lunes, 26 de julio de 2021

Beyond Order: 12 more rules for life, de Jordan Peterson

No creo que Jordan Peterson necesite demasiada presentación, así que me la saltaré. O mejor, me remitiré a la entrada que hice sobre el libro que le lanzó a la fama mundial (12 Rules for Life), que me pareció un libro de autoayuda, algo que no ocultaba, aunque basado en excelentes discusiones teóricas sobre psicología.

El presente es continuación del anterior, como el título proclama a los siete vientos. Son otras 12 reglas que nos propone Peterson, en este caso no tanto para tratar de sobrevivir al caos, sino para ser capaz de enfrentarlo y madurar de esta manera. El problema principal que tiene el libro es que se concentra únicamente en la parte de autoayuda, esto es, en la palabrería de Peterson para convencernos de la utilidad de cada regla, y abandona completamente el análisis teórico (la parte que mejor me pareció en el primer libro) y muy pocas veces incorpora ejemplos de la vida real. Así pues, coge la parte menos interesante para mí y es con la que llena el libro.

Es más, como se ve forzado a cubrir un determinado espacio, recurre muchísimo a su primera investigación, referente a la simbología universal de las historias como parte de nuestro acumen psicológico, y utiliza bastante material (que asumo) proveniente de la misma. Este material, pudiendo ser interesante, es muy abstracto para poder materializarse de forma simple en consejos de autoayuda o incluso para justificarlos. Francamente, no parece nada serio apoyarse en las andanzas de Harry Potter para justificar su regla II, por ejemplo. O en el cuento de la Bella Durmiente para su regla XI.

Y no es que Peterson no escriba cosas interesantes, y lo haga de forma razonablemente bien. El problema es que, desvinculado de base científica, para mí se queda en charlatanería, por muy bien argumentada que esté y por mucha reputación que tenga el autor. Creo que son temas que se pueden tratar desde la ciencia y no me gustan los argumentos de autoridad, a menos que estén basados en experiencias explícitadas. No dudo de que Peterson la tenga, pero no es en eso en lo que suele apoyar su discurso.

Quien lea a Peterson, por lo demás, se encontrará con un estilo característico que nos pinta la vida como algo extremadamente complejo y en que la mera cotidianidad requiere esfuerzos heroicos. Un ejemplo de los muchos que podría traer: "You face, or will face, terrible, chaotic forces, and you will sometimes be outmatched. Anxiety, doubt, shame, pain, and illness, the agony of conscience, the soul-shattering pit of grief, dashed dreams and disappointment, the reality of betrayal, subjection to the tyranny of social being, and the ignominy of aging unto death—how could you not degenerate, and rage, and sin, and come to hate even hope itself?" Creo que ver la vida así puede ayudar a determinadas personas que lo están pasando mal, pero también pienso que si realmente se requirieran esfuerzos heroicos para la vida diaria haría mucho que nos habríamos extinguido.

En cuanto a las reglas, no me voy a entretener con ellas, pues lo que me gustaría es ver su justificación psicológica, y es algo que esta vez Peterson no proporciona. Uno puede estar más o menos de acuerdo con ellas, muchas parecen muy razonables, pero eso no las da especial validez. En particular, la regla VIII ("Try to make one room in your home as beautiful as possible") me parece especialmente absurda, por mucha palabrería con la que la adorne el autor. Llega a recomendar que tengamos alguna obra de arte en casa!

En el otro extremo del abanico de interés se sitúa la regla I, que me parece con diferencia la más acertada y mejor razonada, aparte de combinas aspectos psicológicos y sociológicos. Dicha regla la enuncia así: "Do not carelessly denigrate social institutions or creative achievement." y en ella nos propone una reflexión filosófica extraordinaria sobre el equilibrio entre el conservadurismo de las instituciones y su necesaria renovación para adaptarse a las cambiantes necesidades humanas. Es un tema que repetirá en otras reglas, y que tiene su reflexión en los personajes arquetípicos de las narraciones.

Sobre la importancia de seguir las reglas para poder ser un individuo saludable psicológicamente, Peterson no tiene dudas: "The best player is therefore not the winner of any given game but, among many other things, he or she who is invited by the largest number of others to play the most extensive series of games." E insistirá enormemente en que para poder cambiarlas, primero hay que conocerlas y entender su razón última. Porque las reglas y las instituciones tarde o temprano se corrompen o son corrompidas, y entonces es fundamental que alguien sea capaz de innovar y cambiarlas: "The ability to conform unquestioningly trumps the inability to conform. However, the refusal to conform when the social surround has become pathological—incomplete, archaic, willfully blind, or corrupt—is something of even higher value, as is the capacity to offer creative, valid alternatives." O sea, aún más importante que cumplir las reglas, siempre mejor que incumplirlas, es ser capaz de ir contra ellas cuando han pasado a ser destructivas para la sociedad. Hágase la lectura respecto a las normas que nos han puesto en relación con el COVID. 

