martes, 9 de junio de 2020

Todo es Obvio ("Everything is Obvious"), de Duncan Watts

Este libro me ha resultado super-interesante e instructivo. Me gusta el estilo sobrio del autor y el manejo que hace teorías psicológicas y sociológicas, en este caso, para explicar los límites del "sentido común" de cara a su aplicación a problemas sociales, como pueden ser política, planificación o marketing. Porque, como nos dice Watts, para reivindicar la utilidad de la sociología como algo más que un conjunto de obviedades, "The paradox of common sense, therefore, is that even as it helps us make sense of the world, it can actively undermine our ability to understand it."


El punto de partida es la definición de lo que llamamos sentido común, que Watts asimila a un conocimiento colectivo tácito, y define con más extensión como un "loosely organized set of facts, observations, experiences, insights, and pieces of received wisdom that each of us accumulates over a
lifetime, in the course of encountering, dealing with, and learning from, everyday situations." El sentido común es una herramienta indispensable para nuestro día a día y resuelve de forma efectiva y rápida las situaciones que confrontamos constantemente; es inexplicable, y varía muchísimo entre lugares y culturas, pero nos permite de forma automática identificar los factores relevantes en cada situación, de entre la miriada de posibilidades ("the list of potentially relevant facts and rules is staggeringly long. Nor does it help that most of this list can be safely ignored most of the time—because it’s generally impossible to know in advance which things can be ignored and which cannot"). Es por ello que resulta imposible su réplica con inteligencia artificial.

Sin embargo, el sentido común no es útil para anticipar el comportamiento de muchas personas en lugares alejados en el tiempo o en el espacio, y estas es quizá la tesis fundamental de su libro. Aplicar el sentido común a decisiones sociales, políticas y empresariales es una receta para el desastre. A grandes rasgos, son tres las razones que da Watts para justificar esta afirmación:
1) Nuestros sesgos psicológicos cognitivos. Efectos como "priming, framing, anchoring, data availability, motivated reasoning, loss aversion" hacen que nuestro pensamiento sea muy poco fiable.
2) La sociedad humana tiene propiedades emergentes que son imposibles de explicar a partir de los rasgos individuales. Es delicioso el ejemplo en que nos explica cómo la Mona Lisa ha llegado a ser el cuadro más famoso de la historia, algo que ocurrió en el siglo XIX y a raíz de su robo, y que no se podría haber anticipado por sus características técnicas. Desarrolla asimismo los "modelos de ventaja acumulativa", en los que diminutas variaciones iniciales de algunos parámetros pueden explicar divergencias enormes en resultados.
3) Los fenómenos sociales se explican muchas veces mejor por la estructura de las redes sociales que por las características concretas de los individuos. En este caso, el ejemplo en que se soporta es el de los "small worlds" o "principio de los seis grados de separación", que nuestro sentido común atribuye erróneamente a determinados individuos hiperconectados.

Una vez establecido por qué el sentido común no ayuda en determinadas explicaciones, Watts desarrolla dos casos en que estas limitaciones son aparentes: la Historia (como disciplina científica) y las predicciones.

Al respecto de la historia, nos explica que el sentido común nos lleva a caer en la falacia post-hoc, alimentada por dos sesgos psicológicos, "creeping determinism" y "sampling bias". Realmente, la Historia consiste en contar historias que cumplan con los hechos conocidos, algo en lo que nuestro sentido común es extraordinariamente bueno. Pero, claro, es imposible que esa sea la Historia real, puesto que las personas que las vivieron no podían apreciar en esos momentos lo que estaba pasando, pero es que tampoco se puede establecer su sentido hasta observar sus consecuencias en el futuro.

Y respecto a las predicciones, el problema no es tanto que seamos malos o buenos haciéndolas, sino que no sabemos distinguir cuáles hacemos bien de cuáles hacemos mal. Más aún, ni siquiera sabemos qué es lo relevante predecir, hasta que vemos los acontecimientos de forma retrospectiva. "Making the right prediction is just as important as getting the prediction right."

Llegados a este punto, y ya alerta sobre las deficiencias que presenta el sentido común para las decisiones sociales y políticas, Watts propone fórmulas para tratar de disminuir sus nocivos efectos. Siendo muy sintético, sus formulas se resumen en nunca fiarse de uno mismo para estas decisiones, sino tender a basarse en datos externos, cosas que se puedan medir, y también en opiniones de varias personas, cuantas más mejor ("poll many individual opinions—whether experts or not—and take the average").

Al respecto de las predicciones nos dice que hay límites estrictos sobre la exactitud con que podemos predecir. Pero, lo positivo es que "it seems that one can get pretty close to the limit of what is possible with relatively simple methods". Lo que es coherente con el método de valoración tan sencillo que usa Paramés para sus inversiones en valor, como ejemplo.

Otra recomendación, inspirada por la estrategia que sigue Zara, del gran Amancio Ortega, es, en vez de tratar de anticipar el futuro, "improve their ability to learn about what is working right now."

Y en uno de los últimos capítulos utiliza los efectos "Halo" y "Matthew" para explicar el éxito diferencial de unos individuos respecto a otros, que en muchas ocasiones no se puede explicar por una diferencia similar de talento, dejando así mucho de explicación a la suerte (esos modelos de ventaja acumulativa). Aunque sigo el razonamiento, y lo comparto en gran parte, yo sí creo que las individualidades cambian el mundo, frente a lo que parece decir Watts de que cualquier otra persona en la misma situación hubiera tenido el mismo efecto. No creo que todos tengamos la misma resistencia a la hora de superar barreras, ni el mismo entusiasmo en la búsqueda de objetivos, y eso puede ser la diferencia entre conseguir algo o no.

Finalmente, Watts aplica sus desarrollos al mismo estudio de la sociología, que se ve afectado por los problemas descritos. "When the subject is human behavior, it is actually hard to imagine anything that social scientists could possibly discover that wouldn’t sound obvious to a thoughtful person, no matter how difficult it might have been to figure it out.". No obstante, reconoce con Internet y las redes sociales, las posibilidades de experimentación en sociología han cambiado radicalmente, lo que quizá permita en el futuro cierto grado de verificación en las "teorías de rango medio" (similares a las predicciones de patrones de Hayek, a quien, por cierto, cita), que son las únicas que de forma realista cabe esperar en sociología.

Como ya he dicho antes, creo que Watts desarrolla magníficamente su tesis, de forma rigurosa, ordenada y amena. Ahora bien, lo que quizá no interese a tanta gente es el tema que desarrolla. A mí me parece imprescindible para interesados en epistemiologia, sociología y, quizá, psicología.

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