jueves, 31 de diciembre de 2020

Les rapines du duc de Guise, de Jean d'Aillon

La novela histórica es un género apasionante, dudo que haya mejor lectura que una buena novela histórica, no digamos ya si tiene elementos épicos. Si, además, es de un periodo relativamente desconocido para mí, se alinean todos los incentivos y me resulta muy difícil resistirme. Jean d'Aillon es un economista metido a escritor de suspense, que ambienta sus novelas en Francia en determinados periodos históricos. Sin llegar a ser Santiago Posteguillo, hace bien su trabajo y esta novela es amena y se lee con interés.

Estamos en 1585, y los acontecimientos de la novela tienen su origen en la fiesta de S Bartolomé, en la hubo una matanza de hugonotes-protestantes a manos de los católicos franceses, una especie de genocidio religioso. El autor recoge algunas de las terribles escenas que se debieron de producir, para dejar claro por qué desde ese momento existía una grave tensión en Francia por causa de la religión.
Son los albores de la guerra de los tres Enriques: Enrique III, rey de Francia y último de los Valois; Enrique Guise, de Lorena, pretendiente al trono con soporte popular de los católicos y apoyado por nuestro Felipe II; y Enrique de Navarra, líder de los protestantes y legítimo sucesor. Enrique III, muy debilitado. se veía forzado a simular apoyar a Guise en contra del legítimo Enrique de Navarra. Se resume así la situación, en palabras del autor, cogidas de una canción: "Henri veut, par Henri, déshériter Henri."

En este contexto, la intriga que nos propone la novela tiene base, tachán, en un fraude fiscal, ni más ni menos. Resulta que los ministros de Enrique III han podido constatar una considerable reducción en sus ingresos fiscales, lo que debilita aún más la posición del monarca, pero es imposible detectar la causa. Así que encargan la investigación a uno de los oficiales, Hauteville, y con su asesinato comienza la trama. En ella se verán involucrados los tres bandos contendientes: por un lado, tenemos a Cassandre, superviviente de San Bartolomé, y con su padre, Mornay, al servicio de Enrique de Navarra. 

Por otro lado, tenemos a Nicolás Poulain, otro oficial y cuyas memorias inspiran esta novela, infiltrado en la Santa Unión, pero fiel al rey Enrique. Esta santa unión es una alianza de numerosos ciudadanos parisinos (aunque se extiende en organizaciones similares a otras ciudades) con la idea inicial de protegerse frente a la temible venganza de los hugonotes, pero que pronto revela su verdadera naturaleza de apoyo urbano a Enrique de Guise. Y por último tenemos a Olivier Hauteville, hijo del asesinado y que retomará las pesquisas iniciadas por su padre, tras verse prisionero acusado, precisamente, de su muerte.

Basta de la trama por el momento, aunque luego hablaré algo del fraude fiscal. D'Aillon es muy riguroso en sus descripciones, fijándose en numerosos detalles, de interés variable para el lector según lo que vaya buscando. Por ejemplo, las armas que llevaban o cómo las usaban, es de poco interés para mí. En cambio, los trazos de la estructura administrativa del gobierno francés, que nos da sobre todo al principio de la novela, me han resultado apasionantes. O sea, que cuando digo "oficiales" más arriba, soy yo, porque D'Aillon dice su cargo concreto dentro de dicha estructura, y nos revela sus competencias.

Ejemplos: "la principale différence entre les magistrats des villes et les prévôts des maréchaux était que ces derniers jugeaient en dernier ressort." "La nuit, le guet bourgeois et celui du chevalier du guet veillaient à la sécurité des Parisiens. Le premier tirait son origine du privilège des bourgeois de Paris à se défendre eux-mêmes ; ils organisaient donc des rondes et surveillaient les portes de la ville. Le second, le guet royal, dépendait du gouverneur de Paris."

Interesantes son también las referencias que hace a algunas de las costumbres del momento. Por ejemplo, un cortesano burgués prefiere que no se quede en su casa un conocido de su rango, porque, habiendo una sola cama, se vería obligado a compartirla con él y con su mujer. He aquí un detalle de un banquete: "Les potages et les pains à tremper, ce qu’on appelait les soupes, furent servis dans des écuelles en faïence." Asimismo, las relaciones con la vecindad juegan un papel importante en muchas de las acciones. Por ejemplo, los personajes se sienten más seguros ante las fuerzas legitimadas cuando están en presencia de sus vecinos, que les conocen ("Terrifié, Marteau opina, espérant seulement que dans la rue, il trouverait un moyen d’ameuter ses voisins"). Ello implica que cabe esperar resistencia ante un acto injusto, no solo del perjudicado, si no también de quienes lo conocen. Un gran contrapeso contra la actuación arbitraria de los poderes públicos que en la actualidad se ha perdido completamente.

Una de las escenas que más me han gustado es la descripción del trayecto del marqués d'O, aliado del rey, desde su Caen de residencia a Paris. D'Aillon nos cuenta con todo lujo de detalles los sitios en que para por las noches, y el grado de seguridad y confort que se espera en cada uno de ellos, algo fundamental a tener en cuenta por el viajero.

Volviendo a aspectos administrativos, es lógico esperar una gran atención al tema del dinero y de los impuestos, ya que el autor es economista y, además, la trama va de un fraude fiscal. Y no nos defrauda.
Sobre la moneda, "Bien qu’Henri III ait tenté d’imposer l’écu comme seule unité de compte, la monnaie d’usage restait la livre divisée en vingt deniers, eux-mêmes divisés en douze sols." Y sobre los depósitos bancarios, encontraremos todo lujo de detalles de su funcionamiento gracias a uno de los personajes, el banquero Sardini casado con una antigua componente del "escuadrón volante" de la reina madre Catalina de Médicis, al que se refiere en un par de ocasiones el autor, pero que sin duda constituye un episodio histórico digno de más conocimiento.

Y en cuanto a los impuestos, aquí tenemos sucintamente el origen de los mismos en Francia: "C’est en 1355 que le roi de France avait décidé que, dans chaque diocèse, trois élus des États (un pour chaque ordre) établiraient le montant de l’impôt nécessaire pour conduire la guerre contre les Anglais. Avec le temps, la taille – c’était le nom de cet impôt – était devenue définitive et les élus étaient devenus des officiers de la Couronne.

Es sobre esta "taille" que versa el fraude fiscal que habrán de investigar los protagonistas de la novela, para desgracia de un policía convencional como Poulain que "ne connais rien aux fraudes sur l’Épargne ou sur les impôts. Je préfère affronter des brigands de grand chemin l’épée à la main…" Cuantos policías actuales no pensarán lo mismo al ver cómo roban impunemente nuestros políticos...

No me resisto a contar la naturaleza del fraude, aunque pueda ser un poco "spoiler" (no lo es mucho, el lector lo conocerá mucho antes que los héroes de la novela). El punto de partida es que los nobles están exentos (cómo no) del pago de este impuesto. Por ello, era muy común (hecho histórico) la falsificación de cartas de nobleza, medio acreditativo para justificar la exención. Lo que hacen los defraudadores es sistematizar el procedimiento, generando falsas cartas de nobleza para muchos sujetos del impuesto a los que se lo cobraban, quedándose con estos ingresos y sin reflejarlos hacía arriba. O sea, cobran de la gente, pero dicen que no han cobrado y aportan la falsa carta de exención.

La novela es interesante por todo lo que digo, pero precisamente eso mismo contribuye a que la lectura no sea fluida. D'Aillon utiliza muchas palabras raras, hacía tiempo que no tenía que mirar tantas en el diccionario, a fin de reflejar mejor la realidad de la época. Pero eso causa al lector el inconveniente de una lectura difícil, nunca tediosa, pero sí complicada. Ya veis que no he sido capaz de retener ni los cargos exactos de los protagonistas, entre todos los que aparecen en la novela. En todo caso, veo que tiene un par de novelas más en el mismo contexto de la guerra de los Tres Enriques, y con los mismos protagonistas, así que seguramente las lea.

Dos frases lapidarias para cerrar, aunque no son directamente del autor, sino citas a su vez. No, no es muy florido el estilo de D'Aillon.
" Le tyran d’usurpation peut être assassiné et le tyran d’exercice peut être déposé, car c’est le peuple qui fait les rois," O sea, como la democracia.
"La vérité est si précieuse qu’elle doit être préservée par un rempart de mensonges."

viernes, 25 de diciembre de 2020

Alternate Routes, de Tim Powers

 Después de muchos años, recupero novelas de este autor, uno de cuyos libros, quizá el más famoso, me dejó impresionado en mi juventud. El libro en cuestión se llamaba "Las puertas de Anubis" y sobre todo me fascinó la facilidad que tiene Powers para extender la incertidumbre sobre el entorno que tienen sus personajes al lector. Me explico: cuando uno lee una novela, está algo por encima de sus personajes en el sentido de que tiene una idea más o menos cierta de lo que está pasando. Sin embargo, eso no es lo que típicamente les ocurre a los protagonistas, que están en su día a día y no tienen el privilegiado punto de vista del lector.

El mérito de Powers estriba en que consigue que te sientas cómo el protagonista en no saber qué es lo que está pasando, con lo cual sus novelas son un recorrido de descubrimiento muy aproximado al que tienen que ir haciendo sus protagonistas, hasta obtener una visión de conjunto de lo que ocurre. Fue eso lo que me dejó impresionado de la novela antes dicha: la vas leyendo y no tienes ni idea de por qué pasan esas cosas a los protagonistas, o sea, estás como ellos, pero poco a poco emerge la lógica. Posteriormente, leí alguna otra, todas las que salían en Círculo de Lectores: "La fuerza de su mirada" y "La última partida", y quedó olvidado. En ambas, mantenía esa característica suya propia, en historias de mayor o menor interés. Y ya anticipo que en Alternate Routes ocurre lo mismo.

Si alguien me pregunta por qué repesco a Powers después de tantos años (fíjese si hará tiempo que estas novelas las leí traducidas), la razón se encuentra en una serie de TV: "Lovecraft Country". La serie no me gustó demasiado, y tiene poco que ver con Lovecraft, pero la perspectiva de sus protagonistas y del televidente me recordó a esta habilidad de Tim Powers, y decidí hacerme con alguna de sus últimas novelas para ver qué tal, y además leerle en inglés por primera vez. Y así cayó este Alternate Routes, que, si no me equivoco, es su última novela.

Pero centrándonos en la novela ya en cuestión, lo que Powers nos propone es una especie de cruce entre Ghost y Mad Max. Resulta que el tráfico en las autovías de Los Ángeles genera una especie de campo gravitacional que "making use of the current generated when multiple free wills move at a constant speed past stationary free wills, in order to see little way into the future or past" al tiempo que atrae a los fantasmas, de forma que algunos espíritus se quedan en este mundo antes de pasar al alternativo. Esto es muy conveniente, por ejemplo, para la policía, que los interroga para encontrar personas, como sospechosos de asesinatos. Esto lo descubriremos con el mejor estilo Powers, en una escena que incomprensiblemente vemos a un grupo de tres policias componer una pregunta hablando por turnos.