Por cierto, tampoco tiene dudas sobre cuál es el motor de este cambio, en una de las frases que más acertadas me parecen de todo el libro: "The sovereign individual, awake and attending to his or her conscience, is the force that prevents the group, as the necessary structure guiding normative social relations, from becoming blind and deadly."

En suma, esta regla nos dice que hay que tener respeto tanto por las costumbres como por los que quieren cambiarlas, porque puede haber buenas razones para ello. A eso yo añado, basado en su última frase, que es solamente el individuo siguiendo a su conciencia el que puede hacer cambios positivos, y que en ningún caso los esperamos de entidades estatales o administrativas.

Por supuesto, con todos los pensamientos que derrama Peterson en este libro, hay muchos más que merecen la pena, fuera del capítulo I. Dejo aquí un par que quizá merezcan mayor reflexión:

- Sobre la búsqueda de la felicidad, atención: "it is unlikely that whatever optimizes your life across time is happiness."

- Sobre el sentido de la vida: "People need meaning, but problems also need solving. It is very salutary, from the psychological perspective, to find something of significance—something worth sacrificing for (or to), something worth confronting and taking on."

Por último, resulta que Peterson debe de tener también su punto de sentido del humor, aunque rara vez sea capaz de asomar en la oscuridad de su estilo narrativo. Aquí hay un ejemplo, aunque no es el único, en el contexto de las relaciones afectivas con la pareja y la búsqueda de la media naranja:
"Apart from that, if there was someone out there who was perfect, they would take one look at you and run away screaming. Unless you are deceiving someone, why would you end up with anyone better than you?"

Prácticamente desde la regla II he estado leyendo este libro casi por oficio. No porque no me resultara interesante lo que decía el autor, sino porque echaba de menos su base científica. Así que difícilmente puedo recomendar su lectura, ni siquiera a quienes busquen un libro de autoayuda. Estos últimos se pueden quedar con las reglas, pero su explicación quizá les resulte demasiado abstracta como para resultarles de provecho. 

jueves, 22 de julio de 2021

M. El hombre de la providencia, de Antonio Scurati

Se trata de la segunda parte de la biografía de Mussolini, que al parecer se extenderá a cuatro volúmenes. La primera parte (M. El hijo del siglo) me sorprendió muy gratamente y, tras leer ésta, será inevitable que lea las dos restantes, pues mantiene el nivel de la primera. Eso sí, no las esperaré con tanta ansia como Juego de Tronos.

En esta segunda parte se recoge el periodo de 1926 a 1932, o sea, los años en que Mussolini se dedica a desmontar la democracia italiana para crear su dictadura fascista. Y ya anticipo que, para mí, sigue sin quedar claro en qué consiste el fascismo, salvo que era lo que don Benito dijera que era, de la misma forma que ahora el fascismo es lo que los comunistas y socialistas dicen qué es.

El libro es interesante por dos motivos: uno es obvio, la figura de Mussolini, que yo desconocía casi completamente, y pienso que es mejor abordar su conocimiento a través de biógrafos hostiles como puede ser el caso de Scurati. La segunda no es tan obvia, y es la calidad literaria que exuda el autor: Scurati escribe muy, muy bien, da gusto leerle, y eso que se limita a contar cosas que tiene descritas en las notas históricas que nos refiere al final de cada capítulo y que soportan su investigación. Un par de botones de muestra:

"Hace más de media hora que Benito Mussolini deambula por el espacio metafísico de la Sala del Mapamundi en busca de su lugar en el cosmos"

"Siempre hay algún filósofo de la historia, desconocido para la Historia, dispuesto a recoger un puñado de firmas para grabarlas al pie de su manifiesto, redactado con fina escritura, que deja navegar, durante uno o dos días, hacia el océano del olvido como una flota armada para la empresa del rencor."

En cuanto al aspecto histórico, para mí está siendo un completo descubrimiento, y más aún cuando lo ponemos en contexto y en paralelo con las asechanzas de tirano en potencia que "gobierna" en la actualidad España, pues hay tantas coincidencias como para hacer pensar que Pedrito, o alguien de su entorno, conoce bien el fenómeno fascista. Por ejemplo, algunos dicen del ascenso de Bolaños es por su capacidad legal para tratar de encajar jurídicamente en la Constitución las leyes que van a acabar con ella. Algo parecido hará Mussolini con uno de sus adláteres, "Mussolini le ha confiado la redacción de las leyes liberticidas. El derrocamiento del Estado liberal está listo: ya no es el individuo el que cede parte de sus libertades al Estado para recibir a cambio protección y cuidados, sino el Estado el que otorga, con una exorbitante tasa de interés". Obsérvese que algo parecido nos está pasando para recuperar las libertades de movimiento y negocio que teníamos antes del COVID. Ahora parece que no llevar mascarilla deba de ser un derecho que nos otorgue el Estado.

Pero, siguiendo a la búsqueda de parecidos, algo que no tendrá nunca Pedrito será la popularidad de Mussolini, al menos en sus primeros tiempos. Mientras al primero le insultan y chillan por las calles, esto le pasa a Mussolini: "Por la tarde, miles de romanos en desasosiego se agolpan en la calle que conducirá a Mussolini a la sede del partido. Muchos de ellos, de rodillas, se limpian los ojos relucientes de lágrimas."

