viernes, 16 de febrero de 2018

Estoy soltero, Kalimera ("Ich bin Single, Kalimera"), de Friedrich Kalpenstein

Este es un librito de esos que Amazon.de regala periodicamente a sus clientes de Kindle. Como a caballo regalado no le miro los dientes, yo me lo descargo, lo almaceno, y luego ya veré, que para practicar alemán todos los medios son pocos.

Imagino que se tratará de libros independientes, con poco recorrido por ello mismo, y nulo fuera de Alemania (aunque el presente es el primero de una trilogia ya publicada, lo que es indicio de cierto nivel de éxito). Siendo un libro cómico, como mínimo un añadirá a la práctica de la lectura, alguna sonrisa que otra. Es, sin duda, el caso con este que ahora comento: sencillo de leer, con algunos usos para actualizarse al presente, agradable en líneas generales, y despertando alguna sonrisa. Para ponerse en forma mientras esperan en el horizonte cosas como "Der Blechtrommel" (El tambor de hojalata) y al final del camino "Der Mann ohne Eigenshaft" (El hombre sin atributos).

El libro parece que va a ser el típico de vacaciones desastrosas, en que el protagonista aprovechará para reírse de los griegos (es una islita de tal país donde transcurren las mismas) y de sus compañeros de vacaciones, mientras le ocurren desgracia tras desgracia.

No es así. Realmente, las vacaciones de que disfruta el protagonista (Herbert) son convencionales: vuelo y estancia con régimen de comidas, con su piscina, su bufet, su playa y sus excursiones. El tema de la catástrofe queda aparcado cuando llega por primera vez al restaurante y la comida de la parece bien. Todo sale razonablemente bien en su viaje, con las excepciones que se puedan producir en cualquier viaje normal. Tampoco conocerá grandes fracasos sentimentales ni hará demasiado el ridículo, aunque no pueda faltar alguna escena de auto-humillación.

Hay comentarios satíricos suaves, y el típico malentendido de lenguas, pero tampoco por ahí van los tiros. Lo que saca a esta novelita de la mediocridad absoluta son las pequeñas venganzas que se toma de algunos de sus compañeros turistas (por ejemplo, comerse todas las croquetas de los platos infantiles para fastidiar al padre de una criatura). Y, sobre todo, algunos de los díalogos que el protagonista desliza para conseguir sus oscuros fines, o respuestas inesperadas que suelta en algunos casos. Por ejemplo, gran parte de la narración orbita en torno a Herbert tratando de enemistar a una pareja de enamorados, para atraerse a la chica. Pues bien, son las tramas que urde para conseguir esto, así como las frases que desliza en sus diálogos con ambos, lo que más interés despierta en este libro.

Poco más que añadir. Es un librito sin pretensiones, con el que pasar un rato agradable sin más.

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