jueves, 28 de febrero de 2019

Serie: Baron Noir

Otra serie magnífica y sorprendente del país al norte de los Pirineos. Tras la estupenda Oficina de Infiltrados, uno ha perdido el miedo ha sumergirse en series francesas, y esta segunda apuesta no hace sino reforzar el impulso. Llego a la serie tras haber oído a Federico Jiménez Losantos recomendarla en uno de sus programas. Curiosamente, no le he vuelto a oír hacerlo.

La serie consta, de momento, de dos temporadas, cada una con 8 episodios de unos 55 minutos de duración. Es una serie de intriga política. De la misma forma que Oficina de Infiltrados nos aterriza en la realidad la serie americana Homeland, con espías que van en metro frente a los superagentes de esta última, Baron Noir hace lo propio con, por ejemplo, House of Cards. En vez de tener megavillanos y abusados, tenemos gente hasta cierto punto normal, más o menos brillante, que tratan de sacar adelante sus ideas y sus trabajos.

El protagonista indiscutible, el Baron Noir que pone el título, es Philippe Rickwart (interpretado magistralmente por Kad Merad, que a alguien quizá le suene de Bienvenidos al Norte). Rickwart es un factotum del Partido Socialista francés, segundo del presidente Francis Laugier, y además alcalde de Dunkerke. Rickwart no tiene demasiados escrúpulos en hacer lo que tiene que hacer para mantenerse en el poder (obviamente, no alcanza los extremos de los Underwood, ya hemos dicho que aquí son políticos de andar por casa). Le acompañan dos fieles, Verónique (Astrid Whettnall) y Cyril Balsan (Hugo Becker), aunque ambos tendrán carrera propia. Y también a Amélie Dorendeu (Anna Mouglalis) a la que el destino en esta serie la deparará (viene spoiler) ser la primera presidenta de la República Francesa. Luego, por supuesto, tenemos un sinfín de rivales políticos, tanto en el mismo PS como en los otros partidos del arco parlamentario francés.

La primera temporada se centra más en la corrupción. Lo que pasa es que la corrupción a la francesa (en general, a la europea), nos deja a los españoles al borde de la risa. Estamos hablando de escándalos de 120.000 o 200.000 Euros. Es España, para empezar a hablar, hay que poner 10 millones de Euros sobre la mesa, aunque se puede llegar a los miles de millones, como en los ERE de Andalucía o en la Generalitat de Catalunya, los de España nos roba. Aún recuerdo el comienzo de otra serie de intriga política, Borgen, donde el escándalo que derriba al presidente tiene que ver con usar la Visa oficial para pagar un dinerillo (10.000 Euros quizá) para un capricho de la esposa, en un momento en que no tiene otro medio para pagar, y con la intención declarada de devolver el dinero. En fin, qué triste reflexión.

No obstante, cuando la serie gana y de qué forma, es en la segunda temporada, donde ya la intriga es puramente política. Cada capítulo te dejará exhausto, tal es la cantidad de cosas que pasan, las ideas que tienen los protagonistas, y las reacciones y re-reacciones de unos y otros rivales. No quiero entrar en detalle, pero sí expondré brevemente el contexto para animar a que véais la serie. Como veréis está muy inspirada en la situación actual de Francia, e incluso podríamos decir que Dorendeu es la alter ego femenina de Macron.

Dorendeu ha ganado la presidencia al Frente Nacional por muy poco, y "traicionando" los ideales del PS, al tener que pactar con los liberales. Ella es consciente de que, o se van solucionando los problemas de los franceses, o hay un riesgo cierto de que en las próximas elecciones gane por fin el Frente Nacional (en la serie parecen objetivos, que gane el FN se ve como desastre para el PS, no en general para Francia). A su entender, esto exige reformas de calado, pero para ello carece de apoyo suficiente en la Asamblea Nacional. Por si esto fuera poco, el PS se ha fragmentado tras su decisión.

Pues en este contexto podremos ver al Baron Noir en todo su esplendor, dando ideas a diestro y siniestro para que los políticos de su círculo traten de conseguir sus objetivos. Las maniobras políticas que urde son magníficas (aunque a veces difíciles de seguir) y lo bueno es que sus rivales y aliados no son tan tontos como los que se enfrentaban a los Underwood, por lo que no siempre, ni siquiera muchas veces, le salen bien los planes.

Creo que cualquier interesado en los avatares políticos y en ver las tripas de los partidos podrá disfrutar con esta serie. Como ya he dicho, la primera temporada se deja ver, es la segunda la que deslumbra. Las malas noticias es que desconozco si esta segunda se puede ya ver en castellano, sea doblada o con subtítulos.

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