Bueno, dejo esta línea de argumentos, por muy tentadora que pueda ser. Desde el punto de vista de acontecimientos, la narrativa orbita en torno a cinco temas: la conquista de Libia, la corrupción del fascismo en Milán, las negociaciones con el Vaticano, los atentados contra Mussolini y, por supuesto, el desmantelamiento de la democracia italiana en favor de la dictadura fascista. 

Por supuesto, el tema que a mí más me interesa es el último. En primer lugar, no me parece nada relevante la oposición democracia-dictadura, y tampoco lo sería para nadie, si no fuera porque se ecualiza en mucha gente, y también en Scurati, democracia con libertad y dictadura con esclavitud (o l que sea). Pero esa ecualización es incorrecta por muchas razones sobre las que no voy a entrar. Así pues, más democracia (whatever es "más" signifique) no implica más libertad, ni más democracia menos. Muy rápidamente, democracia y política son relevantes en la medida en que se acepte la existencia de intereses comunes, como medio para acordarlos. Pero si se decide que no hay intereses comunes, entonces no hace falta política ni democracia, solamente individuos actuando libremente en pos de sus intereses individuales o colectivos. Es por ello que no me parece nada terrible, como sí a Scurati, que "La vida política en Italia, poco a poco, va apagándose y con ella se apaga también la vida pública." conforme avanza la dictadura de Mussolini. Es más, la gente está harta de la vida política y lo que quiere es su vida, sin adjetivos. Igual eso es lo que pasaba con Mussolini: menos política y más libertad económica. ¿Por qué Scurati nunca nos habla de la cuantía de impuestos que pagaban los italianos de la época? Ese sí que es un buen proxy de la libertad, y no la posibilidad de discutir sobre política.

En esta línea, parecen muy interesantes los apuntes que da Scurati sobre la política económica de Mussolini, al menos durante estos años. Quizá sería interesante profundizar sobre ella. Porque lo que se deduce de lo que dice Scurati es que Mussolini tenía un gran respeto por el dinero de la gente y trataba de mantener el valor internacional de la lira, lo que en términos económicos significaba que evitaba políticas inflacionarias (las comunes en la democracia y que se comen el valor de nuestros ahorros). El problema es que Scurati no parece saber economía, y desliza frases que parecen imposibles. Por ejemplo: "Con el propósito de contrarrestar la pérdida de valor adquisitivo generada por la revalorización forzosa de la lira, se crean comités intersindicales en cada provincia para la fijación de los precios máximos y mínimos..." ¿Cómo puede ser que la revalorización de la lira produzca pérdida de valor adquisitivo? Si las liras que tengo o me dan valen más, ¿cómo es que pierdo poder adquisitivo? Así que esos hechos se producirían por otras razones. 

Consciente de esto, resulta difícil adentrarse en las confusas brumas con que Scurati rodea la política económica. Otra afirmación, decididamente socialista: "al humilde trabajador le cuesta entender el prestigio internacional de una lira a cuota 90, así como la dignidad contable de un presupuesto estatal cerrado con superávit o el éxito alcanzado por el préstamo Littorio." O sea, que os trabajadores no se benefician de que la lira mantenga su poder adquisitivo o de que el Gobierno no gaste más de lo que ingresa. Lo cierto es que las consecuencias de esa política, que parece, como digo, de austeridad, son que Italia pasa a ser uno de los países referencia del mundo, incluyendo en artes, ciencia y tecnología, como vemos a través de las cosas que Scurati nos cuenta. Y, de hecho, la crisis del 29, debida a la política monetaria laxa en EEUU, no parece tocar a Italia, al menos no habla de ella Scurati ni de pasada.

Esta segunda parte de la vida de Mussolini a mí me ofrece más luces que sombras, siento decirle a Scurati. Yo también estoy dispuesto a sacrificar mis discusiones políticas a cambio de que me bajen los impuestos y no pierdan valor mis Euros, aunque no pueda votar cada 4 años quién me va a robar. Me parece una lectura muy recomendable, y esperaré con impaciencia la tercera parte, pesa a la clara filiación izquierdista del autor.

martes, 13 de julio de 2021

Moi et François Mitterrand, de Hervé Le Tellier

Cortísima obra de este autor, a quien acabo de descubrir con la lectura de su "La anomalía". Y me ratifico en que puede ser uno de los descubrimientos del año, porque he disfrutado bastante con su lectura.

El planteamiento es muy sencillo: se trata de un intercambio de cartas entre el autor y los sucesivos presidentes de la República Francesa, empezando obviamente por Mitterrand, y siguiendo con Chirac, Sarkozy y Hollande.

La parte divertida es que la carta que recibe de los Presidentes en respuesta a sus inquietudes consiste siempre en el mismo texto, un texto estandarizado de respuesta a las misivas de los ciudadanos. Y es divertido porque Le Tellier lo interpreta de formas distintas según sus circunstancias personales y sus simpatías con el Presidente en concreto.

