sábado, 31 de octubre de 2009

Vaya, vaya

Es curioso como el tiempo nos va poniendo a todos en nuestro lugar. Y es que me tomo esta entrada como "pequeña" venganza contra aquellos que polemizaron conmigo allá por mayo, por el tema del anarcocapitalismo.

Breve recordatorio: cena de la Libertad, discurso de Huerta de Soto en la cena y esta entrada mia en el blog: "El siglo del anarcocapitalismo"
http://ferhergon.blogspot.com/2009/05/el-siglo-del-anarco-capitalismo.html

A raiz de la misma, se produjo un debate sobre la imposibilidad o no del Estado, en el que incluso se puso en duda lo que un servidor había entendido del discurso de Huerta. El debate siguió en el blog de Albert Esplugas, y también en el mio, cuando tuve que hablar de los "muebles de mi cerebro".

Me emplacé a mí mismo entonces a tratar de elaborar una demostración praxeológica sobre la imposibilidad del sostenimiento del Estado, cosa que intuia, pero que no había abordado formalmente. Desde entonces ha llovido algo, y la verdad es que no he tenido tiempo de avanzar en ese trabajo.

Aunque quizá ya no haga falta, pues hace unos días el Mises.org publicó otro de los magníficos artículos de Huerta de Soto, en el que él demuestra la imposibilidad del estado liberal (bueno, la demostración es poco rigurosa, pero las ideas están ahí), después de demostrar que el Estado es innecesario (justo por donde ya había empezado mi demostración). Esta última demostración sí me parece rigorosa e incontestable.

Si no lo habéis leído, no os lo perdais:
http://mises.org/story/3791

Por último, Huerta, con un optimismo desbordado tal vez, nos dice:
"Though this future may seem distant today, at any moment we may witness giant steps forward which will surprise even the most optimistic. Who was able to predict five years in advance that in 1989 the Berlin Wall would collapse, and with it communism itself in Eastern Europe?"
(Curiosamente, yo uso el ejemplo de ciudadanos romanos antes de la caida del Imperio para decir lo mismo).

Así que sí estabamos hablando del Siglo del Anarcocapitalismo.

jueves, 22 de octubre de 2009

A manifestarse contra los empresarios españoles

Cuando se conocen noticias como la que da pie a esta entrada, uno se da cuenta de que el mundo de Ayn Rand no es ni mucho menos ciencia ficción; al contrario, que es una realidad mucho más próxima de lo que quisiéramos reconocer.

Resulta que UGT y CCOO van a salir por fin a manifestarse; y lo van a hacer de la mano del gobierno, contra los empresarios. Sí, repito: se van a manifestar CONTRA LOS EMPRESARIOS, y junto al gobierno. Supongo que bajo los cánticos de la Internacional Socialista. Es tal el tamaño de la estupidez que uno no sabe siquiera si dar crédito.

Es claro que el objetivo es apuntar a la sociedad un culpable de lo que está pasando, en el colectivo de los empresarios. Así, cuando empiecen los desórdenes sociales, la gente se irá a por las tiendas, zapaterías, fontaneros... los culpables de la crisis. En lugar de ir a por el palacio de la Moncloa, las sedes de Ferraz y Génova, o donde leches estén los sindicatos cómplices (o culpables, que uno ya no sabe quien guia a quien en este país).

Lo divertido del caso es que a poco que reflexione uno se da cuenta de lo absurdo de la situación. ¿A qué sale el gobierno a manifestarse? ¿Por qué no se monta un real Decreto para obligar a los empresarios a hacer bien a aquello que según ellos están haciendo mal? ¿Por qué no los lleva a todos a la cárcel si están infringiendo tal decreto? ¿Por qué no los expropia y se pone él a gestionarlo todo? Seguro que nadie le va a poner pegas para hacerlo, ni la justicia ni el Parlamento. Los tres poderes en línea. Que se deje de zarandajas, y regule, regule y regule. Menos chorradas de manifestaciones y haga su trabajo.