Los protagonistas son Ingrid Castine y un ex-policia llamado Vickery, expulsado del cuerpo por oír indebidamente algo en la radio cuando escoltaba una comitiva de Obama, y que ahora se dedica a chofer de gente que no quiere ser detectada por fantasmas. Por alguna razón, Castine ayuda a Vickery a escapar de una emboscada; en la huida, Castine se cuela por una salida del autopista al mundo de los fantasmas, y Vickery tendrá que ir al rescate. A su vuelta, sin embargo, descubrirán que el uso abusivo que se está haciendo de la capacidad de ver el pasado y el futuro ha consolidado una conexión entre los dos mundos, que amenaza con destruirlos, y les tocará volver para salvarlos. Para entonces ya se sabe que el otro mundo es el Laberinto de Creta y que dentro seguramente les espere el Minotauro.

Los méritos de Powers son, sin duda, su gran imaginación, y la forma de contar la historia que ya he referido. En su demérito, me ha parecido que escribe un inglés, no malo, pero sí ofuscado, como a trompicones, no resulta una lectura fluida. Y, en particular en esta historia, los sucesos que ocurren en el universo fantasmagórico son difíciles de seguir hasta el punto de que a uno se le va la pinza y, claro, comienza a aburrirse. No, no me ha entusiasmado esta novela, aunque me sigue pareciendo un autor interesante, y tengo un par de cosas más de él que seguramente leeré, en particular "Declare", su éxito más reciente.

Grandes frases, Powers no tiene, pero sí algunos momentos interesantes o, al menos, curiosos. Por ejemplo, este apunte de teoría económica, al ver Castine que Vickery tiene almacenadas montones de cajas de cigarrilos: "“You smoke a lot?” she ventured. “That’s currency,” said Vickery as he shuffled in, picked up a box and set it down by the wall. “If civilization collapses, money or even gold won’t be worth anything.

Y aquí este de psicología: "Terracotta had been reminding himself that guilt—and love too—were meaningless spasms in the consciousness, which itself was a superfluous delusion." O este otro, para justificar por qué los fantasmas de gente asesinada se quedaban prendidos de sus asesinos, aunque no los hubieran conocido antes: "Ending someone’s earthly life from him is about as intimate as you can get,". Por cierto, que el tal Terracotta se cambió su apellido tras enterarse de la existencia de los guerreros de Xian y "at first he had been struck by how much they were like living people. Later he had been struck by how much living people seemed to be no more than mobile members of the Terracotta Army."

Me gusta la siguiente caracterización del ser humano, aunque seguramente sea absurda y solo tenga sentido en el contexto de esta novela: "Every thinking human is a turbulent little pocket of supernatural freedom-from-causality, working against the constant resistance of an otherwise mathematically determinist world.

Por último, pequeño spoiler, resulta que para sobrevivir en el mundo de los fantasmas y no transformarse en uno, hay que mantenerse todo el rato apegado a la razón, lo que nuestros protagonistas hacen con pequeñas operaciones aritméticas que se preguntan el uno al otro, y cuyos resultados contrastan con una especie de rosario. Así se explica esta frase que me ha encantado, pero por razones que sería muy largo de explicar: "“Two and two are four,” he said, seeing the fact. He raised his hand. “Don’t take my word for it, look!

Y no puedo cerrar sin acordarme de esta expresión: "My daughter times the square root of minus one,", aunque hay que saber algo de números complejos para entenderla.

domingo, 20 de diciembre de 2020

La vuelta del comunismo, de Federico Jiménez Losantos

Mi relación de lector con FJL es agridulce; en general, no me gusta, aunque reconozco que es bastante brillante, enciclopédico, y tiene algunas obras magníficas, de referencia. Entre estas, destaca sobre todo su penúltimo libro, Memoria del Comunismo.

Era de esperar que, tras el éxito de ventas cosechado, no tardará mucho en sacar alguna obra para seguir haciendo caja al rebufo (lo que no me atrevería es a decir si estas ideas se le ocurren a él, o a sus editores). Y aquí lo tenemos. La sensación de que esta iba a ser una de arena se incrementó notablemente cuando vi el índice de la obra y leí la introducción. Pero, bueno, no iba a dejar sin leer este libro por presentimientos que luego estuvieran infundados.

Ahora ya lo he leído, y puedo decir que tampoco es tan de arena como me temía que fuera, aunque no por eso me deje de parecer una cierta tomadura de pelo a los lectores. ¿Por qué digo esto? Porque FJL (o sus editores) son especialistas del relleno. No se concibe una obra de FJL que no se un volumen tocho. Entonces, a falta de ideas y más posiblemente de tiempo para investigarlas y redactarlas, lo que hace es meter literalmente artículos previos u otras manifestaciones literales. Por ejemplo, nos reproduce literalmente el discurso del rey el 3 de octubre tras lo ocurrido en Cataluña; o el intercambio en el congreso entre Pablo Iglesias y Cayetana Álvarez de Toledo que culminó con el "usted es hijo de un terrorista".

Los que hemos leído alguna obra de FJL estamos más que acostumbrados a que reproduzca literalmente sus artículos dentro de sus obras. Aún así, creo que esta vez ha conseguido algún record, el record de la autocita múltiple. Me explico: resulta que reproduce un artículo que, a su vez, empieza reproduciendo un artículo, que, a su vez, era reedición del artículo original. O sea que esos párrafos de l artículo original han sido recauchutados, por ahora, cuatro veces.

Pero dejo ya de meterme con estas consabidas debilidades de FJL para centrarme en el contenido de la obra, que es realmente el problema de la misma. En efecto, con la disculpa de la vuelta del comunismo, FJL nos endilga una serie de capítulos más o menos deslavazados, cuyo único nexo de unión es el Comunismo y Podemos. Vamos, que no hay un corpus o hilo conductor en el libro, más que FJL firmando estos análisis.

He de decir que un par de ellos me han resultado muy atractivos y de recomendable de lectura. Como uno de ellos se cuenta a poco de empezar el libro, mis esperanzas resucitaron durante toda su extensión. Luego se verían defraudadas por los siguientes. El primer episodio que narra FJL con todo lujo de detalles es el de la guerra civil interna que sufrieron las fuerzas republicanas en los estertores de la Guerra Civil. Yo desconocía por completo estos hechos y me han resultado fascinantes y reveladores. En suma, lo que pasa es que se abre un abismo entre comunistas, a sueldo de Stalin, y el resto del frente popular. Estos últimos, encabezados por Besteiro y el general Casado, quieren rendirse a Franco al dar la guerra por perdida. En cambio, los comunistas, liderados por el corrupto Negrín, quieren seguir dando la batalla, pues es lo que ordena Stalin desde Moscú, algo así como conseguir que la Guerra Civil sea generalice a las democracias occidentales. FJL documenta con todo lujo de detalles como Negrín, La Pasionaria y demás capitostes comunistas, azuzan para que siga la guerra y a que se enfrentan militarmente las dos facciones, mientras escapan a Francia y niegan que hayan huido. Vamos, lo de los comunistas de siempre.

La tesitura la describe muy bien este párrafo del discurso de Besteiro, recuérdese, del PSOE: "Escoged, españoles de la zona invadida, entre los extranjeros y los compatriotas. Entre la libertad fecunda y la ruinosa esclavitud; entre la paz y el provecho de España o la guerra al servicio de la locura imperialista."

Con este episodio ("Hoy es moneda corriente hablar de que la República fue traicionada, apuñalada y otras metáforas de páginas de sucesos. La verdad es que el Frente Popular, que había convertido ya al régimen en simple bando para la guerra civil, la provocó y la perdió. Y que el PCE, dueño político y militar del Gobierno Negrín, provocó la guerra civil en el Madrid de 1939 y también la perdió."), FJL ilustra por qué el PSOE debería desconfiar del comunismo, al mismo tiempo que documenta también que el nuevo PSOE ha ido, desde Zapatero, blanqueando a Negrín y enterrando a Besteiro. O sea, aproximándose más a las tesis comunistas.

Tras este magnífico pedazo de historia, FJL nos somete a dos pedazos de historia más, lo que pasa es que estos me han parecido irrelevantes: la biografía del abuelo de Pablo Iglesias, y la historia del grupo terrorista FRAP, al que pertenecía el padre de Pablito. Aquí FJL asume el estilo de chismosa de vecindario, muy parecido a las conversaciones de mantiene con su querido José Domínguez en la radio sobre personajillos de su pasado catalán, que solo conocen ellos y que no se explica que interés pueden tener para la audiencia. Pues lo mismo aquí. Lo único que salva el aburrimiento de lo contado es el estilo chismosillo y brillante de FJL. Aún así, este tostón supone más o menos la  mitad del libro.

Por último, FJL analiza algunos acontecimientos de actualidad, como el origen del COVID, el caso Delcy Álvarez, las leyes de la Memoria, el caso Dina o cómo Venezuela de transformó en una dictadura, También describe los orígenes y contenidos del feminismo queer ("la tesis básica del llamado feminismo de género o queer, (...), se resume en que la mujer y hasta lo femenino son meras construcciones culturales, no biológicas, y modificables a voluntad"), con gran alarde de citas y hasta llegar a las justificaciones del 68 de la pedofilia. Y, lo que me ha parecido más interesante porque lo desconocía del todo, los orígenes del movimiento "Black Lives Matter".

Dejo su párrafo literal, que estas cosas hay que saberlas: "Las fundadoras de Black Lives Matter son Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi, aunque su referencia política esencial es Assata Shakur, una «pantera negra» condenada por asesinato, que se fugó de la cárcel en 1979 y huyó a Cuba, donde le concedieron asilo político. Las tres discípulas de Assata se han declarado siempre marxistas militantes y apoyan sin reservas las dictaduras de Cuba y Venezuela". Como no puede ser de otra forma, FJL llama la atención sobre el elefante de "que entre los opositores torturados y asesinados por Chávez y Maduro hay miles de jóvenes negros y mestizos, pero para BLM esas vidas no cuentan."

Y hablando de cosas que saber, tampoco esta de más esta minibiografía del presidente de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus: "Tras pertenecer al Frente de Liberación Popular de Tigray de ideología marxista-leninista, fue ministro de Sanidad (2005-2012) y Asuntos Exteriores (2012-2016) de la dictadura comunista etíope, repetida y razonadamente acusada de crímenes contra la humanidad.". Lo que pone a la ONU también en un buen sitio, por cierto.

En todo caso, nadie podrá discutirle a FJL sus conocimientos sobre el comunismo, que vivió en primera persona como afiliado, y que ha estudiado prolijamente, habiendo leído fuentes a las que los demás ciudadanos ni soñaríamos con acercarnos. Por eso dejo aquí algunas de sus frases de este libro, que podrían llegar a máximas:

- Sobre como identificar movimientos comunistas aunque estén camuflados (BLM, por ejemplo): "Pero nunca hay que fijarse en lo que defiende, sino en lo que ataca. Lo mismo: libertad, propiedad, igualdad ante la ley, tradición occidental y unidad nacional."

- "La denuncia defensiva es una táctica corriente de los partidos totalitarios y las bandas terroristas, utilizada desde siempre por los comunistas y en España por la ETA y sus escaparates políticos: usar los tribunales de justicia para amedrentar a los que se atrevan a indagar y decir la verdad sobre la vida de héroes poco heroicos."

- La careta de las condenas comunistas: "No condenó o criticó que Stalin matara a muchos millones de rusos, sino a varios millones de comunistas."

En esta otra frase, aparece el FJL más brillante para meterse con una poesía del abuelo Iglesias (creo): "Más que de un Marinetti en moto, la joyita parece la surade un islamista antes de volar los budas de Bamiyán.". Y también aquí es brillante FJL, aunque sea un tema amargo: "La relación del Ejército Rojo con las mujeres, en paz y en guerra, se resume en una palabra: violación.".

