viernes, 27 de marzo de 2009

Balzac et la petite tailleuse chinoise

Acabo de terminar este libro del autor chino, afincado en Francia para su fortuna, Dai Sijie. Me suena que hace unos años hubo una película sobre este título, "Balzac y la costurera china", pero no llegué a verla. Lógicamente, tras haber leído la novelita, tengo más curiosidad por ver la peli.

El libro se puede calificar de costumbrista, y por eso es estremecedor. Porque Sijie nos cuenta una experiencia personal en la China de los años 70, sin mucho atisbo de crítica del régimen de Mao. Se limita a contarnos unas cosillas que le pasaron con un amiguete en relación con una amiga costurera. Lo que pasa es que lo que nos cuenta ocurre en una dictadura comunista sin paliativos, cuyos efectos sobre la vida de los protagonistas afloran continuamente en la narración.

Empezando por la re-educación a la que están sometidos los protagonistas. Esto consistió en que a todos los estudiantes de instituto, al finalizar su grado, se les mandaba una temporadita a la China rural a que echaran una mano y conocieran de primera mano la capacidad productiva del régimen. No estaba claro cuantos años duraba esta mili, pero tiene pinta de ser bastante dura: aldeas abandonadas, bajo la tutela del jefe comunista de turno, sometidos a jornadas extenuantes en los campos. Sin embargo, el autor no se regocija en estos detalles, como digo, se limita a contarte que está en esa situación, como otro autor puede fijar el escenario en la época de los romanos.

El régimen carece de bienes de capital, como se refleja en numerosas ocasiones de la historia. De hecho, esa es posiblemente la causa de la re-educación, la necesidad de dedicar más mano de obra por la baja productividad. Al respecto, destaca que el rico de la zona es el sastre, el papá de la chica, por la sencilla razón de que posee una máquina de coser. De hecho, este bien de capital le da tanta riqueza que cuenta con porteadores que le llevan de pueblo en pueblo. Imaginad la carencia de bienes de capital que refleja esta circunstancia.

Y lo otro llamativo es la manifestación de la ley de rendimientos decrecientes. En la China de la revolución cultural, el acceso a la literatura occidental es un verdadero tesoro. La fortuna de los protagonistas les viene de que se hacen con una maleta cargada de literatura francesa, entre ellos varios clásicos de Balzac, y alguno de Victor Hugo, aunque también hay algún libro que desconozco (y que creo que podría ser de interesante lectura: Jean Christophe, de Romain Rolland). De hecho, en el momento más crítico de la novela, la solución viene de ofrecer la lectura de Balzac a cambio de los servicios de un médico para un aborto ilegal. En que el médico, por si no queda claro, se jugaba el puesto y algo más.

En fin, oportuna lectura, terrorífica sobre lo que puede llegar a pasar si culmina el camino de servidumbre por donde nos llevan los gobiernos en esta crisis.

1 comentario:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Yo lo leí (en español) hace unos años. Lo enditaba ¿Península? y, como tú bien señalas, la historia resulta estremecedora.

La película que se realizó a partir del relato, en mi opinión, "ni fu ni fa".

Un abrazo.