Como muestra, este párrafo comparando la misma frase según la respuesta venga de Mitterrand o de Chirac:

"le puissant « Ne doutez pas, cher Monsieur, etc. » de François, la vigueur de son engagement à répondre, prend sa source– je crois l’avoir déjà souligné – dans une tradition catholique romaine solidement ancrée. Jacques Chirac écrit en revanche un bien fade : « Ne doutez pas, cher Monsieur, etc. ». Ah, oui, là, on est loin de cette fierté paysanne, admirablement française."

Claro que esta primera impresión se mostrará como engañosa conforme incremente sus intercambios con Chirac:

"Je le reconnais, j’ai très vite aimé correspondre avec lui. C’était tellement plus simple qu’avec François… François qui m’impressionnait par sa culture et sa prestance, et dont chaque lettre me faisait sentir sur la nuque le souffle du vent tragique de l’Histoire. Au contraire, j’appréciais chez Jacques son ton si naturel et j’aimais son sympathique côté hussard." (no se olvide, el texto de las cartas de los Presidentes es siempre el mismo).

Un momento especialmente divertido es cuando recibe una carta de Mitterrand tras la muerte de éste, sin duda por errores de Administración: "Stupéfiant. J’ai reconnu d’emblée le style inimitable de François. Je retrouvais dans ce texte tant de tournures qui m’étaient familières que je ne pouvais pas douter : François était vivant."

En fin, una lectura divertida y breve (ya se sabe, lo bueno...) que merece la pena.

SPOILER: Parte de la gracia cuando lees el libro es que Le Tellier incorpora las cartas originales recibidas de los Presidentes, además de los documentos que él les hace llegar. Sin embargo, resulta que ninguna de esta correspondencia tuvo realmente lugar, y al final Le Tellier nos dice que todos los documentos los ha pergeñado él. Bueno, evidentemente le resta gracia, pero como para entonces ya has terminado el libro, que te quiten lo bailao.

lunes, 12 de julio de 2021

Travesía del horizonte, de Javier Marías

Tras leer Berta Isla y Tomas Nevinson, y por mi inveterado afán de completitud, me puse a leer un par de cosillas que tenía por ahí de Javier Marías. "Cuando fui mortal", de cuentos, pasó sin más pena ni gloria. Esta en la segunda de dichas obras, y la verdad es que no dará mucho de sí la entrada.

Es un libro escrito a principios de los 70, donde Marías dista de ser un escritor madura. La novela es mediocre y carente de interés. No interesa lo que cuenta, ni Marías ha descubierto todavía su inconfundible estilo, por lo que tampoco tiene interés la forma narrativa.

Es en cierto modo un experimento, pues se nos cuenta la lectura de una novela por parte de un amigo al protagonista, una novela que para el lector es una verdadera obra maestra, hasta que, precisamente por su lectura al amigo, descubre que la obra no deja de ser mediocre: "no había asociado La travesía del horizonte más que conmigo y con las cuatro paredes de mi despacho, sin calcular el efecto que podría hacer en otras personas, en otros lectores. Sin pensar verdaderamente en ello, estaba convencido de que sólo podrían opinar lo mismo que yo." Lo que, en el fondo, expresa el drama o tragedia del escritor y, en general, de cualquier creados: a uno lo que hace le suele parecer una obra maestra, pero lo cierto es que tal sanción corresponde únicamente al mercado, a los lectores (y no a los críticos, ni mucho menos a la Administración Pública).

Por lo demás, Marías da muestras de su pericia técnica, al ser capaz por momentos de anidar hasta tres relatos: el primero en que se está leyendo la novela (llamada casi igual que la de Marías, salvo por el artículo inicial); el segundo, los hechos que cuenta la novela que se está leyendo; y el tercero, la historia que cuenta Victor Arledge, uno de los protagonistas de la novela que se está leyendo, a los demás personajes de la misma. De hecho es esta historia, sobre aventuras en la Polinesia del capitán Karrigan, la única que en cierto modo me resultó de interés.

Poco más que decir, salvo quizá esta frase que explica el título de ambas novelas: "Genuinos representantes de una sociedad que -como la nuestra- sólo concibe la existencia como una travesía del horizonte liberada de obstáculos y colinas, como una travesía realizada con fines eminentemente contemplativos".

No puedo recomendar la lectura de esta novela, aunque no exija una gran inversión de tiempo. No creo que guste ni a los acérrimos de Marías.

jueves, 8 de julio de 2021

Muerte en Venecia ("Der Tod in Venedig"), de Thomas Mann

 De Thomas Mann ya tengo a mis espaldas Die Buddenbrooks, la novela sobre la familia de Lübeck, lectura con la que disfruté bastante. Tenía pendiente ésta otra, y también la que dicen que es su obra culminante, Der Zauberberg (La montaña mágica). De momento, me he leído la primera, que es cortita y llevadera, y seguiré acumulando ganas para abordar la lectura de la segunda, que es una novela de otra dimensión completamente distinta.

