miércoles, 22 de noviembre de 2017

Blind Faith, de Ben Elton

Sigo poniéndome al día con Ben Elton, quien otrora fue mi autor inglés contemporáneo preferido. Tras las recientes lecturas de Time and Time Again y Past Mortem, le toca el turno ahora a esta "Fe ciega". Y aquí tenemos un libro al estilo original de Elton, al de los primeros libros que le leí, en que lleva al extremo facetas de la realidad que le parecen dignas de burla. Con mayor o menor éxito, lo dejo a juicio del lector.

De entrada, resulta difícil meterse en el libro, pues nos presenta una extraña y ciertamente inverosimil distopia como marco de la novela. En efecto, nos sumergimos en un Londres en que la gente va mayormente desnuda por la calle; en que viven como piojos en costura por carecer de espacio vital (todo son colas y muchedumbres); donde la dieta está dominada por dulces y fast-food, y donde todo el mundo está perennemente conunicado con miles de dispositivos. Este mundo está dominado por El Templo, los prebostes de la religión dominante, que venera al Niño Jesús y a Diana (imagino que se refiere a Lady Di, pero no se llega a explicitar).

Esta distopia absurda echará para atrás al lector que pretanda tomarse este libro en serio, como casi hizo conmigo. Pero hay que recordar que aquí Elton nos está proponinendo una novela satírica, cuyo objetivo es criticar determinadas modas o conductas del momento (2007).

De hecho, el principal foco de su ataque tiene que ver con la privacidad. Pero no con la privacidad como la entendemos ahora (al menos un servidor), que dimana de la preocupación por la explotación del Big Data por empresas y gobiernos. No, el objeto de su burla es la gente que expone su vida en las redes sociales (fenómeno relativamente nuevo en 2007). De hecho, lo lleva al extremo de que la privacidad es un pecado para El Templo. Lo socialmente aceptado en esta distopia es estar constantemente compartiendo con el resto del mundo lo que a uno le ocurre, hasta los más intimos detalles (una razón por la que todos tienden a ir desnudos).

Otras dos pinceladas sobre la distopia de Elton: 1) la única lectura socialmente admitida (por supuesto, nada se prohibe) es la de libros de auto-mejora. 2) Todo el mundo es exquisitamente respetuoso con todo, el "Disrespect" es intolerable.

En este contexto, la razón ha sido abandonada, y todo funciona por consenso. Y, por ejemplo, como todo el mundo cree que no se puede ir contra la voluntad del Amor (el dios de la época), no se vacuna a los niños, que han recuperado mortandades del 50%.

Mi escena preferida es de claro fondo anarcocapitalista, aunque no sé si Elton será consciente de ello. Es el momento en que se reune una muchedumbre en el nuevo estado de Wembley ("the New New Wembley" (sic)). De acuerdo a las leyes democráticas de esta nueva sociedad, allí donde 200.000 personas se reunan se puede promulgar una nueva norma. Pues bien, en el momento al que aludo, el máximo pontífice del Templo propone y hace aprobar una ley por la que todo el mundo es famoso.
Hala, por ley, todo el mundo es famoso. Vamos, de la misma forma que nuestros políticos dicen que resuelven los problemas: con una ley.

Blind Faith no es de las mejores novelas de Ben Elton, pero al menos nos permite unos destellos del Elton de la primera época. Una vez aceptas que la sociedad que te propone no va en serio, el libro se puede disfrutar bastante, sobre todo determinadas escenas concretas en que está demoliendo aspectos generalmente aceptados de nuestra sociedad, sobre todo el tema del respecto a las minorías como religión.

Por cierto, reflexión mía, este problema del respeto a las minorías solo se plantea en presencia de mayorías supuestamente irrespetuosas. ¿Y cuál es el mecanismo que consolida y legitima el poder de las mayorías sobre las minorías? Adivinen, empieza por demo y termina por cracia.

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