El caso es que después de dar vueltas al absurdo, he decidido que ya entiendo por qué hay que manifestarse contra los empresarios. Seguro que el lector me va a entender en cuánto empiece a repasar la nómina de "empresarios" patrios. Y es curioso, porque la mayor parte de la gente no piensa en el tendero, en el zapatero o en el fontanero cuando hablamos de empresarios, que son los verdaderos empresarios en este país, y contra los que sería una locura manifestarse.

La mayor parte pensamos en los Entrecanales (y su pelotazo de Endesa cortesía del gobierno), en los Albertos (y el pelotazo de Kio), en Florentino (y sus pelotazos en ACS), en Botín y demás banqueros y cajeros (arrojando beneficios al tiempo que reciben nuestra generosa ayuda en cantidades multimillonarias), en todos los que están pegando el pelotazo de las renovables, en Cebrían y su Prisa, o en Roures y su Mediapro.

Desgraciadamente, estos tipos son el paradigma de "empresario" para la mayor parte de la gente. Nada más lejos de la cruda realidad a la que se ve enfrentado el verdadero empresario, que arriesga su patrimonio en pos de su sueño de servicio y riqueza.

Yo también me quiero manifestar contra nuestros "pseudos-empresarios". Pero lo que es absurdo es que a esta manifa me acompañe el gobierno, que es su amigo del alma y el que posibilita esta extraña empresarialidad. Y de los sindicatos ya hablamos otro día.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Manipulados hasta con los chistes

Circula estos días por nuestros correos el típico mensajillo gracioso. En esta ocasión, se refiere a dos vacas y cómo se utilizarían según el sistema político. Aquí recojo la mayor parte del texto, ciertamente ocurrente:

Burocratismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
Capitalismo tradicional: Tú tienes 2 vacas. Vendes una y te compras un toro. Haces más vacas. Vendes las vacas y ganas dinero. Luego te jubilas rico.
Capitalismo moderno: Tú tienes 2 vacas. Vendes 3 de tus vacas a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco. Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes las 4 vacas de vuelta, con exención de impuestos por 5 vacas. La leche que hacen tus 6 vacas es transferida mediante intermediario a una empresa con sede en las Islas Cayman que vuelve a vender los derechos de las 7 vacas a tu compañía. El informe anual afirma que tu tienes 8 vacas con opción a una más. Coges tus 9 vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente tus 10 vacas troceadas. Curiosamente durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú sólo tienes 2 vacas.
Economía japonesa: Tú tienes 2 vacas. Las rediseñas a escala 1:10 y que te produzcan el doble de leche. Pero no te haces rico. Luego ruedas todo el proceso en dibujos animados. Los llamas ‘Vakimon’ e incomprensiblemente, te haces millonario.
Economía alemana: Tú tienes 2 vacas. Mediante un proceso de reingeniería consigues que vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen solas. Nadie cree que tenga ningún mérito.
Economía rusa: Tú tienes 2 vacas. Cuentas y tienes 5 vacas. Vuelves a contar y te salen 257 vacas Vuelves a contar y te salen 3 vacas. Dejas de contar vacas y abres otra botella de vodka.
Economía china: Tú tienes 2 vacas. Tienes a 300 tíos ordeñándolas. Explicas al mundo tu increíble ratio de productividad lechera. Disparas a un periodista que se dispone a contar la verdad.
Capitalismo americano: Tienes dos vacas. Vendes una y fuerzas a la otra a producir la leche de cuatro vacas. Te quedas sorprendido cuando ella muere.
Economía india: Tú tienes 2 vacas. Las pones en un altar para adorarlas. Después sigues comiendo arroz al curry.
Economía suiza: Hay 5000000000 vacas Es obvio que tienen dueño pero nadie parece saber quién es.
Economía francesa: Tú tienes 2 vacas. Entonces te declaras en huelga, organizas una revuelta violenta y cortas todas las carreteras del país, porque tú lo que quieres son 3 vacas.
Economía neozelandesa: Tú tienes 2 vacas. La de la izquierda te parece cada día más atractiva
Capitalismo italiano: Tienes dos vacas. Una de ellas es tu madre, la otra tu suegra, ¡¡maledetto!!!
Capitalismo británico: Tienes dos vacas. Las dos están locas.
Economía española: Tú tienes 2 vacas, pero no tienes ni idea de donde están. Pero como ya es viernes, te bajas a desayunar al bar que tienen el Marca. Si acaso, ya te pondrás a buscarlas el miércoles después del puente de San Aniceto

Bueno, una vez echadas las risas de rigor, vamos con las cuatro instancias que faltan, que son las referidas a Socialismo, Comunismo, Fascismo y Nazismo.
Socialismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te obliga a darle 1 a tu vecino.
Comunismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te DA algo de leche.
Fascismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te VENDE algo de leche.
Nazismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita y te dispara en la cabeza.