No voy a descubrir a nadie que Mann escribe bien. Destacan en él esas frases largas, eternas. Para un lector rudimentario en alemán como un servidor, son siempre un reto. Y el reto se salva razonablemente bien cuando las frases son más descriptivas o se refieren a la vida, por así decirlo, exterior. Pero cuando son reflexiones íntimas, la cosa se complica bastante. Y es que esa capacidad de inventar palabras que da el alemán es precisamente en esos lances cuando da de sí, y nos deja a los no alemanes de nacimiento un poco fuera de juego (aunque empiezo a sospechar que también descoloca al alemán medio). A esto hay que añadir la manía de Mann de distorsionar la escritura del alemán cambiando sistemáticamente las diéresis (umlaut) de determinadas vocales por una "e", lo que alarga las palabras y las hace menos reconocibles. Por ejemplo, escribe "Vorzuege" en vez de el acostumbrado "Vorzüge"

Esta obra, pese a su título, no tiene nada que ver con las novelas de Agatha Christie, esto no va de un asesinato en Venecia que da pie a una investigación policial en tan sugerente marco. Se trata de más bien de las reflexiones del protagonista, Aschenbach. Este tipo es un autor de reconocida fama, a la búsqueda de inspiración para nuevas obras. En el primer capítulo de los cinco del libro, Aschenbach desarrolla su crisis existencial, para la que parece encontrar una solución: viajar. No me cabe duda de que este capítulo es magnifico, y seguramente el mejor del libro, pero en él me he confrontado con el obstáculo que describo en el párrafo anterior, por lo que no creo haberle sacado todo el jugo posible. Muy interesante, al hilo, esta reflexión, coincidente con el análisis que sobre la Mona Lisa hace Duncan Watts en su Everything is Obvious"Die Menschen wissen nicht, warum sie einem Kunstwerk Ruhm bereiten. Weit entfernt von Kennerschaft, glauben sie hundert Vorzuege daran zu entdecken, um so viel Teilnahme zu rechtfertigen; aber der eigentliche Grund ihres Beifalls ist ein Unwaegbares, ist Sympathie."

A partir de aquí, la lectura se hace más asequible, pues pasa a ser más descriptiva, siguiendo los pasos del viaje de Aschenbach, que le llevan inicialmente a una isla en el Adriático, en la que sus aspiraciones no se cumplen, y consecuentemente de vuelta a Venecia. Y digo de vuelta porque ya había estado en el pasado, sin especial buen recuerdo de la estancia. De la llegada a Venecia , Mann tiene este trazo magistral: "auf dem Bahnhof in Venedig anlangen, einen Palast durch eine Hintertuer betreten heisse, und dass man nicht anders als wie nun er, als zu Schiffe, als ueber das hohe Meer die unwahrscheinlichste der Staedte erreichen sollte." Obvio es decir que Aschenbach llega en barco.

El hotel de Aschenbach está realmente en el Lido, la playa de Venecia, y es allí donde dejará transcurrir el tiempo en busca de inspiración, con visitas puntuales al centro de la ciudad. Lo digo para aquel que estuviera esperando insignes descripciones de la ciudad de las mil islas. Y la fuente de inspiración se le muestra realmente a poco de llegar, en forma de un chaval polaco llamado Tadzios, por cuya belleza queda impresionado, y que le tendrá obsesionado el resto de la estancia. "Und zwar ging sein Verlangen dahin, in Tadzios Gegenwart zu arbeiten, beim Schreiben den Wuchs des Knaben zum Muster zu nehmen, seinen Stil den Linien dieses Koerpers folgen zu lassen, der ihm goettlich schien, und seine Schoenheit ins Geistige zu tragen, wie der Adler einst den troischen Hirten zum Aether trug." Vamos, que el libro incorpora ya los elementos de los que ninguna serie contemporánea puede prescindir.

La estancia de Aschenbach se ve perturbada por algunos eventos normales, como una tormenta de brillante descripción ("Ein Rosenstreuen begann da am Rande der Welt, ein unsaeglich holdes Scheinen und Bluehen, kindliche Wolken, verklaert, durchleuchtet, schwebten gleich dienenden Amoretten im rosigen, blaeulichen Duft, Purpur fiel auf das Meer, das ihn wallend vorwaerts zu schwemmen schien, goldene Speere zuckten"), y en algún momento Aschenbach se vuelve a hartar de Venecia y decide cancelar anticipadamente su viaje, lo que es impedido por una serie de factores externos e internos, muy relacionados los segundos con la presencia de Tadzios. 

Sin embargo, de fondo hay algo oscuro que no llega a los turistas, un Mal: "" "Ein Uebel? Aber was fuer ein Uebel? Ist der Scirocco ein Uebel? Ist vielleicht unsere Polizei ein Uebel? Sie belieben zu scherzen! Ein Uebel! Warum nicht gar! Eine vorbeugende Massregel, verstehen Sie doch!" No tardaremos en enterarnos que hay una epidemia de cólera que ha llegado desde la India a través de los puertos del Mediterráneo. En su egoísmo por mantener cerca su fuente de inspiración, Aschenbach preferirá no comunicar su descubrimiento a los polacos, y quedarse él también en la ciudad; "Was galt ihm noch Kunst und Tugend gegenueber den Vorteilen des Chaos? Er schwieg und blieb."

