viernes, 19 de junio de 2020

Das Mädchen vom Goldenen Horn, de Kurban Said

Segunda y me temo que última novela que voy a poder leer del autor, porque su restante obra es a base de libros de no ficción, que no digo que no vaya a leer, pero que ya no serán novelas. Confirmado que Kurban Said es el seudónimo de Essad Bey / Lev Nussimbaum, pues en esta edición se incorpora un resumen de su biografia. De la lectura de la misma se puede deducir que sus dos novelas tienen rasgos bastante autobiográficos.

Para el lector despistado, recordaré que la otra novela del autor es Ali und Nino, una verdadera maravilla que leí hace poco, y que de momento  ha sido el descubrimiento del año, tanto novela como autor, al que calificaría como un Amin Maalouf en alemán.

En este "Muchacha del Cuerno del Oro", se mantiene el nivel literario y de interés que ya suscitó en mí Ali und Nino. Aunque la historia es muy distinta, como lo es el punto de vista del narrador, el tema fundamental de diferencia entre Oriente y Occidente se mantiene idéntico.

En esta ocasión, la protagonista es una princesa turca, huída de Estambul a Berlin tras la caída del imperio otomano. En la capital alemana se dedica al estudio de lenguas orientales (impresionante dominio de las mismas por Kurban Said, como demuestra en el primer capítulo de la novela). "Sie sprach türkisch – die Sprache der Ahnen, sie sprach arabisch – die Sprache Gottes , und sie sprach persisch, die Sprache der Liebe." ("Ella hablaba turco, la lengua de sus ancestros; hablaba árabe, la lengua de Dios, y hablaba persa, la lengua del amor"). Con esos mimbres, el padre de Asiadhe, un pacha turco transformado en comerciante de alfombras, no duda en decirle en una fiesta de expatriados: "Der ganze Saal will dich heiraten, Hanum", y, de la misma forma que en Ali und Nino Said consigue que todos nos enamoremos de Nino con una frase, aquí hace lo mismo con Asiadeh y esta otra.


El caso es que Asiadeh está prometida al heredero del trono turco, que vive en New York bajo el nombre de John Rolland dedicado al cine. Cuando Asiadeh conoce al Dr. Hassan, médico divorciado vienés, y se enamora de él, pedirá permiso a su príncipe antes de casarse, cosa que éste le dará sin titubeos, porque el mundo ha cambiado.

Y desde este mismo momento comienza la confrontación Oriente-Occidente. Para la princesa turca, la profesión de médico es de baja estofa, y no comprende como siquiera puede tener coche. Sus poderes quedarán más esclarecidos cuando, en su luna de miel por Belgrado y Sarajevo, antiguos dominios del pachá, Hassa es capaz de curar a un Derviche, hombre sagrado, al que todos daban por muerto. Asiadeh pasa a contemplar a su marido con nuevo héroe, capaz de rescatar al vivo de la muerte, "Asiadeh blickte auf Hassas Hände, die Säbel und Speere zu führen verstanden, die so ganz anders waren als die klirrenden Waffen der Janitscharen."

En el retorno a Viena, el contraste crece, no sin anter deleitarnos con esta comparación: "Diese Stadt ist wie ein weißes Mädchen an der Brust eines schwarzen Sklaven" El momento culminante quizá sea ese en que el Dr. Kurz, amigo de Hassa, trata de violar a Asiadeh; y ante la queja de ésta a su marido, contempla sorprendida como, en lugar de matarle, Hassa le cura la oreja que Asiadeh le ha mordido en defensa propia. De la vida en Viena hay que quedarse con las escenas festivas, la Navidad, el Carnaval y también una imaginada escena de imposición del manto del Profeta. En ellas brilla el talento descriptivo de Said, capaz de meternos en los salones vieneses con una facilidad inusitada.