Por último, dejo aquí este párrafo que me parece una excelente forma de resumir la situación  que estamos viviendo en cuando a ideologías de género, raza y demás, y que entronca muy bien con los conceptos de ética de las intenciones y ética de la responsabilidad de Giovanni Sartori:
"Occidente vive bajo la tiranía de la emocracia, que destruye la democracia. El sentimiento se ve como un valor en sí, y las ideas, por acreditadas y fundadas que sean, deben prohibirse por si acaso resultan «ofensivas» para alguien.".


lunes, 14 de diciembre de 2020

Fabian: La historia de un moralista ("Fabian: Geschichte eines Moralisten"), de Eric Kästner

 Siempre es un placer leer a Kästner, y atesoro las pocas novelas que me quedan por leer de él. Fue con Kästner con quien me lance a leer en alemán de forma razonablemente fluida, con sus historias infantiles, y eso siempre se lo deberé, aunque haya algunas de sus cosas que me gusten menos. 

Como es el caso de este "Fabian". Es una novela algo rarilla. En primer lugar, porque no tengo muy claro que es eso de ser un moralista. Según el diccionario de español, es alguien que escribe o filosofa sobre la moral. Claro que eso no asegura que el significado sea idéntico en alemán. Bueno, dejemos las pajas mentales.

Pero, sobre todo, porque se trata de un libro para adultos, escrito con estilo propio de libro infantil que tan buenos resultados le ha dado a Kästner. Que es una novela para adultos no ofrece dudas, porque su protagonista transita en numerosas ocasiones por burdeles, prostíbulos o establecimientos similares, de los que debió estar plagada la Alemania de la entreguerra, tal y como se puede apreciar también en la serie Berlin Babylon. Si bien Kästner no llega a ser psicalíptico, no por ello dejan de aparecer mujeres en pelota y hasta algún mariquilla en su narración. Son tan comunes estas escenas, que el autor dedica el apéndice del libro a explicar que se puede ser moralista con desnudez en la narración.

Y sobre ese estilo de libro infantil, léase por ejemplo esta frase, y analícese si va a juego con la temática: "Er sah den Autobussen nach, die, wie Elefanten auf Rollschuhen," ("miraba a los autobuses, que, como elefantes con patines..."). O esta otra: "Die Bäume standen da, als seien sie aussätzig und als habe man ihnen verboten, den Wald zu verlassen." ("Los árboles estaban allí como si fueran leprosos y se les hubiera prohibido abandonar el bosque.")

La historia que nos cuenta Kästner es triste y sórdida. Transcurre en una Alemania desesperanzada, con grandes tasas de paro y la pobreza extendiéndose por todos lados. Frente a ello, parece que el único entretenimiento es la vida loca y el sexo, acostarse unos con otras y con otros, y lo contrario. La infidelidad es moneda de uso corriente, desde la primera conquista de Fabian (que, por cierto, no le irá bien): "Mein Geschmack neigt zu Blond, meine Erfahrung spricht dagegen."

En este contexto, Fabian busca una  cierta estabilidad apoyándose en la familia (su madre), un amor desengañado (muy al estilo de La La Land) y su mejor amigo, Labude. Pero dicha estabilidad se resquebraja completamente en el momento en que es despedido de su trabajo de publicista y, para a continuación, quedarse sin amigo, que se suicida por una causa que termina siendo absurda. Ello lleva a nuestro héroe de vuelta al hogar familiar (en Dresden, posiblemente) y a un desenlace que se anticipa trágico, aunque el estilo de Kästner lo suavice hasta dejarlo en un dramático final: "Fabian ertrank. Er konnte leider nicht schwimmen"

El problema que para mi tiene la novela es que no profundiza, no parece ir a ninguna parte. Me apresuro a añadir que quizá sea alegórica y no pillo la simbología; quizá las cosas que le pasan a Fabian son algún reflejo de eventos concretos de la Alemania de la época. O quizá es simplemente que lo de Kästner es la literatura infantil y por eso esta obra no llega donde pretendía.

Eso sí, algo de neoludismo nos propone para explicar el paro. He aquí un par de perlas relacionadas con el tema:
"Die Technik multipliziert die Produktion. Die Technik dezimiert das Arbeitsheer. Die Kaufkraft der Massen hat die galoppierende Schwindsucht." ("La técnica multiplica la producción. La técnica diezma la fuerza del trabajo. El poder adquisitivo de las masas tiene una tuberculosis galopante")
"Meine Maschinen waren Kanonen, sie setzten ganze Armeen von Arbeitern außer Gefecht." ("Mis máquinas eran cañones, ponían fuera de combate a ejércitos enteros de trabajadores")

Al menos tiene claro que ni comunismo ni nazismo son la solución a los problemas. Extraigo este frase del único enfrentamiento explícito entre ambas ideologías, que no aparecen más en el libro. "»Volksverräter!« sagte der Nationalsozialist. Er war größer als der Arbeiter, etwas besser gekleidet und sah etwa wie ein Handlungsgehilfe aus. »Arbeiterverräter!« sagte der Kommunist."

Y así, entre una cosa y otra, transcurre la novela. El momento más lírico es la descripción del sueño que tiene Fabian en un momento dado, que me recuerda al surrealismo de Michael Ende. Y el momento más destacado de la novela, que supone su punto de inflexión, es el suicidio de su amigo Labude y la posterior investigación de lo sucedido. Se puede vivir en directo como poco a poco deja de tener sentido la vida para Fabian "vielleicht war es Sünde, das Leben zu lieben und kein seriöses Verhältnis mit ihm zu haben."

Entre los momentos enternecedores, esta la despedida de la madre: ésta le deja un billete de 20 marcos escondido en un libro; a su vez, Fabian le mete otro billete del mismo importe en el bolsillo a la madre. Kästner lo resume de forma magistral: "Mathematisch gesehen, war das Ergebnis gleich Null. Denn nun besaßen beide dieselbe Summe wie vorher. Aber gute Taten lassen sich nicht stornieren. Die moralische Gleichung verläuft anders als die arithmetische."

Fabian, acosado por la tristeza recuerda que. de pequeño, "wenn er damals eines Kummers wegen, der ihm riesenhaft und unheilbar erschien, lange Zeit geweint hatte, war das Reservoir, aus dem der Schmerz floß, leer geworden.", lo que aprovecha Kästner para deleitarnos con esa metáfora.

Y, por último, una frase desesperanzadora, pero quizá de plena actualidad, seguramente siempre lo esté: "Vernunft könne man nur einer beschränkten Zahl von Menschen beibringen, und die sei schon vernünftig.".

En resumen, una lectura entretenida, sin llegar a traumatizar ni a moralizar, lo que posiblemente sea su problema. Pero, bueno, Kästner sigue escribiendo de maravilla.


lunes, 30 de noviembre de 2020

Vida y destino, de Vassili Grossman

Acababa de terminar el mamotreto de Anna Karenina, con gran disfrute eso sí, y ya me estaban recomendando otro mamotreto magnus opus de la literatura rusa, este "Vida y destino" de Vassili Grossman. Aunque saturado por temática (Segunda Guerra Mundial, recién leído Bloodlands) y estilo (literatura rusa, el ya citado), no he podido retrasar mucho la lectura ante el interés que me había suscitado. Así que otra vez me he visto metido en la lectura de una novela de gran volumen.

La comparación con Leon Tolstoi iba a ser inevitable, sobre todo con su Guerra y Paz. El propio Grossman no la rehúye, y entre las múltiples referencias a Tolstoi tenemos esta que busca la confrontación directa: "Tolstói escribió Guerra y paz. Hace cien años que la gente lo lee y lo leerán todavía durante cien años más. ¿Y por qué? Porque participó en la guerra, él mismo combatió. Sabía de quién se tenía que hablar." A esta frase, el interlocutor le responde que Tolstoi no pudo estar en la guerra, y queda definido el contraste con Grossman, que, como reportero de guerra, sí tuvo oportunidad de vivirla en directo.

Y como el mismo la busca, yo no tengo reparos en hacerla. Y lo siento por Grossman, pero no hay color. Esperaba de este Vida y Destino una especia de Guerra y Paz actualizada a la Segunda Guerra Mundial, y es sin duda el propósito que tiene el autor. Pero no lo consigue, aunque las razones no sean necesariamente su falta de calidad. No. más bien lo que ocurre es que la segunda Guerra Mundial deja un montón de episodios dramáticos que Grossman quiere tocar, mucho más conocidos que los napoleónicos: tenemos los campos de concentración alemanes, las purgas soviéticas, la batalla de Stalingrado, el gulag... A todo ello Grossman le quiere dedicar su espacio, y eso hace que inevitablemente haya algo que sacrificar. En este caso, el desarrollo psicológico de los personajes, tan magistral en el caso de Tolstoi.

Lo dicho, unido a la pérfida costumbre de los escritores rusos de llamar a sus personajes al menos de tres formas distintas (dos nombres iniciales, o apellido, o mote) hace muy difícil el seguimiento hasta pasado la mitad de la novela. Por un lado, la acción cambia constantemente de escenarios y personajes, por otro, a estos se les llama de hasta tres formas diferentes. El otro problema principal que me he encontrado en esta lectura es, lo digo con pesar, la traducción: fluye bastante mal, está en un castellano forzado, no suena bien. Y no es una edición de chichinabo, no, estoy hablando de la de Círculo de Lectores. Esta mala traducción dificulta que las escenas te impacten con fuerza como sí lo consiguen las depuradas traducciones de Tolstoi.

Que nadie saque la impresión de lo antedicho de que estamos ante una mala novela. Ni de lejos. Es un trabajo excelente, casi un clásico del siglo XX, aunque no llegue a Tolstoi. ¿Qué nos ofrece? Aunque cueste verlo, el núcleo de la narración son los eventos que le ocurren a la familia Shaposhnikov y sus parientes y relaciones. Este núcleo lo constituyen las hermanas Liudmila, Nadia, Zhenia y Mitia. A partir de ellos, se abren en espiral los numerosos personajes que pululan por estas páginas en las distintas escenas generalmente dantescas.

Dos son los personajes que, desde mi punto de vista, más interés despiertan y más desarrollo se les da. Uno de ellos es Shtrum, marido de Liudmila, y científico físico metido en desarrollos de mecánica cuántica. Gracias a él, Grossman podrá deleitarnos con diversas reflexiones sobre epistemiología e incluso referencias propiamente científicas. "¡Increíble! en su cabeza de físico teórico los procesos del mundo real sólo eran un reflejo de las leyes que habían nacido en el desierto de las matemáticas. En la mente de Shtrum las matemáticas no eran el reflejo del mundo, sino que el mundo se configuraba como proyecciones de las ecuaciones diferenciales. El mundo era un reflejo de las matemáticas"

Shtrum vive en un mundo burocrático con un temor omnipresente a Stalin, en que nadie se atreve a decir lo que piensa. En los momentos más delicados, se enfrentará a una situación no desconocida para muchos científicos actuales, no solo en ciencias sociales, si no en ciencias naturales, por increíble que parezca. Y es que en un momento dado, se considera que los descubrimientos (puramente teóricos y físicos) de Shtrum van contra la ideología comunista. Obviamente, Grossman no entra en detalles, solo nos deja estas respuesta de Shtrum ante la presión sufrida: "Dijo que no era asunto de la física confirmar una filosofía. Dijo que la lógica de los descubrimientos matemáticos era más fuerte que la lógica de Engels y Lenin," Shtrum no será capaz de mantener su consistencia una vez vea amenazado el bienestar de su familia.