A nadie se le escapa la visión amable que tienen el socialismo y el comunismo con respecto a sus homólogos tradicionalmente asignados a la derecha. La izquierda es guay hasta cuando hay que repartir vacas. El socialismo te deja una, el fascismo te quita las dos y encima te explota. El comunismo te quita las dos, pero al menos te da leche; el nazismo, te las quita y te pega un tiro.

Propaganda en los lugares más insospechados, propaganda contra la que hay que luchar desde la verdad. Si los nazis fueron malos, los comunistas han demostrado ser mucho más malos y han matado mucha gente más que los nazis. Y los socialistas han demostrado una capacidad insuperable para empobrecer países hasta llevarlos al comunismo, y si no que se lo digan a Cuba o a Venezuela. Tienes los fascistas un record similar? Pero si no han sido capaces ni de mantener los regímenes...

Por todo ello, creo que sería más adecuado a la verdad que circulara el siguiente texto:
Socialismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te obliga a darle 1 a tu vecino rico y otra al Estado. Te dice que es por tu bien
Comunismo: Tú tienes 2 vacas. El estado te las quita, te pega un tiro a ti, a tu familia y a las vacas.

domingo, 18 de octubre de 2009

Lo que da de sí la democracia

Ayer tuvo lugar la manifestación contra la ley del aborto, aquí en Madrid. Dicen que hubo por allí más de millón y medio de personas, y que ha sido la manifestación con más asistentes de la historia. Como estuve allí, y como he estado antes en otras, pueda dar fe de que allí había un mogollón como yo nunca antes había visto. Por ejemplo, había más gente que en la que nos montaron el 12 de marzo contra los atentados, y allí recuerdo no poder moverme.

Es claro que hay muchísima gente en contra de la ley del aborto, pues nunca antes un gobierno se había encontrado con una oposición tal en la calle. Además, es una oposición de la sociedad civil, cuyo liderazgo no se puede imputar ni a otro partido político, ni a la iglesia, ni a otros conspiradores a los que busque Bibiana o ZP su atribución. Por mucho que sus medios digan lo contrario, es ese ente etéreo llamado "sociedad" o "interés general" es que está diciendo un NO sin precedentes a esta actuación.

Pero da igual. Hace un año y medio nos preguntaron qué opinábamos de diez mil cosas a la vez, y nos dieron a elegir solo unas cuantas respuestas: PSOE, PP, IU y unos cuantos partidos políticos más. Desde entonces, esos señores elegidos decidieron que nos representaban y que, por tanto, su opinión coincidía con el interés general. Así que por mucho que un millón y medio de sus votantes les digan que NO, da igual, porque ese millón y medio de electores metieron un papelito en una urna hace año y medio, y meteran otro dentro de 2 años y medio.

Así que tendremos ley del aborto, aunque estemos todos en contra. Lo han decidido los depositarios del interés general, los augures de nuestra voluntad, y procederán con independencia de cual sea ésta, pues ellos son los que la definen.

Esto es lo que da de sí la democracia. Nada. Les da igual la voluntad real de los ciudadanos, porque ellos son depositarios de una mayoría aritmética estúpida, siguiendo las reglas que ellos mismos se dieron, y se dan. ¿Para qué preocuparse de la realidad, si la definen ellos? Total, faltan dos años y medio para la "fiesta de la democracia" en que podremos mostrar nuestra voluntad.

Decían al final de la manifestación a los políticos que la vida es lo más importante. Y digo yo que cómo es posible que la vida pueda estar en manos de los políticos. Eso solo puede pasar en una democracia.

sábado, 17 de octubre de 2009

El nuevo super del barrio

Han abierto un nuevo supermercado en el barrio. Esto, en condiciones normales, ya sería suficiente razón para visitarlos. En las condiciones actuales, que alguien se atreva a abrir un negocio, incluso en Madrid (donde hasta cierto punto tenemos políticas liberales), no deja de ser una gesta heroíca, digna de festejos.