El final trágico es el esperado, aunque no lo desvelaré, pero da lugar otra vez una serie de reflexiones, esta vez sobre la relación entre la belleza y el arte: la belleza es la única parte de la divinidad que es visible, nos dice Mann: "die Schoenheit ist goettlich und sichtbar zugleich, und so ist sie denn also des Sinnlichen Weg, ist, kleiner Phaidros, der Weg des Kuenstlers zum Geiste." Y la única forma de llevar al artista a la inspiración.

En fin, una interesante novela corta, muy basada en las reflexiones íntimas de un artista en busca de inspiración, y que me ha resultado difícil de disfrutar por las dificultades del alemán. Al mismo tiempo, me cuesta pensar que pueda haber una traducción que haga justicia sobre todo a ese primer capítulo, por lo que tampoco creo que mi disfrute se hubiera incrementado de leerlo traducido. (Sobre los problemas de la traducción de obras clásicas al español, aqui cuento mi experiencia leyendo la segunda parte del Fausto de Goethe, que leí en alemán con traducción al lado).



martes, 6 de julio de 2021

El zapatero y su hija ("The shoemaker and his daughter"), de Conor O'Clery

 Conor O'Clery es un periodista irlandés casado en segundas nupcias con una ciudadana rusa de ascendencia armenia, llamada Zhanna. Zhanna es hija de Stanislav, de oficio zapatero. En resumen, esta en la historia, real, de la esposa del autor y de su familia.

La virtud que tiene es que ello nos lleva a un recorrido de la historia moderna de la URSS y sus países sucesores, desde la perspectiva de ciudadanos normales. Aunque no del ciudadano medio, pues la familia de Zhanna es próxima a la elite comunista, con algunos miembros incluso formando parte de las altas instancias (una tía fue miembro del Soviet Supremo). En resumen, estamos hablando de clase media acomodada del régimen comunista. Además, el relato se desarrolla básicamente después de Stalin, con lo que nos ahorramos los años duros del comunismo. Finalmente, las raíces de la familia son armenias, más en concreto de Nagorno-Karabaj, ese enclave metido en Azerbayan, y sus primeros años transcurren en Grosny, Chechenia, o sea, relativamente lejos del centro de poder comunista ("The stores are better stocked and cheaper than in the provinces. But even here there are shortages."). Vamos, que es una familia con potencial para no vivir muy mal dentro del malhadado régimen, y como prueba, la propiedad del coche que causará la principal inflexión en la historia.

Y así nos encontramos con los padres de Zhanna, uno de los cuales le acompaña en el título, aunque perfectamente podría haber sido la madre, pues en el fondo no destaca ninguno de los dos sobre el otro. Quizá Stanilav, el zapatero, destaca por su carácter más emprendedor ("While risky, such small-scale private enterprise is widely practised in the USSR, thwarting the state’s aspiration to own and control all the means of production."), que le lleva a buscar siempre buenas relaciones para asegurar la supervivencia y bienestar de su familia. Por su parte, la madre tiende más al funcionariado dentro de la jerarquía comunista.

La vida de esta familia hubiera podido seguir su curso sin más altibajos, salvo por las arbitrariedades del poder, en este caso de Krushev, el sucesor de Stalin. Stanislav vende su coche tras tres años para comprarse uno mejor, obteniendo un beneficio de la venta, con la mala suerte de que a Krushev le ha dado en esos momentos por perseguir a los viles especuladores, por lo que Stanislav termina condenado a 7 años de cárcel por su inocente transacción. y nada podrá impedir que cumpla un cierto número de ellos, aunque cambie la política, sobre todo con la llegada de Breznev, de quien el autor nos cuenta esta deliciosa anécdota, posiblemente apócrifa: "His mother, they say, comes to visit him and, seeing all the cars, asks, ‘But Leonid, what if the Bolsheviks come back?’"

Tras salir de prisión, la familia no ve claro el futuro en Chechenia por el estigma sufrido, y deciden trasladarse a Krasnoyersk, en plena Siberia ("Despite being associated with isolation, cold and deprivation, Siberia never experienced serfdom, and it is synonymous with independence and self-sufficiency, notions attractive to the shoemaker."). Quede claro que el traslado a Siberia es voluntario y no algo forzado por la condena de Stanislav, como da a entender el resumen del libro para así dar más morbo a la historia. Stanislav no llega a pisar el gulag ni de cerca. En tal ciudad reharán su vida, lo que da pie al autor para contarnos un poco las condiciones de vida en Siberia, una vez más de una familia acomodada para los estándares soviéticos, con sus buenas relaciones e incluso su dacha.

Allí podrán vivir la llegada de Gorbachov y su política de glasnost, y posteriormente el gobierno-desgobierno de Yeltsin hasta la toma del poder por Putin. Es sin duda ésta la parte más interesante del relato: cómo evoluciona la vida de una familia media-acomodada desde el régimen comunista hasta uno capitalista, con sus dosis de desorden y mafia, cómo se caen los valores sobre los que ha construido su vida la madre, y en menor medida Zhanna, cómo descubren la verdad de muchos de los mitos, cuando ven que Lenin también fue malo (que Stalin lo había sido ya lo tenían aceptado desde Krushev).