El otro personaje que quiero resaltar es un fiel bolchevique, Krimov, ex-marido de Zhenia. Éste empieza la novela en Stalingrado como comisario político del ejército ruso. Pero de aquí terminará, por razones apenas explicadas, en Lubianka, no como interrogador, sino como torturado. Y es que "Culpable es todo aquel contra el cual hay una orden de arresto, y ésta se puede emitir contra cualquiera, incluso contra los que se han pasado la vida firmando órdenes contra otros." Estas escenas recuerdan a Koestler y su "Darkness at noon".

Pero no hay que olvidar la gran protagonista de esta novela, que es sin duda la ciudad de Stalingrado. Todo lo que ocurre toma como eje la batalla que sucede a orillas del Volga. Aquí el problema es que la traducción no permite sufrir con los personajes que están metidos entre las ruinas, martilleados por el constante sonido de la artillería, sin saber qué va a hacer el enemigo al siguiente día. Una situación en que "Mondas de patata, perros, ranas, caracoles, hojas de col podridas, remolacha enmohecida, carne de caballo, carne de gato, carne de cuervos y cornejas, grano quemado y húmedo, piel de cinturones, cordones de botas, pegamento, tierra impregnada de grasa con los restos de la cocina de los oficiales: todo eso era comida. Aquello que se filtraba a través de la muralla."

Como bien sabemos, la situación terminó bien sobre todo para Stalin, no está tan claro si para los ciudadanos rusos y del resto del este de Europa. Y cuando termina esta batalla, nos describe muy gráficamente Grossman: "Pero cuando miles de personas irrumpieron en la ciudad desde la estepa para llenar las calles vacías y se encendieron los primeros motores de coche, la ciudad que había sido capital del mundo durante la guerra dejó de existir." Así que Stalingrado muere en esta novela con el fin de su batalla, como para el resto del mundo.

De las escenas que el autor describe en relación con los campos de concentración y la matanza de judios, me quedo con esta frase, que también seguramente aplicaría a los prisioneros del Gulag, o al propio Krimov en Lubyanka: "Ahora creía haber comprendido la diferencia entre vida y existencia. Su vida se había acabado, interrumpido, pero la existencia seguía, se prolongaba. Y aunque aquella existencia era miserable, el pensamiento de una muerte cercana le colmaba el corazón de terror."

Una de las cosas que más me ha llamado la atención en este novela es cómo era la vida "normal" en la Rusia de Stalin. Y, principalmente, por ser "normal". Sí, hay una cierta inquietud por dónde te mandarán o si te arrestarán por tus conversaciones; sí, es difícil conseguir víveres y en general pertrechos, sí, a todos les falta algún familiar por el Gran Terror o las hambrunas. Pero la vida sigue, y hay amor, celos, infidelidad, orgullo por el trabajo bien hecho, deseos satisfechos y por satisfacer, ambiciones... Vamos, lo que en cualquier otra sociedad. Y es que el ser humano es indomable. Como dice Grossman: "La aspiración innata del hombre a la libertad es invencible; puede ser aplastada pero no aniquilada. El totalitarismo no puede renunciar a la violencia. Si lo hiciera, perecería. La eterna, ininterrumpida violencia, directa o enmascarada, es la base del totalitarismo.", frase que además me sirve como magnífico cierre a esta entrada.

Solo una curiosidad más: entre los amigos de Zhenia aparece un intelectual llamado Limonov, sobre cuya historia leí una novela hará un año o dos (aunque no aparece marcado como personaje histórico, real, en la lista de los mismos al final del libro). El mundo, que no deja de ser un pañuelo.

viernes, 13 de noviembre de 2020

La masa enfurecida ("The madness of crowds"), de Douglas Murray

Interesante ensayo sobre la locura colectiva que lleva invadiendo las sociedades occidentales desde hace un tiempo, en relación con aspectos como el sexo o la raza. El punto de partida del autor es muy gráfico: cuando parecía que el tren estaba llegando por fin a la estación (de la igualdad de derechos de todos los colectivos tradicionalmente discriminados, como mujeres, homosexuales o gentes de otras razas), sin saberse muy bien por qué, el tren volvió a acelerar y, por así decirlo, se pasó de frenada. Como consecuencia, se ha desatado una persecución más o menos intensa contra los considerados opresores: o sea, heteros, hombres y blancos, bueno, y cis. Murray trata de indagar en las razones de por qué esto ha sucedido.

Para ello, su libro se estructura en cuatro capítulos temáticos dedicados respectivamente a homosexuales, feminismo, racismo y transexuales. En los mismos, se acumulan anécdotas más o menos detalladas y con protagonistas más o menos célebres (de los que confieso, yo conocía menos de un 10%), reflejando instancias especialmente salvajes de tal discriminación invertida. Como ya he dicho, al desconocer a la mayor parte de sus protagonistas, no era capaz de ver el peso de lo ocurrido y, en general, me han resultado aburridas, casi mero cotilleo.

Mucho más interesantes son los interludios entre estas cuatro partes, en los que el autor aporta análisis sobre diversos aspectos más horizontales del fenómeno. En el primero de los interludios, documenta las bases marxistas de estos movimientos, aludiendo a Foucault y, sobre todo, a un par de argentinos, Laclau y Mouffe, quienes en su libro sobre el futuro del socialismo tras su colapso económico, apuntan sin ambages a sus posibles continuadores:  "their ‘highly diverse struggles: urban, ecological, anti-authoritarian, anti-institutional, feminist, anti-racist, ethnic, regional or that of sexual minorities’ give purpose and drive to a socialist movement that needs new energy." Por cierto, pierda toda esperanza quien pretenda que estos movimientos se disuelvan en sus contradicciones internas, porque todos sabemos, nos dice Murray, "the myriad of contradictions a Marxist can hold in their head at any one time.".

El segundo de los interludios está dedicado a las redes sociales y en general nuevas tecnologías, cuyo papel en esta crisis es indiscutible y posiblemente imprescindible. En él, Murray denuncia que "the political atmosphere in Silicon Valley is several degrees to the left of a liberal arts college." Dos ejemplos: la decisión de Twitter, implícita obviamente, que la gente trans necesita más protección de las feministas, de lo que éstas necesitan protegerse de los trans; el otro, lo que llama el autor Machine Learning Fairness, o como corrige los sesgos raciales y sexuales Google en su motor de búsqueda, con sorprendentes resultados en muchas instancias. Además, explica la radicalización de las posiciones, pues "not having any need to meet, makes people double-down on positions (and attitudes) and ramp up their outrage.", para lo que cita al mismísmo Tocqueville y su loa de las asambleas cara a cara para resolver conflictos.

Y el tercero de los interludios lo dedica Murray a la capacidad de perdonar, o, al menos, de olvidar. Son numerosos los ejemplos en el libro sobre investigaciones en el pasado Internet de algún personaje con el objetivo, logrado la mayor parte de las veces, de impedirle hacer algo, o incluso de destruirle la carrera. Murray se cuestiona si tiene sentido pedir perdón en el contexto actual por cosas ocurridas o dichas en contextos completamente distintos (por ejemplo, las disculpas de National Geographic por su tratamiento de determinadas etnias a principios del XX). Y, al mismo tiempo, si es tan difícil perdonar, pues siempre se podrá encontrar algún fallo por aquellos que están a la caza y captura de ofensas.

Citando a un tal Arendt, nos dice: "Just as the only tool to protect against unpredictability is some ability to make and keep promises, so Arendt says only one tool exists to ameliorate the irreversibility of our actions. That is ‘the faculty of forgiving’."

Por fin, en las conclusiones, Murray retoma todos los hilos desarrollados y, en particular, conecta los tres interludios, para llamar la atención sobre las contradicciones del movimiento (lo importante no es lo que se diga, si no quien lo diga) y, principalmente, sobre su falta de interés por resolver los problemas que plantea a la sociedad. Las cosas que hacen los representantes de estos grupos no son "what you do if you are trying to build a coalition or a movement. It is what you do if you do not want to create a consensus. It is what you do if you are seeking to cause division."

Esto conecta, por un lado, con mi reciente lectura de Sartori y la creación interesada de "culturas" para la obtención de privilegios de los gobiernos. Y, por otro, con el neomarxismo del movimiento ya apuntado en el primer interludio, siguiendo más o menos conscientemente una estrategia de hacer a la gente dudar de absolutamente todo para luego mostrarse como salvador con su plan de iluminados, de la misma forma que los intelectuales marxistas pretendían guiar al obrero en su lucha contra el capitalista opresor.

Por último, no quiero dejar pasar los comentarios de Murray sobre aquellas áreas científicas en las que nadie se atreve a investigar, pues es poner su carrera en el disparadero. Por ejemplo, la investigación sobre un posible origen genético de la homosexualidad. Es especialmente preocupante que la comunidad científica deserte estos campos por miedo a la pérdida reputacional, dejándolo en manos de estos "humanistas" de pitiminí y de su activismo interesado. Pero, claro, son científicos, no héroes.

Y así, cuestiones como las que sustentan el modelo nuevo, revolucionario, de sociedad (a saber, según Mutray, "that anyone might become gay, women might be better than men, people can become white but not black and anyone can change sex"), no son abordadas de forma científica. Vamos, que son cimientos para el conflicto, pues van contra lo que la mayor parte de las personas tienen por cierto y observan constantemente, y para la destrucción de la sociedad como la hemos conocido. Y ya sabemos sobre esas ruinas lo que pretenderán construir los salvadores de la humanidad. 


miércoles, 4 de noviembre de 2020

La sociedad multiétnica, de Giovanni Sartori

Interesante ensayo de un autor italiano que resulta haber sido profesor de la Universidad de Columbia, al tiempo que acreedor el premio Príncipe de Asturias a las ciencias sociales. Que le den este premio a una persona que escribe ensayos como este es una luz para la esperanza. Pese a ser italiano, la traducción que he leído, que debería ser fácil, no me acaba de convencer. El principal problema es que los rasgos espontáneos, de familiaridad, que tiene Sartori en su redacción, aparecen muy forzados cuando se ponen en español. Pero, bueno, como tampoco buscaba estilismo en esta lectura, no es demasiado preocupante.

El principal objetivo de Sartori es que entendamos las diferencias entre una sociedad abierta y plural, frente a la sociedad multicultural que tanto se encomia desde determinados espacios. Advierte Sartori que aunque suene fenomenal, e incluso como superación de la sociedad plural, supone, por el contrario, el fin de la sociedad abierta.

Para ello, comienza describiendo las bases de la sociedad plural, comenzando por la tolerancia, esto es, la aceptación de existencia de otras opiniones, sin que ello implique que se tengan por ciertas o incluso por respetables. Ello hace necesario un consenso acerca de las reglas de resolución de conflictos; una vez hay reglas sobre cómo resolverlos (por ejemplo, la regla de la mayoría en democracia) entonces es lícito entre en conflicto sobre cómo hacer las cosas. Pero, al final, el rasgo fundamental de una sociedad plural es que hay reconocimiento recíproco entre todas las comunidades convivientes, esto es, la tolerancia no va solo en un sentido; no es mera aceptación del otro, pues se requiere que el otro también acepte al uno. Resalta asimismo Sartori que algo característico de la sociedad plural es que las asociaciones entre individuos son voluntarias y no exclusivas; de esta forma, las líneas de división entre los grupos ("cleavages", como los llama Sartori) "se neutralizan y se frenan por las múltiples afiliaciones y lealtades".

