué pasa con el resto? Bueno, las pérdidas son las pérdidas. Esto es la crisis de solvencia.

Claro que en todo este tinglado hay un pequeño fallo: ¿quién le autorizó al banco a jugar con mi dinero? Desde luego, muchos depositantes no tienen ni idea del chanchullo. A estos depositantes, directamente se les ha estafado.

Y, si el depositante lo sabía, entonces conocía los riesgos a que estaba sujeto su dinero, y la crisis de solvencia no debería tener mayor problema del de una quiebra con sus acreedores.

Concluyo: el que ha llegado hasta aquí será consciente de que tras la palabrería vacua de crisis de liquidez y solvencia se esconde en realidad una estafa de proporciones colosales en que están directamente involucrados los bancos y los Gobiernos. Vamos, el sistema financiero.
Adivinan quiénes somos los estafados?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre, Fernando: claro y preciso. De agradecer, por otra parte.
No puedo contenerme y tengo que expresar mi reacción de naúsea ante el intrincado glosario de términos farragosos, expresiones de dudosa validez gramatical (al menos en castellano) que muchas de nuestras ¿autoridades? económicas destinan a oscurecer el proceso de compresión racional que necesitan los ciudadanos, cuando se trata de temas económicos. Cuanto más oscuro y (pretendidamente) técnico, mejor. Puro sectarismo conceptual...
Lo dicho, Fernando: claro y preciso. Gracias nuevamente.