El estilo de O'Clery es sobrio, sin demasiadas concesiones, aunque punteado por bastantes chistes rusos (que en el fondo contribuyen a mostrar que, incluso en condiciones tan penosas como era la vida en la URSS, la gente trata de vivir como en todos los sitios). La historia que nos cuenta, sin llegar a ser apasionante por carecer de elementos trágicos, sí es lo suficientemente interesante para que el lector quiera seguir leyendo.

Otro de los grandes valores del libro son las anécdotas que nos cuenta del día a día, sobre todo en la URSS:

"the idiocies of central planning make it almost impossible to find a decent pair of shoes or boots. In one case a shoe factory is ordered to produce one hundred thousand pairs of shoes, but faced with a shortage of leather, fulfils the quota by making only children’s shoes."

"Windscreen wipers are such a rare commodity that it is common to see drivers pull into the side of the road in the event of a sudden downpour to attach the wipers they keep hidden inside the car."

Además, O'Clery cita bastantes películas y libros gracias a los cuales los ciudadanos soviéticos fueron cargándose el mito, muchas y algunos de los cuales he ido apuntando con la intención de ver o leer. Asimismo, se refiere a la obsesión por revisar el pasado de los mandatarios rusos, incluso en la actualidad: "People wonder not just what the future will look like in a year’s time but what their past will look like." o, con más sorna, las biografías de Lenin "were moved from the non-fiction to fiction sections in state libraries."

Por su parte, el epílogo muestra las contradicciones en sentimientos y creencias al que la Perestroika y sus consecuencias llevaron a esta familia. Por un lado, respecto al "crimen" de Stanislav en el contexto de la liberalización del mercado, en que la especulación es precisamente la fuente de riqueza, " The offence for which he did time in prison, as a result of which he uprooted his family and moved to Siberia, is no longer a crime but a patriotic act, the very foundation of the new Russia.".

Sin embargo, por otro, llegan a la siguiente conclusión, sorprendente desde cualquier punto de vista que uno pueda imaginar: "In Soviet times those prepared to work hard could provide for themselves. There was free healthcare, free education and free housing. Everyone was equal. Everybody had a piece of bread." La verdad es que no creo que haya ni una sola afirmación en la frase anterior que se pueda sostener con un mínimo de datos y conocimiento histórico, pero la tenemos como casi conclusión tras los decepcionantes inicios del libre mercado en Rusia.

jueves, 1 de julio de 2021

La anomalía ("L'Anomalie"), de Hervé Le Tellier

Desconocía a este autor, y eso que lleva escribiendo decenas de años y supongo que será bastante conocido en Francia. Por suerte, el premio Goncourt le ha dado suficiente impulso para que esta novela llegará hasta mí. Tras leerla, ya he hecho una primera batida en busca de alguna otra de sus obras, y seguro que tampoco será la última que lea de él.

Con L'Anomalie me ha pasado lo mismo que hace tiempo me ocurrió con "El péndulo de Foucault", de Umberto Eco: empiezo a leerlas pensando que se trata de una novela seria, y solo bastante avanzada la lectura me doy cuenta de la cosa es de broma. Eso sí, humor sutil e inteligente. En este caso, Le Tellier se burla de esas narraciones, principalmente series, en que ocurren singularidades espacio-temporales, y hay gente que desaparece, o viaja a Tierras paralelas, o en el tiempo. Seguro que todos conocemos alguna. De hecho, el propio título "La Anomalía" se puede ver como un poco parodia de esas singularidades. ¿No es una anomalía una singularidad de andar por casa? Pues eso.

Se nos cuentan las historias paralelas de diversos personajes, empezando por el asesino profesional Blake ("Tuer, ce n’est pas une vocation, c’est une disposition."). Quizá es debido a la profundidad con que trata este primer personaje que me despisté, y eso que ya nos desliza las primeras frases sarcásticas al describirnos su atuendo: "lunettes noires, survêtement jaune et bleu, l’invisibilité bariolée du joggeur.".

A Blake se unen en sucesivos capítulos Victor Miesel (escrito de medio pelo, pero que pega un pelotazo con su libro precisamente llamado "L'Anomalie" antes de suicidarse), Lucie (madre soltera), André (arquitecto entrado en años, pero colado por Lucie), un cantante de rap nigeriano, Sophie (niña de 8 años) y otros cuantos. Todos tienen en común ser pasajeros de un vuelo de Air France, que va a dar lugar a la Anomalía tras sufrir unas turbulencias aparentemente climáticas, pero que permite a Le Tellier esta reflexión tolstoiana (y otra nueva pista de que la novela no es tan seria como parece): "Tous les vols sereins se ressemblent. Chaque vol turbulent l’est à sa façon."