Ya con esto empezamos a intuir las principales diferencias y problemas que presenta la sociedad multicultural. En efecto, si resulta que las divisiones entre grupos atienden a criterios como la raza o el sexo, se pierde el primer rasgo de voluntariedad, ya que sí hay un grupo de chinos, cualquier chino pertenece a ese grupo, lo quiera o no, además de que por el hecho de pertenecer a él, ya no puede pertenecer al grupo, por ejemplo, de negros.

Así pues, resalta Sartori, en la sociedad multicultural, en vez de neutralizarse los bordes, se reafirman, haciendo que todos los criterios de separación se alineen. Pero el problema va más allá. como observa Sartori al indagar en las "culturas" del multiculturalismo: "En el cesto de los multiculturalistas, «cultura» puede ser una identidad lingüística (por ejemplo, la lengua que nos constituye como nación), una identidad religiosa, una identidad étnica, y para las feministas una identidad sexual sin más, además de «tradición cultural» en los significados habituales de este término (por ejemplo, la tradición hebraica, la tradición occidental, la tradición islámica, o bien las costumbres de unos determinados pueblos)." O sea, que en esas culturas cabe cualquier cosa que nos inventemos.

Si esto lo complementamos con un Estado interventor, que en lugar de discriminar para atenuar las diferencias (como podrían ser las políticas de "affirmative action"), separa grupos precisamente para privilegiar, para diferenciarlos, entonces tenemos un efecto llamada muy difícil de parar hasta llevar a la conflictividad social y el colapso de la sociedad. Como dice muy bien Sartori. "la llamada política del reconocimiento no se limita a «reconocer»; en realidad, fabrica y multiplica las diferencias metiéndonoslas en la cabeza."

Este ensayo principal se complementa con un apéndice dedicado al Islam. Es igualmente interesante, aunque no voy a entrar al detalle sobre los rasgos islámicos que dificultan especialmente su integración en una sociedad plural en la línea teórica descrita por Sartori en el ensayo principal. El hecho de que dedique atención especial a dicha religión es por razones evidentes: la presión inmigratoria de individuos de dicha religión a los países europeos.

En cambio, sí me parece digno de recoger en esta entrada una reflexión, no relacionada con el Islam que se hace en el último capítulo sobre la ética. Distingue Sartori entre la ética de las intenciones y la ética de la responsabilidad. Según Sartori, está muy bien ser megaguay y buenísimo a nivel individual, pero en ningún caso se debe trasladar ese "buenismo" a las decisiones colectivas o políticas, que han de ser guiadas por la ética de la responsabilidad, en suma, del análisis de las consecuencias esperadas e inesperadas de las decisiones. Esto enlaza con los contenidos de mi lectura de Duncan Watts sobre ciencias sociales y la inconveniencia de basarse para decisiones sociales en los pálpitos individuales, en el sentido común.

Muy interesante lectura esta de Sartori, y muy de actualidad, si no fuera por el tiempo de pandemia que nos ha tocado vivir y que parece haber borrado de nuestra mente cualquier otra preocupación.

 


jueves, 29 de octubre de 2020

An der Baugrenze, de Thomas Bernhard

Thomas Bernhard es un famoso autor austriaco, conocido sobre todo por sus obras de teatro y más aún por prohibir que fueran interpretadas tras su muerte. Este librillo es el primero que leo de él, y consiste en tres cuentos, dos de ellos bastante cortos. Así que como me descuide esta entrada podría ser más larga que el propio libro.

El primero de los cuentos, Der Kultererer, es también el más largo. Nos cuenta las reflexiones de un prisionero "culto" (de ahí el nombre de la obra) en los últimos momentos antes de salir de prisión, A mí entender, las reflexiones que hace asociadas con la libertad son lo mejor del libro, Digamos que el tipo ha tenido más libertad en la cárcel de la que le permitía y teme le permitirá la estancia en sociedad, pues en la cárcel se ha podido dedicar a las cosas que le gustaban (escribir libros e imprimirlos). 

La siguiente frase creo que resume bastante bien el discurso: "Es beruhte auf dem einfachen Gedankengang, daß der Freie nicht frei, daß der Unfreie nicht unfrei ist. »Wo ist die Grenze der Freiheit und von wo aus wird sie bestimmt?« fragte er sich." ("Daba vueltas al sencillo curso de pensamiento, de el libre no es libre, y que el prisionero no es cautivo. ¿Dónde está la frontera de la libertad y desde dónde va?, se preguntaba"). Dejo otra sentencia lapidaria de este mismo cuento, muy cercana al modelo del elefante y el jinete de Haidt:  "Logik ist, was für eine Bedeutung es hat."  ("Lógico es lo que para uno tiene significado").

El segundo cuento se Der Italianer y no tiene nada especialmente reseñable, o al menos yo no se lo pillo. Tiene que ver con recuerdos de infancia del narrador en torno a unos polacos asesinados y enterrados en una fosa común bajo lo que hoy es un teatro.

El último cuento es el que da título al volumen, y tampoco cuenta nada especialmente interesante, pero sí lo hace de una forma curiosa. El narrador está escribiendo una carta a su amada, que se ve interrumpida una y otra vez por lo que ocurre en la taberna o posada en que está tratando de escribirla. Pero el problema no es que lo que ocurre sea relevante, sino la propia capacidad de concentración del escritor. Así pues, Bernhard demuestra un cierto virtuosismo para contarnos la circunstancia del narrador, a la vez que su observación, y su escrito. Poco más.

Ni fu ni fa. Tengo la sensación que estos son los típicos cuentos con simbolismo, tipo Heinrich Böll, pero no tengo ninguna intención de investigarlo, porque no me han entusiasmado. 

miércoles, 28 de octubre de 2020

El edificio Yacobian ("L'Immeuble Yacoubian"), de Alaa El-Aswany

Dentro del concepto "leer de todo" también entra la literatura egipcia contemporánea, de la que este autor, dentista en su tiempo libro, es al parecer un referente. Observo que hay edición en español, pero no sé si será traducción directa o indirecta al través del francés, como suele ser con muchos libros de lenguajes exóticos. En todo caso, como no sabía que estuviera en español, me la he leído en francés, que suelen ser buena garantía de respeto por el original, aunque sea por la amplia tradición que tienen.

La novela está bien y es interesante para el lector que no conozca de cerca la sociedad egipcia. Para él que la conozca, se tratará de una novela coral y costumbrista más, de la que yo no sabría que destacar. Pero para mí el aliciente era, sin duda, asomarme a la sociedad egipcia contemporánea.

La novela comienza presentándonos el escenario, que es el edificio que da título a la novela, y rápidamente nos presenta los distintos personajes cuyas historias, más o menos entrelazadas, se nos va a contar. Tenemos al aristócrata voluptuoso Zaki bey Dessouki, de grandes alardes sexuales, y a su mayordomo, el copto Abashkaroun con un hermano de dudosa reputación, Malak. Tenemos a los jóvenes enamorados, Taha Chazli, hijo del portero, y Boussaina, huérfana de padre y menos idealista que su chico; tenemos a un hombre de negocios, Hadj Azzam y a su segunda esposa en la oscuridad; y, por último, ya nunca puede faltar en una narración que se precie algún gay o marica, el niño bien Hatem.

A partir de aquí, el autor nos va contando sus historias hasta un final, en algunos casos trágico y en otros feliz, en algunos esperado en otros sorprendente. Todas tienen en común que comienzan con una carga sexual sorprendente, real o potencial, lo que me hizo pensar mal del libro al principio, pero esta pulsión se atenúa enormemente y con rapidez. Pero, como decía, yo lo que iba buscando no eran las peripecias de estos personajes, sino más bien cómo les afectan las costumbres sociales, en pleno siglo XXI, pues el libro se ubica en los primeros 2000.

Uno de los temas recurrentes es la corrupción política y administrativa. La veremos desde los dos puntos de vista, del sufridor y del beneficiario. El principal depositario de la misma es un tal El Fawli, que teje y desteje quién puede ser diputado en el Parlamento y que reconoce que "Le peuple égyptien est le plus facile à gouverner de tous les peuples de la terre.", lo que le permite a él sus desmanes.

El sumario, no obstante, nos lo explicará el Gran Hombre en conversación con Hadj Azzam cuando este se queja del porcentaje de ingresos que le tiene que "donar": "Ce pourcentage est fixe pour toi comme pour les autres. Nous participons pour un quart à toutes les grandes affaires, comme ta concession, et ce pourcentage, nous l’obtenons en échange d’un service. Nous te protégeons contre le fisc, les charges sociales, les règles de sécurité, le contrôle administratif et les mille bureaux qui peuvent en un rien de temps arrêter ton projet et te mener à ta perte.". De lo que se deduce que Egipto está tan civilizado como Cataluña, lo que no sé si es mucho avance.

Un segundo tema tratado es la inferioridad de las mujeres en la sociedad egipcia. Se apreciará en el caso de Hadj Azzam con Soad, su segunda mujer, pero sobre todo en la forma en que Boussaina, una chica normal con su novio, tiene que degradarse para conseguir un trabajo, cómo esa degradación impuesta a su vez la hace degradarse a sus propios ojos y eso la lleva a romper con su novio, y cómo esa degradación queda interrumpida por un rescate inesperado, como lo será también su enamoramiento.

La rotura con Taha y algún otro episodio de corrupción, nos llevan por fin al tema más interesante de los aportados: la influencia del Islam en la sociedad egipcia y sus relaciones. Dejemos claro desde el primer momento su visión de la democracia, por ejemplo, con este grito de los estudiantes universitarios: "Nous leur disons tout haut : nous ne voulons pas que notre nation soit socialiste ni démocratique." ¿Por qué?: "La démocratie signifie que les gens se gouvernent eux-mêmes et pour eux-mêmes, et l’islam ne reconnaît que le gouvernement de Dieu." Y esto estaría muy bien si ese Dios estuviera aquí de forma concreta; por desgracia, el gobierno de Dios queda en su ausencia en manos de personas humanas que se limitan a interpretar sus deseos, de la misma forma que los deseos de la mayoría son interpretados por los presidentes electos en las democracias. O dicho de otra forma, ni en el primer caso gobierna Dios, ni en el segundo la mayoría. En ambos casos, son individuos con sus intereses más o menos ocultos y dañinos,

 MalPor esta situación, dicen los musulmanes de esta novela, Egipto vive "encore dans la Jahiliya, la période d’ignorance qui chronologiquement précède la révélation de Mohamme". Una de las iniciativas, pacíficas, para superar esta etapa es la de uno de los rivales electorales de Azzam, quien "contribua à voiler des milliers de musulmanes." simplemente regalando el nuevo atuendo a cambio de los pecaminosos vestidos previos. No le valdrá de nada tal acción para ganar las eleccion, contra el millón de libras donado por Azzam al Gran Hombre. Por supuesto, no es tan pacífica la vía escogida por Taha, quien se inclina más por la Jihad.

En la educación islámica de Taha, en manos de dos cheiks, aprendemos un par de cosas que causan cierta intranquilidad si son ciertas. La primera es que al prójimo se le debe amar solo según su observancia de la ley islámica, y no por criterios seculares como si es buena persona, trata bien a la gente, es generoso o virtudes similares. La segunda es la orden de "Apprends, comme je te l’ai souvent dit, à aimer en Dieu et à haïr en Dieu.". Así que para este islamista, Alá no solo enseña a amar, también a odiar.