Allá que me voy. La primera mirada al interior es reconfortante. Mucha gente dentro, y muchos empleados. El ambiente que se respira es de entusiasmo. El uniforme de los dependientes inunda de color los pasillos entre las estanterias. Todos están como niños con zapatos nuevos, mejor dicho, con empleo nuevo. Procedamos al interior.

Y en ese momento aflora mi implacable yo. Me deja de importar la novedad del supermercado, me dejan de importar los nuevos empleos creados. Lo único que me importa es si este supermercado me proporcionará mejor servicio que los otros de los alrededores. Sin ningún atisbo de piedad, reviso el surtido. Voy anotando mentalmente qué tiene, qué no tiene, qué tiene que los otros no tienen. Voy fijándome en los precios: ¿hay leche más barata que en el de siempre? Sí, muchos tipos de pescado, y en oferta, pero ¿los precios? ¿Se tardará mucho en la cola? ¿Llevarán bien las cosas a casa?

Me he vuelto malo, sí, soy malo. En mis manos está el futuro de esos trabajadores y de los dueños del supermercado. Y no voy a tener clemencia con ellos. Si no tienen los yogures que voy buscando, me iré al de al lado a comprar. Y si los tienen, pero son más caros, haré lo mismo. Y si no convencen a la suficiente gente de que compre en su tienda, sé que ese número de empleados se reducirá, que las estanterias dejarán de estar llenas, y que finalmente tendrán que cerrar.

Pero, ¿soy de verdad tan malo? Si opto por comprar aquí por lástima y no por servicio, estaré condenando al supermercado de al lado al mismo futuro. Y encima seré injusto con él, pues reconozco que su servicio es mejor, dado que compro en el nuevo por lástima y no por que me guste. ¿Es justo que la gente que lo está haciendo mejor sea la que se vaya al paro por mi culpa?

No tengo que irme tan lejos para poner en duda mi maldad. ¿Qué pasa con mi familia? Si dilapido mis recursos, escasos, en sentimientos de lástima, ¿cómo podré atender mejor sus necesidades?

En fin, que la vida es muy dura, también para los del nuevo super del barrio.

jueves, 15 de octubre de 2009

Ni abuchearles nos dejan

Pues resulta que la clase política lleva fatal lo de que les abucheen en público. Pero que muy mal. Ya llevamos dos polemiquillas desde el verano: la más reciente, el pasado 12 de octubre, donde se produjo el, según el sufridor de los mismos, ya clásico abucheo a ZP antes del desfile de las Fuerzas Armadas. Pero no se olvide entre el fragor mediático que también a los dirigentes de la Generelitat les cayó la suya, en la fiesta de la Diada.

En ambas ocasiones, ha surgido el interesado debate. En vez de plantearse por qué les abuchean, qué nos parece mal a la plebe de las cosas que hacen, se llevan la discusión a si procede realizar abucheos en esos momentos o no. Muy propio de los políticos. Y entran al trapo todos nuestros espléndidos y plurales medios, que se trata de darnos pan y circo.

Ahí tenemos al señor alcalde de Madrid diciendo que estos abucheos pueden ser aceptables en un acto de gobierno, pero no en uno de Estado. Y yo sin darme cuenta de que hay diferencias en España entre una cosa y otra. Por cierto, oportunidad perdida de los abucheadores para hacerle otro tanto a este sujeto, claro que nos hubiera dicho que al no ser un acto de ayuntamiento no eran procedentes. Otrosí, que los abucheos fueran solo para ZP demuestra sin deje de duda que no había madrileños entre los mismos, pues el alcalde se ha hecho tanto o más acreedor a los mismos que el insigne presidente.

Supongo que a no mucho tardar, se propondrá una norma que regule los abucheos del público. En la misma se definirán los lugares y momentos en qué se puede abuchear. Se dejará a las Comunidades Autónomas que definan 3 días autonómicos para abucheo, y a los Ayuntamientos que definas dos locales. Vamos, como los días festivos. Dicha regulación deberá también definir el nivel máximo y mínimo de clamor para que se considere abucheo, así como los insultos posibles a nuestros políticos. Por último, establecerá las sanciones para abucheos fuera de lugar.