Y es que este vuelo. aterrizado en marzo 2021, resulta que vuelve a aterrizar unos meses después en junio, con toda su tripulación y pasaje, por lo que aparecen en el mundo una segunda instancia de cada uno de los personajes presentados.

Como no puede ser de otra forma, el gobierno americano ensambla un grupo de expertos, a quienes liderarán un par de académicos expertos en estadística, Adrian y Meredith. De Adrian nos dice Le Tellier que "a des yeux verts qui le feraient prendre pour un théoricien des nombres, même s’il porte les cheveux aussi longs qu’un théoricien des jeux, de petites lunettes d’acier trotskisantes de logicien et de vieux T-shirts troués d’algébriste" en un repaso en toda regla a los atuendos de distintos tipos de matemáticos, que no sé si tendrá visos de realidad, pero que me ha encantado.

Este grupo de expertos tratará de resolver la crisis en unas escenas que recuerdan enormemente a la peli clásica de Spielberg "Encuentros en la tercera fase", para la que hay incluso una referencia directa, cuando Miesel responde a su entrevistador diciendo "vous me posez les questions que François Truffaut pose à Richard Dreyfus, au mot près." en la citada película. Lo cual tiene varios niveles de coña, puesto que esas preguntas han sido las definidas por el equipo Adrian-Meredith en su protocolo 42 para tratar con casos imposibles (lo que prueba que Adrian-Meredith se estaban burlando del gobierno de los EEUU al confeccionar dicho protocolo).

Más deliciosa aún es la referencia a "The Hitchhikers' Guide of the Galaxy", de Douglas Adams, que igual ha pillado ya algún lector cuando he hablado del protocolo 42. Y es que esa es la respuesta que da el ordenador más potente de la historia a la gran pregunta sobre "la vida, el universo y todo lo demás".

Ya anticipo, porque no es demasiado relevante para el desarrollo de la novela, que no se alcanza una explicación satisfactoria para el fenómeno. Eso sí, ello dará múltiples oportunidades a Le Tellier para descojonarse de esa supuesta teoría según la cual la humanidad sería en realidad una simulación puesta en marcha por una civilización superior; vamos, que según esa teoría, somos los SIMs de unos seres superiores. Y ojo que yo he visto el paper en que esa teoría se defiende como científica. Como dice Meredith, "si cette hypothèse est la bonne, alors nous vivons une allégorie de la caverne, mais à la puissance n." Vamos, que Platón lo calzó.

Y decía que eso no es lo más relevante para la novela, porque lo interesante es vez cómo se van a engarzar las vidas de los duplicados con las de los originales, teniendo en cuenta que ninguna de las instancias se considera a sí misma copia, porque de hecho ninguna lo es. Esta parte es francamente interesante, aunque se plantee sobre supuestos inverosímiles. En algún caso, la solución es trivial, por ejemplo, si ha muerto la instancia de marzo en el tiempo transcurrido. En otros, se lleva a cabo de forma expeditiva (¿difícil adivinar qué hará Blake?). Pero, en la mayoría de los casos, el dilema que se plantea es serio, y así es tratado por Le Tellier: ¿qué pasa con las dos Lucies?¿Cómo compartirán el hijo que tiene/n?

El estilo de Le Tellier es muy fluido. Su escritura está trufada de referencias de todos los niveles, desde elevadas y cultas, hasta más corrientes y pop, como algunas que he copiado. Otra más de ejemplo: resulta que el título de la película "A few good men" viene del lema de las fuerzas aéreas americanas: "We’re looking for a few good men"

Es un estilo que te tiene siempre a la expectativa, gracias a dichas referencias, pero también a sus frases brillantes, no exentas de ironía. "Je ne connais pas de problème qui résiste à une absence de solution." "la liberté de pensée sur internet est d’autant plus totale qu’on s’est bien assuré que les gens ont cessé de penser." o "Depuis– au moins– le roi Arthur et ses chevaliers, la gent militaire aime à se réunir en rond, sans doute parce que le cercle proclame l’égalité des mérites sans rien cacher des réelles hiérarchies."

El talento narrativo de Le Tellier roza a los clásicos en el momento en que nos cuenta el atentado de una secta religiosa contra una de las pasajeras duplicadas, cuyas dos instancias acaban de participar en un programa de entrevistas en una tele americana. Solo dejo uno de los párrafos del pasaje, diciendo que me parece magistral la combinación de acción con frases sueltas de texto sagrado. 

"Que périssent les Créatures et il y aura un ciel qui enveloppera les hommes, et Jacob sort un Grendel P30 de sa poche, et la lumière scintillera si légère et si chaude, Soutiens ma main Seigneur et il tire à travers la vitre qui explose Au nom de Jésus-Christ je vais vous chasser et autour de lui, on hurle de frayeur, il tire encore et le coup de feu emporte un visage, L’archange Gabriel descendra sur moi,"

Y, por si todo esto fuera poco, hay un giro final sorprendente, que el autor cierra con la dosis de humor, negro quizá, que nos ha hecho esperar durante todo el libro. Pues eso, que lean este libro si tienen oportunidad, no se arrepentirán. Yo, por mi parte, leeré en breve alguna otra obra de este autor.