Como ventaja del Islam sobre otras religiones, se señala la siguiente, al asignar el matrimonio con una viuda de héroe islámico con sus dos hijos: "Les laïcs nous accusent de puritanisme et de rigidité alors que ce sont eux qui souffrent d’innombrables problèmes psychologiques. Tu en vois certains qui, s’ils épousent une femme qui a déjà été mariée, sont hantés par le souvenir de ce mariage et parfois se comportent mal avec elle comme s’ils la punissaient de son mariage licite. L’islam ne connaît pas ces complexes."

Bueno, dejo aquí las reflexiones más trascendentes, para simplemente apuntar dos de mis escenas favoritas de este libro, las dos bastante mundanas y las dos sobre negociación comercial. En la primera de ellas, tenemos a los hermanos coptos negociando con el dueño la venta de un local comercial en el edificio: si habéis estado en un bazar, la cosa va por ahí, con unas cuantas triquiñuelas menos conocidas. La escena tiene su prolongación en las "conquistas" que se cobrará Malak en la terraza del inmueble una vez puesta la pica en Flandes.

La otra escena es algo más dura; ni más ni menos que la negociación de Azzam y El Fatwi sobre el porcentaje a pagar al Gran Hombre. 

Si lo que he puesto en esta entrada os resulta atractivo, creo que os gustará el libro. Si no os ha parecido especialmente interesante, entonces os enfrentáis a una novela coral bien trazada, pero sin nada que la haga especial.



viernes, 23 de octubre de 2020

Tierra Negra ("Bloodlands"), de Timothy Snyder

Catorce millones de muertos. Este libro es la historia de catorce millones de muertos, como dice autos, catorce millones por uno, porque cada uno de ellos tenía sus circunstancias y su vida, y no está nada claro para que vale su agregación (nadie suma peras con manzanas) a menos que sea en una carrera por el victimismo, a ver quién ha sufrido más. Como dice Snyder "all of these later rationalizations, though they convey important truths about national politics and national psychologies, have little to do with memory as such."

Ese es el número de personas que murieron en las Bloodlands entre 1930 y 1950. ¿Qué son las Bloodlands? Las tierras europeas donde coincidió el dominio de los dos grandes regímenes totalitarios de Europa, el soviético de Stalin y el nazi de Hitler, y que abarca las actuales Bielorrusia, Ucrania, Polonia y los países Bálticos. Las Bloodlands es el sitio donde se ha matado más rápidamente en toda la historia de la humanidad, quizá con la excepción de la China de Mao. Y Snyder nos detalla las matanzas y sus causas aparentes, sin perder nunca de vista a sus protagonistas, tanto para mal (numerosas citas y descripciones de los afectados) como para peor (tratar de entender a los verdugos).

La pesadilla comienza con las hambrunas de Stalin en los años 30. Comienza la colectivización y con ella los problemas que la teoría económica anticipa: carencias y mala distribución. Stalin decide políticamente quién va a sufrir los desabastecimientos consecuentes, y el marrón le toca a Ucrania. Primeros 3,3 millones de muertos.

El fracaso de la colectivización exige una buena tanda de cabezas de turco, que pondrán principalmente los kulaks. Se trata del gran Terror de Stalin, y alcanza a 300.000 víctimas, principalmente ucranianos y polacos.

El enfrentamiento original entre nazis y comunistas se transforma inicialmente en el acuerdo URSS-Alemania por el cual se reparten Polonia y, de hecho, comienza la Segunda Guerra Mundial. Es importante un hecho en él que un servidor no había reparado suficientemente, y es que la guerra no la origina Alemania por si sola, si no que son dos las potencias invasoras, Alemania y la URSS. Qué curioso que este detalle esté normalmente olvidado. El caso es que el reparto de opresión entre las SS y la NKVD añade otros 200.000 muertos a la cuenta, principalmente polacos.

Cuando Alemania decide romper el pacto con la URSS, cambia el "liderazgo" de las matanzas, que los nazis llevan a una nueva dimensión. Y es que los nazis sí tenían un plan claro para los territorios conquistados en el este, que pasaba por la aniquilación por hambruna de los habitantes conquistados. Con su plan, tendrían que haber llegado a los diez millones de muertos por esta causa, para dejar espacio a los granjeros alemanes. El plan no se llegó a cumplir, porque la guerra no siguió las previsiones de Hitler, básicamente acabarla en tres meses. No obstante, sí alcanzó para acabar con 4.2 millones de ciudadanos soviéticos, sobre todo de Bielorrusia, Ucrania y Rusia.

Curiosamente, el fracaso de la guerra con la URSS supuso un cambio de planes para con los judíos. Es cierto que Hitler no quería judíos en Europa, pero inicialmente el plan no era matarlo, sino deportarlos. Cuando la última posibilidad de deportación se frustró (los territorios soviéticos), la Solución Final pasó a ser la que todos conocemos. Snyder explica magníficamente como se gestaron y actualizaron los planes, y cómo los verdaderos campos de matanza quedaron todos al este de Auschwitz, lugares como Treblinka o Chelmno diseñados específicamente para matar y solo para matar. Auschwitz, por el contrario, comenzó siendo un campo de trabajos forzados y tuvo que ir evolucionando conforme la invasión de la URSS retrocedió: nunca llegó a ser tan eficiente matando como otros campos especialmente diseñados para ello, pero sí tuvo el "honor" de ser el último en funcionamiento y el más multinacional. En total, 5.4 millones de judios muertos por los alemanas, principalmente de procedencia polaca o soviética.

Es curioso notar como la población judía de Alemania solo pasó a ser relevante una vez comenzaron las conquistas en el este. En Alemania, había pocos judios; por el contrario, en Polonia, estaba la mayor concentración de Europa. Como dice Snyder. "On a crusade for racial purity, Germany had become by the end of 1939 Europe’s second-largest multinational state.". 

La última rúbrica de muertos se corresponde con unos 700.000 ciudadanos bielorrusos y polacos asesinados por los nazis como venganza por acciones contra ellos. Muchas de ellas en Bielorrusia, porque aquí es donde hubo la mayor resistencia partisana, fomentada y, por supuesto, traicionada por Stalin y su NKVD.

Dejando los números aparte, pues la brutalidad de ambos regímenes es sobradamente conocida y no me hacen falta más datos para aceptar su dimensión, hay otros aspectos muy interesantes en este libro. Quizá el principal sea la descripción de la presión sufrida por las habitantes de las Bloodlands, para quienes no había salida alguna, sobre todo desde el momento en que la URSS y Alemania se reparten Polonia. Para ese momento, ucranianos, bielorrusos, bálticos y, en menor medida, polacos, ya conocen los horrores del régimen soviético. Su giro hacia Alemania es esperanzado. Pero lo que encuentran viniendo del oeste es aún peor, como muestran los datos. Así que la situación en que quedan es desesperante. Como nos dice Snyder, los alemanes llegaban a territorios en que hasta tres días antes la NKVD había estado haciendo sus tareas de limpieza staliniana. Y los habitantes pasan de ser ejecutados por los soviéticos a serlo por los alemanes. 

Ello tiene terribles repercusiones a la hora de tomar decisiones sobre la vida de uno y los suyos. Quizá las más desgarradoras sean las de los bielorrusos, sujetos a tremendas venganzas de los nazis por su guerra partisana, y al mismo tiempo peleando para que volviera el opresor soviético. Más peliagudos son los problemas de la resistencia polaca, cuyos líderes se sabían condenados de antemano en caso de victoria soviética, lo que a su vez parecía la única posibilidad para liberarse del yugo germano. En este aspecto, hay que llamar la atención  sobre la traición de occidente: Inglaterra fue a la guerra por la invasión de Polonia, para después de ella dejarla en las manos de uno de sus invasores, la URSS.

Si bien el libro está bien escrito e hilado, la narración de atrocidad tras atrocidad termina haciéndose redundante y un poco pesada. A eso hay que añadir que el último capítulo es un poco estrambote, ya que habla más de la política soviética tras la Segunda Guerra Mundial y su antisemitismo. De repente, el libro parece preocuparse solo por los judíos. El motivo, explica Snyder, es que Stalin necesitaba para su retórica de Gran Guerra Nacional, que fueran los rusos, y no los judíos, las víctimas de los alemanes. A partir de aquí, es fácil imaginar cómo se canalizaban las fobias de Stalin, aunque ya no lo consiguió como con el Gran Terror.

En cambio, las conclusiones me han parecido magníficas a la vez que inesperadas. Y eso es porque Snyder hace un frío discurso contra la victimización, Tras haberse asomado al dolor de tal multitud de gente, es capaz de razonar brillantemente lo importante que es conocer históricamente lo que pasó, y sobre todo, las razones de los verdugos. Denuncia la victimización, que "The identification with the victim affirms a radical separation from the perpetrator." y que "It is not at all obvious that reducing history to morality plays makes anyone moral." Esta es una de las frases para recordar que acumula en este capítulo, y que están ausentes en el resto de la obra.

Nos recuerda que tanto Stalin como Hitler se pasaron toda su carrera política quejándose de ser víctimas. Stalin, por ejemplo, afirmaba que los muertos de hambre estaban saboteando sus planes; y Hitler, por supuesto, era víctima de una conspiración  judía: "What besides utopian planning, inept calculation, racist arrogance, and foolish brinksmanship could have brought Germany into a war with the United Kingdom, the United States, and the Soviet Union? Hitler had the answer: a worldwide Jewish conspiracy."

Y es que "The human capacity for subjective victimhood is apparently limitless, and people who believe that they are victims can be motivated to perform acts of great violence." Yo creo que esta frase puede servir para cerrar esta entrada, porque es de gran actualidad, en una sociedad como la actual en que todo el mundo se considera víctima. Snyder nos advierte de los riesgos de esta senda, y algunos creo que ya se han materializado ("Black Lives Matter" es el ejemplo más reciente, pero no el único).

Quizá la lectura de este libro sea demasiado larga para el lector interesado en la historia en general, y por eso no estoy seguro sobre si recomendarlo. A mí me ha resultado interesante, a veces algo pesado aunque siempre preciso y riguroso, con autoridad, pero sobre todo me ha gustado la conclusión. Entiendo que no hacía falta leer todo lo anterior con detalle para alcanzar esas reflexiones finales de Snyder. En todo caso, autor interesante del que ya tengo en cartera su último libro "The Road to Unfreedom". Ah, y también han aumentado mis ganas de leer a Vasily Grossman, de quien también tengo preparada su obra magna "Vida y destino", a la que seguramente añada la segunda parte "Todo fluye".

Pero vayamos poco a poco...

jueves, 15 de octubre de 2020

Nuestros años verde olivo, de Roberto Ampuero

El sugerente título de esta novela oculta una prosaica realidad: es color "verde olivo" hace referencia al uniforme militar cubano, o sea, el color del uniforme de los esbirros de Fidel Castro. Nada de bucolismo o vida juvenil en esta novela, por tanto.

Ampuero nos cuenta la vida de un tipo, comunista idealista, que se exilia de Chile en el momento del golpe de Estado de Pinochet (golpe de estado solicitado por los representantes del pueblo ante el plan socialista de Allende, por si no lo sabía el lector) y se va a vivir a Cuba tras una breve estancia en la República Democrática Alemana. Con estos mimbres, la cosas no se sabe si es de risa (irse a vivir a Cuba para preservar la libertad es una idea de bombero) o dramática, aunque ya apunto que la novela no tiene nada cómico.

