lunes, 21 de junio de 2010

Una reforma solidaria con trabajadores y empresarios

Ahora que ya habemus reforma (bueno, reformilla) laboral, va y se me ocurre a mí como teníamos que haberla hecho para que la cosa pudiera tener visos de valer de algo.

Mi inspiración viene de una propuesta, que luego no salió (creo), de permitir a las empresas con pérdidas durante más de 6 meses, que despidieran trabajadores con 20 días de indemnización. Le daba yo vueltas al tema porque no parece una buena solución, ya que las empresas, al fin y al cabo, necesitan de sus trabajadores. Y no parece buena idea prescindir de ellos así, a la ligera, sobre todo si hay posibilidades de sobrevivir. En el fondo, despedir a un trabajador es como vender una máquina: vale, te puede dar aire por un tiempo, pero al final resulta contraprudecente, pues la empresa lo tendrá más difícil para recuperar el pulso, que es de lo que se trata.

Pues digo que andaba yo cavilando sobre esta paradoja, cuando vi la luz. La cosa es muy sencilla: si se trata de que ante unas condiciones adversas, se facilite la supervivencia de las empresas mediante la reducción de sus costes (en este caso, los salariales), ¿por qué no reducir otros costes en vez de los laborales?

Veamos, ¿y qué costes puede reducir la Administración Pública sin distorsionar el mercado?. Ya lo habéis adivinado: los impuestos. Así que la solución es tan sencilla como, en vez de abaratar el despido de trabajadores (que, como dije, es pan para hoy y hambre para mañana), abaratar tasas, cánones e impuestos.

Evidentemente, no estoy pensando en el Impuesto de Sociedades, que solo se paga cuando hay beneficios, y supuestamente se trata de salvar a empresas que están pasando una mala racha, pero que serían viables en condicionnes normales. No, estoy pensando en todas las tasas locales (IAE, Impuestos de Inmuebles, de Vehículos y los que haya); estoy pensando en el IVA; estoy pensando en las tasas específicas sectoriales. Pero no me quedo aquí: también se podrían eliminar los cargos por Seguridad Social (aunque, en puridad, esta renta es generada por el trabajador), e incluso permitir a la empresa quedarse con la retención de IRPF del trabajador, en casos muy extremos (lo que supondría una rebaja del salario, pero sin pérdida de renta para el trabajador, si se hace con cuidado).

La exención podría ser paulatina: tras dos meses de pérdidas, que ya no paguen tasas locales; tras cuatro, que no paguen el IVA; a los seis, dejan de pagar cargas sociales... Actúa además un estabilizador automático, que es el Impuesto de Sociedades en cuanto empezara a generar beneficios, lo que daría la señal de que la empresa ya puede soportar alguna de las cargas de que se le eximía.

Pero es que además, según el principio de uniformidad de la tasa de rentabilidad, la tendencia sería a que todas las empresas quedaran exentas, puesto que las primeras que entraran en pérdidas mejorarían su competitividad por no tener que pagar impuestos, por lo que las pérdidas se trasladarían a otras empresas competidores, que a su vez habrían de quedar exentas, y así hasta un nuevo equilibrio.

Creo que mi propuesta es win-win: gana el trabajador, que ve su puesto de trabajo más protegido (es evidente que si la empresa no es viable, las sucesivas exenciones de impuestos no impedirán su quiebra, y, por tanto, la necesidad de despedir trabajadores), y gana el empresario, que puede conseguir mucho aire en estos tiempos difíciles.

Eso sí, es imposible que salga porque pierden políticos y gobierno, que son quienes han de tomar la decisión. Y a eso no están dispuestos: antes se habrán de despedir a todos los trabajadores y cerrar todas las empresas, que ellos dejen de percibir sus emolumentos procedentes de impuestos.

7 comentarios:

Jorge dijo...

Fernando:

Excelente sistema el que propones, pero no es nuevo. Ya se implementó en el sistema educativo.

