miércoles, 31 de agosto de 2016

Harry Potter y el Niño Maldito ("Harry Potter and the Cursed Child"), de J.K. Rowling

Está claro que Rowling no se ha cansado de Harry Potter, y está dispuesta a darnos la oportunidad de conocer sus aventuras y desventuras en todos los formatos imaginables. Justo cuando uno ya pensaba que la saga estaba enterrada, con Miss Rowling dedicada a novelas para adultos (véase de The Casual Vacancy, de la que han hecho incluso una miniserie), nos encontramos de vuelta con Harry Potter en esta obra de teatro, y en algunas otras iniciativas de la señora.

Lo cierto es que tras leer The Casual Vacancy, pensé que esta obra de teatro cogería los personajes de Harry Potter, ya adultos, para darnos algún tipo de obra más madura. Afortunada (o desgraciada) mente no es así. La nueva obra de Rowling es una continuación de las aventuras de Harry Potter con su mismo saborcillo, solo que contada en forma de pieza de teatro, algo que además funciona sorprendentemente bien. Y digo sorprendentemente, porque las novelas de Harry Potter no son precisamente sencillas en cuanto a escenografía y efectos y demás, lo que se resuelve fácilmente en una novela con las descripciones, pero no así en una obra de teatro.

Por lo demás, Rowling se adentra en un terreno de magia que no había explorado en los libros de la saga. En efecto, la trama tiene que ver con viajes en el tiempo, y efectos de las acciones de los viajeros sobre el futuro, Esto le permite a la autora meter en la obra a todos los personajes que protagonizaron la saga, incluso a aquellos muertos, como... vale, no lo digo.

Es cierto que el tema es complicado y se las trae, y más si lo tienes que presentar en una obra de teatro. En la primera parte de la historia está francamente bien tratado, de una forma muy verosímil. Los viajeros realizan su acción y se despiertan en el mundo alternativo consecuencia de sus acciones, de lo que no son conscientes nada más llegar, pero que van descubriendo conforme hablan con unos y otros.

Sin embargo, esta brillantez se deshace en la segunda parte, donde los malos de la historia tratan de aprovecharse de lo descubierto y contado al espectador en la primera parte. Aquí las incoherencias son bastante graves y ponen en tela de juicio la propia trama argumental, No puedo ser más explícito sin meter spoilers, pero es evidente de que el mero hecho de que esté pasando lo que está pasando revela que el final de la aventura es positivo, lo que le quita todo el suspense.

La historia está trufada de aventuras típicamente potterianas, y casi todos los personajes de la saga aparecen de una u otra forma. No estamos, como dije, ante una obra para adultos, no hay reflexiones profundas ni nada por el estilo, solo Harry Potter en vena, lo que ya está bien, no es crítica. Cuando Rowling trata de ponerse filosófica, sobre todo en la boca de Harry Potter padre, lo único que hace es ralentizar la acción y perderse en pensamientos de poca enjundia.

Por cierto: leyendo la obra parece imposible que se pueda llevar a escena. Y, sin embargo, sí se ha hecho. Seguro que es un espectáculo digno de verse. Me pregunto cómo quedará la escena en la biblioteca de Hermione.

Ya sé que sería inútil no recomendar su lectura a un fan de Harry Potter o simplemente a un lector de la saga, Afortunadamente, el libro está lo suficientemente bien como para poder recomendarlo en todo caso, aunque creo que quién no haya leído la saga o visto las pelis no se enterará de demasiado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, en realidad el autor es Jack Thorne, no Rowling ;)

Ferhergón dijo...

Gracias por la info.
Puede que el escritor sea Thorne (en realidad, está firmado por Rowling, Thorne y John Tiffany, el director de escena), pero no cabe duda de que la historia es muy Rowlingniana: la escena de la librería de Hermione es claramente de su cosecha.