viernes, 17 de noviembre de 2017

Limonov, de Emmanuel Carrère

No conocía ni al escritor ni al protagonista de esta obra, pero decidí leerla tras ver que la habían empezado a leer en un grupo de francés que conozco, y que además tenía el Premio Reanudot de la Lengua Francesa. Y siempre tengo curiosidad por leer éxitos contemporáneos tanto en alemán como en francés, que, al contrario que los que están en inglés, rara vez llegan a nuestro país.

Me he encontrado con una biografía, o sea, un libro histórico, de un estilo muy similar al recientemente leído HHhH. Esto es, una narración histórica aderezada por las "aventuras" del escritor para la construcción de la misma. Se trata de un género que me parecía nuevo con HHhH, pero que quizá no sea tan original. O que quizá esté poniéndose de moda. A priori resulta interesante, pues permite meter anecdotas o críticas que en una narración meramente histórica no tendrína cabida.

El tal Limonov es un personaje curioso, aunque quizá un poco marginal, aunque lo digo desde el desconocimiento casi absoluto de la realidad actual en Rusia. Su atractivo le viene, y en esto coincido con el autor, de su variedad de experiencias vitales, difícilmente alcanzables para los individuos convencionales, y coste que no estoy hablando de irse a vivir a la selva, sino de cosas mucho más convencionales.

Limonov fue integrante de un movimiento underground en el Moscú soviético, mayordomo de un rico-hombre de Manhattan, combatiente en las guerras de los balcanes. presidiario en la Rusia de Putin, lider de un partido político nacional-bolchevique y, principalmente, escritor y poeta. Vamos, que ha estado en posiciones de un rango difícilmente imitable, aunque la fama se la han dado sus obras literarias.

Pues bien, es esta la historia que nos cuenta Carrère, utilizando para ello los libros del propio protagonista, que sigue vivo en la actualidad. El resultado no es tan satisfactorio como el que obtuvo HHhH. Por un lado, cuenta una historia bastante menos interesante que la del complot contra Heydrich; por otro, el estilo narrativo de Carrère es peor, más imbricado y menos elegante; y, por último, los "apartes" que nos hace el autor son de escaso interés, y parecen a mayor gloria suya (¿para qué nos cuenta su estancia de dos años en Bali?), con el defecto de romper el hilo narrativo principal.

En cuanto a la vida de Limonov propiamente, me ha resultado especialmente interesante la parte referente a sus años iniciales en la URSS. Hay pocas oportunidades de conocer cómo era con un mínimo de objetividad, y lo sorprendente es que, incluso en las lamentables condiciones que todos conocemos, la gente llevaba una vida mínimamente normal: se cambiaban de casa, tenían sus amigos, sus novias, sus sueños...

El resto de la narración es más convencional, sobre cosas más conocidas: la vida en Nueva York en los 60 o su paso por Paris como escritor de relativo éxito. De allí nos trasladamos de vuelta a Moscú y luego como soldado a Serbia. Reflota algo el interés, pero ya no como al principio, y eso que a priori parece más interesante, pero es que para entonces Carrère ya nos ha roto el ritmo con sus aventurillas y con una interminable lista de nombres rusos a los que conocen ellos y su madre. Todo ello hace que al final del libro estemos pidiendo la hora, y eso que nos están contando sus años en prisión, la creación del partido NAZBOL y, en definitiva, su oposición a Putin, que parecía ser la principal razón para conocer a Limonov.

Por el libro desfilan algunos personajes notables (de verdad). Entre ellos destaca especialmente Solzhenitsyn, del impacto de cuyo libro "Archipiélago Gulag", tanto en la URSS como allende fronteras, nos podremos hacer una buena idea gracias a esta obra. Es curioso como su figura preside todo el preceso, precisamente hasta el momento en que se derrumba la URSS, y con ella su posición, hasta el punto de que su última novela pasó completamente desapercibida. Otros personajes interesantes son Brodsky, Tatiana Liberman,Gorbarchov, Yeltsin y Egor Gaidar, el tipo detrás de la reforma económica en Rusia, y que, atezado por algunos de los comentarios de Carrère, más ha atraído mi curiosidad.

Resulta que el tal Gaidar era un tipo bastante liberal (en sentido de libre mercado) y su reforma económica consistió básicamente en liberalizar toda la economía por vía directa, incluyendo servicios como la propia defensa. Así que podría ser que el mercado ruso fuera un ejemplo de este tipo, aunque no seré yo quien me ponga a estudiarlo. El caso es que esta liberalización es la que parece llevar mal el señor Carrère. Ya al principio nos endilga que "Rusia es un país que se preocupa poco por las libertades formales siempre que cada uno tenga derecho a enriquecerse". Claro, si no sabes teoría económica, no eres consciente de que es este último "derecho" (precisamente, sería una libertad) la única forma de garantizar las otras.

Cierro con observaciones cortas, para reflexión o lectura
- La obra más destacada de Limonov, según el autor, es el "Journal d'un raté", no traducido a español
- Limonov considera que para ser respetado tiene que dar la impresión a sus conocidos de ser capaz de matar. En el libro no que da claro si llegó a matar en alguna ocasión.
- Carrère llama la atención sobre el hecho de que Limonov toca fondo muchas veces, al contrario de lo que ocurre en las narrativas convencionales, donde el héroe remonta tras tocar fondo. Limonov se ve obligado a empezar de cero muchas veces.

Y una frase, la pongo traducida. "El hombre que se considera superior, inferior o igual a otro, no comprende la realidad". No es original de Carrère, la recoge de otro autor al que no recuerdo.

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