Lo que nos presenta Ampuero es un proceso paulatino de "apertura de ojos" a la realidad del comunismo, y lo hace desde el mismo comienzo, cuando nuestro protagonista está ya en la RDA y puede constatar que "La diferencia en el desarrollo entre Este y Oeste resultaba tan evidente que sumergió mi sensibilidad comunista en el desconcierto, ya que Marx auguraba bajo el socialismo no sólo el pleno desarrollo de las fuerzas productivas, sino incluso la superación de las del capitalismo".

Al mismo tiempo, sobre los crímenes políticos que ya ocurrían en una Cuba todavía lejana, nos dice que "desde Leipzig esas acciones de sangre constituían para mí simples ajusticiamientos de enemigos del progreso y el socialismo, y no revestían connotación criminal alguna."

Nuestro héroe conoce en Leipzig a Margarita Cienfuegos, hija de uno de los lacayos de Fidel, y ambos viven una pequeña historia de amor, que culmina con embarazo, matrimonio y traslado al paraíso socialista del Caribe. Desde ese momento, la novela se torna costumbrista, pues su principal cometido es mostrarnos cómo se vivía en Cuba, aunque lo haga con la disculpa de las vicisitudes del protagonista que, generalmente, carecen de interés.

Un tema común en este retrato es la comparación con Cuba pre-revolucionaría, usando sobre todo el paisaje de La Habana, esas enormes mansiones, esos magníficos restaurantes y hoteles, esas elegantes calles, todo ello testimonio de un pasado en que Cuba era de los países más ricos del continente y del mundo. Y ello contrasta enormemente con el modo de vida tan solo unos pocos años después del Granma, donde los cubanos viven de la cartilla, y ya se nos empiezan a mostrar episodios sobre el diferencial de lujo entre dirigentes salvadores y pueblo salvado (nosotros bien cerca tenemos a Pablito Iglesias como prueba viviente de en qué consiste el comunismo, una vez más, y parece mentira que sigamos teniendo que verlo). Estos episodios esporádicos culminarán al final de la novela en un festival comunista en la "isla de Fidel", en que se agasaja sin límites a comunistas de todos los lugares del mundo, mientras la seguridad comunista vigila el recinto de la celebración no sea que algún desfallecido ciudadano cubano vea los lujos que aún no le están permitidos, pero que llegarán en el paraíso comunista, seguro.

Decía que esta novela dista de ser cómica. Pero eso no impide que haya momentos divertidos, si uno es capaz de abstraerse lo suficiente. Así, en un momento dado, el protagonista pasa a integrar una brigada de trabajo llamada de "reconstrucción"; tras unos meses en ella, constata que lo único que han hecho es destruir y demoler edificios previos. Más divertidas aún son las campañas que periódicamente lanzaba Fidel Castro para hacer avanzar al país: "Fue la época en que Fidel lanzó la campaña contra el despilfarro, una de sus acostumbradas e infructuosas empresas en contra o a favor de algo, o quizás corrían los días de la lucha por la educación proletaria, que intentaba restablecer reglas de cortesía y urbanidad en la isla, relegadas por burguesas al olvido tras el triunfo revolucionario, o tal vez fue la noche en que convocó a desarrollar la guerra frontal contra las bibijaguas y el comején, insectos que parecían dispuestos a aniquilar sin contemplación alguna el socialismo."

Y es que, en el fondo, el gran protagonista de esta novela es Fidel Castro, el líder del verde olivo. Gran parte de lo que se nos cuenta tiene que ver con sus acciones. Por un lado, las campañas como las descritas; por otro, el destino de sus compañeros de revolución y el terror generalizado en la isla, algo también característico de estos regímenes. Sus hermanos comparten algo de protagonismo, sobre todo Raúl, quien impulsa la fundación en que trabaja la esposa del protagonista. De Raúl Castro destaca su odio contra los homosexuales, a los que persiguió de forma inmisericorde (pero eso sí, luego nuestros comunistas de Podemos son los mayores defensores de todas la opciones sexuales) así como su desprecio por la lectura "porque a su juicio los libros confundían sexual e ideológicamente a los hombres, convirtiéndolos en maricones y contrarrevolucionarios."

No creo que merezca la pena seguir. El paisaje general de los países comunistas es siempre el mismo y en ello esta novela no aporta nada. Lo que varían en cada caso son los detalles, todos ellos siempre horrorosos, los cometa Stalin, Mao, Pol Pot o Fidel Castro. Pero quizá, como le ocurre al protagonista, es la única forma de hacer llegar a la gente normal los horrores del comunismo, con él que volvemos a flirtear en nuestra querida España. "Solo quienes han experimentado en carne propia las penurias suscitadas por la escasez cotidiana, la reglamentación extrema en todos los órdenes de la vida y el mensaje mesiánico de un gobierno sin oposición, entienden lo que es el socialismo y la profunda y dolorosa huella que imprime en uno para siempre." Al protagonista del libro le llegará el desengaño, más tarde eso sí de lo que el lector hubiera anticipado; esperemos que los votantes de ciertos partidos en España no precisen de tal experimentación para abandonar estas opciones políticas.

Roberto Ampuero, de quien este es el primer libro que leo, es un escritor correcto, sin grandes alaharacas, y con cierto grado de repetición en su texto, que quizá relee poco antes de publicar. Lo que más me ha llamado la atención es el uso de palabras (que asumo) chilenas, a las que estoy poco acostumbrado, como jimaguas, bacán, bembona o tarrudo.
 
Cierro con una frase que me ha dado mucho que pensar: "Afirmaba que la virtud de los filósofos consistía en que eran capaces de convencer a cualquier ser humano de la justeza de sus principios. Por ello sólo la gente con criterio formado debía leer a los filósofos."

sábado, 3 de octubre de 2020

Antonio im Wunderland, de Jan Weiler

Se trata de una novelita sin demasiadas pretensiones, de un autor alemán de abundante obra y que asumo de cierto renombre en su país, pero que a mí solo me vale para practicar la lectura de alemán. Sería difícil trazar mi hallazgo de esta novela, baste decir que la elección aleatoria de lecturas puede ser fuente de grandes descubrimientos, y rara vez lo es de grandes decepciones, porque las expectativas están bajas para empezar. Puede ser especialmente agradecido cuando uno empieza a leer en otro idioma, pues aunque la novela sea mala, al menos te queda el aliciente de practicar.

No digo que este novela sea mala, es, como dicen los jóvenes, "sin más". Lo más interesante es el planteamiento de un escritor alemán contándonos la vida y costumbre de los italianos, tanto en su país de acogida (Alemania) como en su país de origen y, también en este caso, en los Estados Unidos. La disculpa la da que el narrador está casado con una hija de un italiano emigrante, el Antonio del título. Esto le lleva anualmente a disfrutar de unas vacaciones en Campobasso, en el sur de Italia, y puntualmente de un viaje al país americano para celebrar la jubilación del personaje.

De la primera parte, obtenemos algunas críticas alemanas al modo de vida italiano, pero siempre sin acritud. Al protagonista, por ejemplo, no le gusta el panettone: "Ich würde einen panettone lieber als Kopfbedeckung benutzen, als ihn zu essen.". Nos cuenta la típica rivalidad entre familias, en este caso de los Carducci y los Marzipan, con algún episodio jocoso, y también la complicada relación de los napolitanos con sus vacaciones en Cerdeña. En esta parte aparecen los episodios más dramáticos, relacionados con la juventud de Sara (la mujer del protagonista) y la intervención en sus affaires de Antonio, como cuando la encuentra besándose con un chico en casa: "«Ah, war super, ja? Du haste meine Kind gekusst und nun willste du mehr, was?»". No se profundiza en ellos, no preocuparse.

El autor aprovecha para meter un viaje a las vacaciones en Canarias (curioso que en todas las novelas alemanas de este estilo los protagonistas viajan a islas españolas), a las que califica de "spermabunker", para justificar porque prefiere las vacaciones italianas en familia extendida.

Antes de ir a EEUU, se nos cuenta una Oktoberfest con italianos, que tiene su puntillo de gracia. El autor tiene también cera para los alemanes, en este caso metiéndose con su manía de reciclar hasta la exageración: "Dieses philisterhaft deutsche Sortieren von Zigarettenpackungsfolie, Zigarettenpackungsstanniolpapier und Zigarettenpackungspappe in unterschiedliche Behälter?"

La segunda parte del libro consiste básicamente en el viaje del Antonio, su mejor amigo Benno y el narrador a Nueva York ("Ja, richtig, bin in New York, der Stadt, in der niemand schläft. Das kommt wohl vom Jetlag." - "Sí, Nueva York, la ciudad donde nadie duerme. Ello se debe al jetlag").
 
Las peripecias en New York son perfectamente predecibles: lío con las preguntas del formulario de entrada a los EEUU, confusión de unos chavales del metro con criminales, asunción de que en Little Italy la gente habla italiano...Poco reseñable. Menos predecible es el encuentro con Robert de Niro, a quien Antonio cae tan simpátio como para pagerle una suite en el hotel Península y hacerse un upgrade a Business en el viaje de vuelta. De la estancia en el Península me quedo con esta descripción del baño, que tiene un remate brillante: "Sogar Waschbecken, Pissoirs, Boden und Decke sind mit Spiegeln verkleidet. Man fühlt sich wie ein Echo."
 
Tras la vuelta, se nos describe el parte de la primera nieta de Antonio, hija de su hija menor Lorella, y poco más. Termina el libro y a otra cosa mariposa. 

 

martes, 22 de septiembre de 2020

La hipótesis de la felicidad ("The happiness hypothesis"), de Jonathan Haidt

 Este el tercer libro que leo del autor, aunque fue el primero que publicó en el ámbito divulgativo. Dado que en los otros dos aprendí muchísimo, era cuestión de tiempo que abordara éste, aunque su título me repelía algo, por recordar al de libros de autoayuda.

Como era de esperar, el libro no está a la altura de los otros dos. Se nota que era el primero que escribía, por un lado, y, por otro, no es tan sorprendente, pues muchos de los contenidos los he encontrado, más madurados, en los dos posteriores ("The righteous Mind" y "The cuddling of the American mind"). En todo caso, es una lectura amena y muy buena introducción a las ideas del autor.

El punto de partida es sugerente. Haidt ha recopilado un montón de máximas históricas de fuentes tanto orientales como occidentales, sobre como obtener la felicidad. Su propuesta es contrastarlas con los conocimientos que aporta la psicología moderna.

Y para introducirnos a la psicología, Haidt empieza explicando como el cerebro no es único, sino un conjunto de "cerebros" con sus propios procesos e inclinaciones, pero que al final solo dan un resultado. Lógicamente, nos lleva de esta forma a su satisfactoria metáfora del elefante y el jinete, cuya explicación no repetiré. Destaca asimismo la relativa madurez de los procesos automáticos, que llevan perfeccionándose evolutivamente mucho más tiempo que los controlados, esto es, los que usan la razón. De hecho, estos son exclusivos del ser humano y producto de una competición evolutiva intraespecie "to master the arts of social manipulation, relationship aggression, and reputation management, all of which require yet more brain power.", mecanismos todos ellos muy relacionados con la hipótesis de la felicidad.