Es claro que el interés general hace necesaria esta norma. Y no creo que haya discrepancias al respecto entre los principales partidos nacionales. Se podría llegar incluso a un pacto de Estado, pues es fundamental que el político pueda robar sin que se le moleste recordándole los problemas de sus administrados. En este sentido, este pacto sería continuación del ya establecido para el tema de la justicia. Ni nos dejamos juzgar, ni nos dejamos abuchear.

Es por el interés general.

martes, 13 de octubre de 2009

Dinero y promesas de dinero

Sigo con el tema de la banca de reserva fraccional y su compatibilidad con el liberalismo. Paco Capella respondía a mi anterior entrada diciendo que el banco da una cierta remuneración por el dinero depositado y, además, presta una serie de servicios (domiciliaciones, transferencias...) que en muchos casos son gratuitos y son valorados por el cliente. Todo ello hace que no se pueda decir que la promesa de dinero valga estrictamente menos que el dinero.

Sin embargo, este analisis debe hacerse utilizando las construcciones imaginarias de la escuela austriaca. Esto es construyendo mentalmente la situación, y analizando las consecuencias de varias una sola causa, no todas a la vez. En latins, se dice que es un análisis ceteris paribus.

Por supuesto, la gente puede valorar más una promesa de Euro que un Euro por las razones que cita Capella: promesa de interés, servicios financieros asociados, prestigio, etc. Evidentemente, es una valoración subjetiva que depende de cada inidividuo. No se puede saber ex ante si un determinado individuo valora más 1 Euro o una promesa de 1 Euro de un determinado banco.

Hay otras muchas personas que valoran más cobrar 1 Euro en dinero, a que se lo ingresen en una cuenta. Por ejemplo, los que prefieren no pagar impuestos.

Por eso, es necesario hacer el análisis ceteris paribus, a igualdad de preferencias sobre los restantes aspectos de tener el dinero en una cuenta bancaria. Y en estas condiciones es evidente que, con reserva fraccional, la promesa de dinero vale siempre menos que el dinero, puesto que existe una probabilidad de default (esto es, que el banco no pueda hacer frente a sus pagos).

A igualdad de todas las demás valoraciones, en un banco con reserva fraccional el dinero depositado vale menos que en uno con reserva 100%. Hay una pérdida de valor por ingresar dinero en un banco de reserva fraccional que no se produce al meterlo en un banco de reserva 100%.

Por supuesto, la valoración de dicha probabilidad corresponde a cada individuo (no hay un valor único indiscutible), pero existe. Puede aproximarse tanto a 0 como queramos, pero es estrictamente mayor que cero. El problema es que, en la actualidad, el sistema nos fuerza a ceder valor del dinero al ingresarlo en un banco para poder obtener los demás servicios; no hay opción alternativa.

Además, es imposible que la haya porque el banco que pretendiera una reserva del 100% sería obviamente menos rentable que todos los de reserva fraccionaria, por lo que no encontraría inversores. Item más, ni siquera hay competencia en minimizar la probabilidad de default (esto es, restar valor al dinero ingresado), puesto que las actuaciones de la banca central y gobiernos tienden a igualar dicha probabilidad.

La ilusión en que vivimos de que dinero y promesa de dinero de un banco constituye, posiblemente, una forma alternativa de explicar el origen del ciclo económico, en este caso vinculándolo a la creciente probabilidad de default y consecuente disminución del valor del dinero. Si no se confundieran, no se produciría dicha disminución: el dinero mantendría su valor (ceteris paribus) y la promesa de dinero iría perdiéndolo conforme el banco reutilizara el dinero.

Por último, como ilustra la referencia que dejó Daniel Ballesteros en la entrada, está por ver y demostrar que la banca de reserva fraccionaria sería viable en un mercado libre, compitiendo con la banca de reserva 100%. Intuyo que no sobreviviría, pero no sé si es demostrable.