En paralelo, el príncipe turco exiliado, decide viajar a Europa por diversos motivos, siempre en crisis por su situación y su pasado. Su curiosidad le llevará a contactar con Asiadeh (en Semmering, montañas al sur de Viena) y a tratar de reclamar lo que debió ser suyo. Ello conlleva la confusión de Asiadeh, partida entre dos mundos: "Pflicht und Schande, Ehre und Lust waren plötzlich in einem wirren Bündel verflochten, und sie wußte nicht mehr, ob die Pflicht sie zum Prinzen zog oder die Liebe bei Hassa zurückhielt". ¿Cómo cumplir su destino principesco y al mismo tiempo mantener la fidelidad debida a su marido? Si bien Asiadhe se mantiene firme en su compromiso, lo condiciona a tener hijos, la finalidad última de la mujer y la princesa. Said nos deleita con un maravilloso diálogo al respecto entre Asiadeh y su marido, en el que el doctor parece convencido de la necesidad, que, sin embargo, su profesión le impedirá llevar a cabo. Ello hace que Asiadeh se siente liberada de su compromiso y empiece a elucubrar sobre cómo salir de la situación, lo que conseguirá con la inopinada ayuda de Marion, la ex-mujer del doctor, secundaria de lujo en esta novela.

El último capítulo del libro es una verdadera maravilla, y por si solo justifica esta lectura. Se trata de una carta que escribe Asiadeh a su padre, contándole en resumen toda la historia del libro y los últimos sucesos que la novela no llega a contar. Vamos, como el final de La La Land. El escrito comienza con una frase tan espectacular como ésta: "Ein Papier, ein Briefumschlag, eine Briefmarke, und Raum und Zeit sind überbrückt und Du liest die Gedanken Deiner Tochte" ("Un papel, un sobre, un sello, y saltamos sobre tiempo y espacio, y tú lees los pensamientos de tu hija").

La novela también tiene algunas reflexiones de bastante profundidad sobre la oposición república-monarquía, o sobre la relación del hombre con la naturaleza en Oriente y Occidente ("In der Bändigung der Naturkräfte gewinnt er seine Freiheit und seine Sicherheit"), reflexiones que no han de extrañar una vez conocemos que Said fue también periodista y analista. Del presente, se nos dice:

"Alles Gegenwärtige ist aus den Trümmern des Vergangenen errichtet. Fatih Mohammed zerstörte Byzanz und errichtete Istanbul.", con lo que Asiadeh justifica su amistad con la ex de su marido, Marion, algo incomprensible para éste y sus amigos. Y del amor, citando al poeta persa Hafiz, "Von der Liebe spricht man nicht, von der Liebe sprechen die Hände, die Augen, der Schleier, der in der Hochzeitsnacht herabgleitet" ("Del amor no se habla, del amor hablan las manos, los ojos, el velo, que se retira en la noche de bodas").
Y tampoco quiero olvidar la larga referencia al "Libro de la Sabiduría" de Usama ibm Munkyz, quien en la edad Media se infiltró en el reino de los francos, y en el libro citado nos cuenta sus sorprendentes costumbres a la luz de un creyente. Asiadeh reflexionará en su lectura sobre como toda la historia parece recurrir una y otra vez: "Nichts vergeht in der Welt des irdischen Kreislaufs, Gedanken, vor Jahrhunderten gedacht, leben weiter, führen ein unwirkliches Dasein im Staube der Bibliotheken, in den gelblichen Bogen alter Manuskripte. Plötzlich verwandeln sie sich in lebendige Taten, in erdhafte Geschehnisse, und weiter geht der schattenhafte Reigen, der den Erdball umfaßt wie ein Ehering den Finger." Trato de traducirlo, aunque pierde mucho: "Nada se pierde en el mundo de los ciclos de la Tierra, pensamientos pensados hace siglos, siguen viviendo, tienen una vida sin consecuencias en el polvo de las bibliotecas, en los rollos amarillentos de antiguos manuscritos. De repente, se transforman en hechos vivos, en sucesos terrenales, y así siguen en corros de sombras, que rodean a la Tierra como una alianza al dedo".
 
Me ha entusiasmado esta novela, como ya me pasó con Ali y Nino. Una pena que no escribiera más del género. Ahora toca echar un vistazo a su obra de no ficción a ver si merece la pena. Para el lector interesado, me temo que no haya traducción al español, pero sí que la hay de la recién citada, así que, de verdad, lea aquella. 

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