martes, 19 de febrero de 2019

De cero a uno ("From zero to one"), de Peter Thiel

Peter Thiel es uno de los cofundadores de PayPal e inversor de éxito en numerosas empresas de Internet, entre ellas Facebook y LinkedIn, lo que imagino le habrá hecho tan rico como para poder dedicarse a los que apetezca. Y una de esas cosas es filosofar, y escribir este libro, en el que comparte de forma estructurada parte de su experiencia, y cuál puede ser una recete para triunfar en los negocios.

Aparte, Peter Thiel es también conocido por su visión algo ancap, como se observa en determinados pasajes del libro. Por ejemplo, cuando nos dice que en PayPal "we were obsessed with creating a digital currency that would be controlled by individuals instead of governments" ("estábamos obsesionados con crear una moneda digital que fuera controlada por los individuos en vez de los gobiernos", traducción propia). Es difícil ser más ancap, aunque también es cierto que desde entonces Thiel se ha hecho más pragmático en su lucha contra el gobierno, como lo revela su tratamiento del antitrust.

El libro tiene como base las notas que tomó uno de sus alumnos (el coautor del libro) en un curso que dio en Stanford. Esto puede explicar su extraño formato: numerosos capítulos breves, y análisis directos. La idea clave es la recogida en el título: no es lo mismo crear algo (pasar de 0 a 1), que copiar algo ya existente. El empresario que quiera ser exitoso se tiene que centrar en hacer algo realmente nuevo; si no lo es, el futuro será de dura competencia.

En este punto es donde es especialmente provocativo y chocante Thiel, hasta el punto de llegar a denunciar la competencia en los mercados como una ideología, la ideología que "domina nuestro tiempo y distorsiona nuestra forma de pensar". Thiel sostiene que la competencia es destructiva, y que los emprendedores tienen que evitarla. Según él, muchísimas empresas son capaces de crear valor, mucho valor, pero el problema es que, cuando están en competencia, es muy difícil retener ese valor, por lo que las empresas en competencia sufren pese a ello. Por tanto, hay que buscar el monopolio (pero no el monopolio legal, ese no interesa a Thiel), sino el monopolio de hacer lo que nadie más saber hacer.

Conciliar estas afirmaciones de Thiel con la teoría económica puede parecer difícil, y hasta imposible, para un economista mainstream. Sin embargo, los razonamientos de Thiel me parecen perfectamente coherentes con la teoría económica austriaca, y comprensibles a su luz. No es aquí el momento de hacer este análisis: solo decir que, aunque al principio sus frases me parecieron chocantes, un poco de reflexión y entendimiento te lleva a concluir que sus conclusiones son lógicas.

¿Cómo conseguir este monopolio? Thiel lo resumen en que el fundador de la empresa ha de saber responder a siete preguntas:
1. The Engineering Question: ¿puedes crear tecnología rompedora en vez de mejoras incrementales?
2. The Timing Question: ¿es el momento correcto para empezar este negocio?
3. The Monopoly Question: ¿comienzar con una gran cuota en un mercado pequeño? (pero que tenga efectos de red)
4. The People Question: ¿tienes el equipo correcto?
5. The Distribution Question: ¿tienes alguna manera para, no solo crear, sino también hacer llegar tu producto al cliente?
6. The Durability Question: ¿podrás defender tu posición de mercado dentro de 10 ó 20 años?
7. The Secret Question: ¿has identificado una oportunidad que nadie más ve?

Thiel utiliza este marco para explicar la que califica como burbuja de las "Cleantech" (esto es, de las tecnologías renovables), demostrando que muchas de las empresas que quebraron no tenían respuestas a estas preguntas. La excepción es, por supuesto, Tesla, de su querido amigo y cofundador de PayPal, Elon Musk. Si hubiera cogido algo más de perspectiva quizá hubiera sido más crítico con Mr Musk, y a mí me parece que, en cualquier caso, es un poco cínico decir que Tesla entró en el momento adecuado porque fue capaz de coger una gran cantidad de subsidios públicos que luego dejaron de estar disponibles.

Por terminar con el apartado de lo que menos me ha gustado, no me convencen demasiado los devaneos más filosóficos que se marca en un par de momentos del libro. El primero es en relación a las perspectivas sociales y a la forma de actuar de las personas, clasificando las sociedades actuales según dos dimensiones: optimismo-pesimismo, definición-indefinición. Según él, Europa es una sociedad pesimista-indefinida, mientras que China sería pesimista-definida. Vamos, que ambos ven mal el futuro, pero unos de una forma inconcreta, lo que inhibe su acción.

El segundo es sobre las personalidades de los fundadores de las grandes empresas, en que trata de establecer, examinando brevemente algunas grandes figuras del boom Internet, cuál puede ser el perfil de un fundador exitoso. En parte lo asocia al personal branding, algo sobre lo que ya he tenido oportunidad de reflexionar cuando vi las dos temporadas de Genius (Einstein y Picasso) y leí el libro Intellectuals. Por suerte, en el tema de las empresas, hay un indicador muy claro y objetivo: los beneficios.

Este libro, más bien librito, es un pozo de sabiduría. Aconsejo leerlo, y aconsejo que se lo aconsejes a tus hijos, sobre todo si están en edad de buscarse la vida. Como mínimo encontrarán mucha inspiración. Por mi parte me resta hacer como hice con Paramés en su momento: agradecer al autor, un hombre de gran éxito que no tenía necesidad alguna de escribir este libro, que haya compartido con sus humildes lectores su visión del mundo empresarial.

Gracias, Mr. Thiel.


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