Ah, y queda lo de probar que es el descalce de plazos la verdadera causa del ciclo. Personalmente, la hipotesis me sigue sin convencer. De hecho, solo me parece convincente si se acepta que el descalce de plazos solo puede ocurrir con reserva fraccionaria, pero, en este caso, sería esta última la causa de los ciclos.

domingo, 11 de octubre de 2009

Reflexiones sobre la banca de reserva fraccional

Al hilo del reciente artículo de Paco Capella sobre el tema, y tras el estupendo debate que tuvimos el viernes en el Instituto Juan de Mariana, anoto algunas de las ideas que ha sacado del asunto. Creo que lo más interesante de la historia es la distinción entre dinero y promesa de dinero para conceptualizar los efectos de la reserva fraccional sobre los depósitos que se hacen en los bancos. Pero vayamos poco a poco.

La tesis que defiende Capella es básicamente, que la banca de reserva fraccionaria es legítima y compatible con el liberalismo, y que además no es la causante del ciclo económico, que el autor atribuye al descalce de plazos sistemático de la banca. Para el no familiarizado con el tema, el descalce de plazos consiste en prestar/invertir a un plazo más largo del plazo en que hay que devolver los fondos obtenidos. Por ejemplo, imaginemos un taxista que se compra el taxi con la Visa, a pagar a un mes. Es evidente que no va a poder generar ingresos a un mes para devolver el préstamo; al contrario, lo previsible es que vaya obteniendo dichos fondos durante la vida del coche. Esto le va a exigir, por tanto, renovar cada mes ese crédito, o se verá obligado a vender el taxi (y renunciar a su fuente de ingresos) para satisfacer su deuda.

Esto, que es insostenible para un particular o un empresario convencional, es la forma en que actúan habitualmente los bancos: captan fondos a corto plazo (cuentas a la vista) y los invierten a largo plazo (hipotecas, por ejemplo).

Desde mi punto de vista, la banca de reserva fraccionaria es compatible con un mercado libre, en el que hay libertad contractual. No creo que haya muchos liberales que aprueben tal prohibición. Más bien, creo, lo que se considera ilegítimo es la reserva fraccional para los contratos de depósito. Porque, por definición, en estos contratos no se transfiere la propiedad, y el depositario ha de custodiar y guardar aquello que se deposita, no utilizarlo para lo que quiera.

En un sistema de banca libre, por supuesto que un banco podría ser de reserva fraccional. Pero imagino que no debería llamar depósito al contrato establecido con sus clientes "depositantes". Porque lo fundamental en las cuentas a la vista legítimas es que el cliente sepa lo que está haciendo: Está sustituyendo dinero por promesas de dinero. Dado que el banco no tiene en todo momento en depósito el dinero prestado (lo usa para sus operaciones), hay una probabilidad de que no se pueda recuperar el dinero en el momento en que se necesita (cosa que no debería ocurrir jamás en un contrato de depósito). Por tanto, las promesas de dinero valen menos que el dinero: 1 Euro vale más que una promesa de 1 Euro, porque ésta puede no cumplirse.

Esto implica que al "depositar" dinero a la vista en un banco de reserva fraccional estoy cediendo valor. Si somos conscientes, no debería haber problema. La gente ajustaría sus intercambios según se le pagara con dinero o con sus promesas, y no se inicia el ciclo económico. Obsérvese que esto NO ocurre en la actualidad. Yo he firmado mi contrato en Euros (no en promesas de Euro) y, sin embargo, se me paga en promesas de Euro. Lo cierto es que también hago la mayor parte de mis pagos en dichas promesas. Con el sistema actual, cada vez que "depositamos" dinero en un banco, este se queda con parte de su valor, la diferencia entre el valor del dinero y el de su promesa. Y no hay opción de que no sea así. Supongo que esta circunstancia se puede casar con un poco más de análisis con el origen del ciclo económico.

Respecto al otro punto, que el origen del ciclo económico es el descalce de plazos (y no la reserva fraccionaria), en estos momentos tengo bastantes dudas. La primera es si es posible el descalce de plazos sin reserva fraccionaria. Y la segunda es comprender de qué forma se originaría el ciclo, con reserva 100%, al producirse el descalce de plazos. Me da en la nariz que esto no se puede probar.

Bueno, pues anotado queda.