¿Que el alumno/empresa no alcanza una nota/rentabilidad mínima? No pasa nada: se le baja el listón/impuestos. Así, aprobando con un 4,5 (en vez de un cinco) en vez de repetir (lo cual facilita la permanencia del estudiante en el sistema educativo, en vez de si, por ejemplo, se le obligase a repetir) o consiguiendo ser rentable con unos beneficios de -5% sobre el capital en vez de quebrar, respira todo el mundo.

La reducción también es paulatina: tras suspender dos se le aprueba con un 4,5; cuando suspenda tres con un 4,0; luego cuando suspenda cinco o seis, se le condonan la mitad y se la pasa de curso con tres suspensos (que puede, o bien recuperar con un 3,5; o bien computar para su siguiente quita de suspensos).

Esto - si se hace con cuidado, eso sí - no supone una pérdida de nota media ni prestigio para el colegio, ni por supuesto una merma de la competitividad presente y futura de España.

Y como se ha demostrado en España y en otros países,según el principio de la uniformidad de la tasa de aprobado, la tendencia es a que todos los alumnos tengan cada vez más fácil aprobar en la escuela primero y convertirse en nuestros futuros médicos, ingenieros y arquitectos, lo cual tiene que ser bueno porque es bueno que haya empresas "rentables" y médicos, etc. "aprobados".

Vamos, "win-win", que no sé exactamente que significa porque me aprobaron inglés para que no repitiese curso con física, lenguaje y matemáticas (que los sinvergüenzas de los profesores me suspendieron con un 2,9), pero que si lo pone en la internet, tiene que ser algo chulo, perdón "xul@".

¿Quién rayos eres y qué demonios has hecho con Fernando?

Un abrazo a Fernando,

Jorge

Ferhergón dijo...

Magnífico, Jorge, así que el gobierno del PSOE ya tiene experiencia en implantar esta clase de medidas.

Tendrías entonces algún problema en que todas las empresas aprobaran/sobrevivieran, y así no tuvieran que echar trabajadores?

atroma dijo...

Pues yo sigo viendo que quien no hace bien las cosas obtiene premio. Aparte el pillaje, si es más rentable tener perdidas, habrán mas empresas con pérdidas en los cuadres que socialistas rentabilizando la palabra obrero.

Jorge dijo...

Fernando:

Tiene experiencia el PSOE y la tiene también el PP, que tuvo ocho años para mejorar el sistema educativo y malgastó sus esfuerzos (y nuestros impuestos) a promover el adoctrinamiento religioso, que por definición es incompatible con la educación, y "su" versión de la historia (frente a "la" versión de la historia del PSOE, "la" del PNV, "la" de CiU, etc.; es decir, historietas todas).

Lo que importa no es que los chavales aprueben o suspendan, sino que aprendan.

Paralelamente, lo que importa no es que las empresas declaren beneficios o listen empleados, lo que importa es que promuevan la creación de riqueza - para los empresarios y sus trabajadores directamente y para el resto de la sociedad indirectamente.

Adoptar el enfoque inverso lo único que hace es crear zombis: ciudadanos zombis, empresas zombis, bancos zombis, etc.

Y no se trata de sobrevivir, sino de prosperar.

Un abrazo,

Jorge

Ricardo el Titubeante dijo...

Buenas Ferhergón. Yo... estaba buscando alguna forma de mandarte un mensaje privado o algo. Soy un antiguo fan tuyo de la sección de Maniacos del Calabozo y bueno, creo que mi mensaje estaría fuera de tono en éste "hilo" XD
Si hay alguna forma de enviarte un mensaje privado -no la encuentro, si es que hay algún botón para tal efecto- o puedes pasarme un correo electrónico o que te pase yo uno mío para que no hagas el tuyo público te lo agradecería.
Un saludo afectuoso.

Ferhergón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ricardo el Titubeante dijo...
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