Constatada la debilidad del jinete para guiar al elefante (en otras palabras, como el jinete no es más que otra herramienta del elefante: "So convenient a thing is it to be a reasonable creature, since it enables one to find or make a reason for every thing one has a mind to do."), Haidt propone tres formas de tratar de redirigir al elefante, algo que solo se puede hacer activamente y ejercitándose durante un periodo largo: La meditación, la terapia cognitica y, sorpresa (para mí), el Prozac.

Uno de los mecanismos que hemos desarrollado para conseguir nuestros propósitos es el de pensar que siempre tenemos razón (self-serving bias). Las evidencia empírica al respecto es apabullante. Cuando ese sesgo se eleva a nivel del grupo, aprovechando nuestra tendencia a agruparnos, se crea el mito del mal puro para dedicarlo a los rivales: "The myth of pure evil is the ultimate self-serving bias, the ultimate form of naive realism", citando un autor al que merecerá la pena leer, Baumeister.

Tras los prolegómenos más generales, Haidt aborda la hipótesis que da título al libro. De acuerdo a su interpretación de la literatura científica, hay tres componentes en la felicidad:

- S: nivel base, establecido genéticamente (los que usan la parte izquierda del frontal del cerebros tienen mejores mimbres para poder ser felices).

- C: condiciones de vida. A estas nos adaptamos, por lo que solo son fuente de felicidad durante un periodo más o menos corto. Esta adaptación explica porque se producen carreras para ver quién tiene más ("conspicuos consumation"), y es que el elefante quiere ganar en reputación porque es lo le hace sobrevivir, y no persigue la felicidad. A este proceso Haidt le llama "hedonic treadmill": somos como hamsters en nuestra rueda creyendo que estamos más cerca de la felicidad con cosas a las que nos adaptamos.

-V: actividades voluntarias en las que no se produce adaptación. Normalmente, referente a relaciones sociales, y también a la sensación de flow, cuyas claves son: "There’s a clear challenge that fully engages your attention; you have the skills to meet the challenge; and you get immediate feedback about how you are doing at each step (the progress principle)." Viendo C y V, puede concluir Haidt que "Activities connect us to others; objects often separate us".

Entre las relaciones sociales, Haidt dedica especial atención al amor, que nos lo explica psicológicamente como la combinación de dos sistemas evolucionario: el de attachment (de hijos respecto a padres, con el estudio clásico de los monos de Harlow) y el de caregiving (de padres respecto a hijos). Según Haidt, dichos sistemas son duales y coevolucionaron hacia el más complicado del amor. A su vez, este amor, para ser exitoso, tendrá que ser "passionate" (relacionado con el sexo, para asegurar la reproducción de la especie) y "companionate" (al largo plazo).

Haidt también propone un papel positivo a las experiencias traumáticas, toda vez que ofrecen una oportunidad única para cambiar al elefante. Nos explica que después de una experiencia traumática la gente puede constatar algunos beneficios: se descubren nuevas habilidades incrementándose la autoconfianza, se filtran relaciones, y se cambian las prioridades. Se constata que "disclosure" para combatir el trauma es bueno, siempre que se haga buscándole el sentido, buscando la sabiduría. Y, por último, nos dice en qué condiciones se ha de producir para que el beneficio sea máximo: "For adversity to be maximally beneficial, it should happen at the right time (young adulthood), to the right people (those with the social and psychological resources to rise to challenges and find benefits), and to the right degree (not so severe as to cause PTSD)."

El último capítulo lo dedica a la "elevation" y a temas más místicos, trademark del autor tras su visita a Bubahneswar. Este capítulo, aún siendo interesante, me ha parecido más flojito que los anteriores y más de opiniones que de hechos. Uno de los ejes por los que transcurre es el de coherencia entre las distintas capas de nuestra personalidad (fisiológica, psicológica y social), y como ello nos lleva sentido y propósito vital. El ejemplo que pone de un Brahman es ilustrativo, pero poco generalizable, me ha parecido. Muy interesante es también el estudio neurológico sobre el estado de "elevation": "At the very moment when people report achieving states of mystical union, these two areas appear to be cut off. Input from other parts of the brain is reduced, and overall activity in these orientation areas is reduced, too. But Newberg believes they are still trying to do their jobs: The area on the left tries to establish the body’s boundaries and doesn’t find them; the area on the right tries to establish the self’s location in space and doesn’t find it."

En resumen, buen libro de Haidt, aprovechable sobre todo si no has leído los dos posteriores, por lo que es más recomendable para recién llegados a este autor. Y como no he sabido poner esta reflexión en otro sitio, la dejo aquí al final: "the world we live in is not really one made of rocks, trees, and physical objects; it is a world of insults, opportunities, status symbols, betrayals, saints, and sinners. All of these are human creations which, though real in their own way, are not real in the way that rocks and trees are real."





 

martes, 15 de septiembre de 2020

Niños sabios ("Wise Children"), de Angela Carter

No tenía yo fichada a esta escritora y periodista británica, y sin embargo tiene cierto tufillo de escritora clásica de mediados del XX. Vamos, que por mucho que creamos haber leído, siempre hay autores conocidos que se nos escapan. En el caso de la señora Carter, esta novela que he leído es, al parecer, su obra cumbre, algo de lo que me informa la prologuista de esta edición, tras haberme contado que se trata de una escritora feminista y socialista, además comprometida.

Por suerte, no tengo prejuicios si la literatura es buena, y eso solo lo sé si leo las novelas propuestas, por lo que raramente me arredran estos calificativos, a menos que se trate de libros con pretensión científica. Por otro lado, tampoco creo que haber sido un pecado ser feminista y socialista a mediados del siglo XX, con el conocimiento y situación que se tenía entonces. Quiero pensar que en la actualidad doña Ángela no vería motivos para el feminismo, y habría desechado el socialismo como solución de convivencia.

Pero vayamos con la novela, que destaca sobre todo por su originalidad. Es una historia familiar, pero de una familia extremadamente singular: "Grandma invented this family. She put it together out of whatever came to hand – a stray pair of orphaned babes, a ragamuffin in a flat cap." Una parte de la singularidad proviene de que no conviven por consanguinidad (ie, padres con hijos), y de hecho hay constantes dudas sobre la filiación de muchos de los personajes ("‘I thought I’d ask,’ I said, ‘seeing as how you’re everybody else’s.’, tras preguntar la narradora a otro personaje si es su padre)

Otra componente de la singularidad es el gran número de gemelos/as que la conforman, empezando por las hermanas Dora y Nora Chance, la primera de las cuales es la narradora. El tercer punto singular es que todos están más o menos relacionados con el mundo de la farándula, y específicamente con el teatro de Shakespeare. Por ejemplo, tenemos a los hermanos "Gareth and Tristram, the priest and the game-show presenter. Not so different, really, I suppose. Both of them in show business. Both, in their different ways, carrying on the great tradition of the Hazard family – the willing suspension of disbelief."

Como digo, la historia familiar nos la cuenta Dora Chance desde sus 75 años. El estilo narrativo es muy original también, como una especia de cotilleo continúo (escribe una mujer), aunque un cotilleo de alto nivel, pues el vocabulario que usa es muy rico (desde Lolita no encontraba una novela con tanta palabra nueva) y las ideas se expresan con sutileza. Por ejemplo, refiriéndose a la belleza de la que llaman Grandma, "Lewis Carroll saw her, sent her an inscribed copy of Alice, invited her to tea and got her to slip her frock off after the crumpets, whereupon he snapped her in the altogether but she drew the line at imitating the action depicted upon certain other Greek vases". Esta teoría sobre el origen de la guerra también es muy marujil (no lo digo peyorativamene, sino a efectos de ilustrar el estilo de Carter: dice que los varones conforme envejecen, se ven superados por los jóvenes y para evitar la derrota, les mandan a la guerra:"They daren’t be seen to do it themselves, that would give the game away, the mothers wouldn’t stand for it, so all the men all over the world get together and make a deal: you kill off our boys and we’ll kill off yours."

Parte de la gracia de la novela es enterarse de las relaciones entre los diversos personajes y cómo llegaron a la situación actual, y esto es lo que nos cuenta Dora en las tres primeras partes del libro.  Por ejemplo, Imogen y Saskia son también gemelas, unos 10 años menores que Nora y Dora, y claramente sus principales "enemigas" (de Saskia nos dice que "was well in control of the situation being, unique amongst mammals, a cold-blooded cow"). El padre legal de Imogen y Saskia es Melchior Hazard, y la madre Lady A.(a la que llaman cariñosamente The Wheelchair); Melchior es también el padre de Nora y Dora, aunque no legal; Perry, uno de los grandes héroes de la novela, es hermano gemelo de Melchior y principal responsable de la educación de Nora y Dora (quienes le llaman "sugar daddy"); la madre de Nora y Dora es aparentemente desconocida. Bueno, pues llegado el momento (atención, spoiler), nos enteramos de que es Perry el padre real de Imogen y Saskia, aunque quien las educó, pensando ser el padre, fue Melchior. En fin, un juego de simetrías y espejos que podría parecer complicado, pero que se disfruta gracias al talento narrativo de Carter.

Si bien durante estas tres primeras partes hay escenas excelentes, como por ejemplo el viaje en tren a través de los EEUU, o el rescate tras el incendio de la mansión de Melchior, el gran momento de la novela es la cuarta parte, a la que todo lo anterior va encaminado para situarnos en un Gran Final en toda regla, digno del constantemente citado Shakespeare. La disculpa la pondrá el centésimo cumpleaños de Melchior, al que invita a toda su familia, por lo que aparecen en ella todos los personajes con los que nos hemos ido familiarizando a lo largo de los anteriores capítulos. Por otro lado, es únicamente aquí cuando la narradora se centra en las relaciones con su hermana Dora, proporcionándonos magníficos diálogos entre ambas sobre su vida, la vejez, la familia y tantas otras cosas, mientras se preparan cual adolescentes para la fiesta. "But, oh yes, tomorrow does come all right, and when it comes it lasts a bloody long time, I can tell you. But if you’ve put your past on celluloid, it keeps. You’ve stored it away, like jam, for winter."

He disfrutado irregularmente leyendo esta novela. Me ha gustado mucho el principio, y más el final, y por el medio he tenido sensación de bola. Carter es chispeante en su estilo, pero no acaba de arrancarme la carcajada, y rara vez soy capaz de darme cuenta que toca sonreir: "He was a man with a great future behind him, already.", "We watch so many old movies our memories come in monochrome." o hazlo "before her father finds out you wouldn’t do the right thing or your days of close-ups are numbered.. En todo caso, hay algo que me atrae en esta novela y en su autora, y tengo curiosidad por leer más cosas de ella, cosa que seguramente haga a no mucho tardar.
Cierro con una de las reflexiones que hace Nora al final cuando está oyendo a Lady A. declarar la verdadera filiación de sus hijas Imogen y Saskia: "Having made the distinction between ‘blood’and the actual procreative juice, what would she call the latter? ‘Jism’? ‘Come’? (Or do you spell it ‘cum’, I’m never sure.) Sperm and semen seemed altogether too technical for her rhetorical mode. I was glad she’d settled on the tasteful compromise of ‘seed’"

 

martes, 8 de septiembre de 2020

Vestidos de piedra ("Vêtus de pierre"), de Olga Forche

Sigo con literatura rusa. En esta ocasión, una escritora bastante desconocida de principios del XX, con la sospecha de que su desaparición se debe a que debió resultar inoportuna en algún momento a los mandatarios soviéticos, pues, según parece, fue uno de los grandes puntales de la literatura soviética. Aunque también podría ser esa la razón por la que ha pasado al olvido, cosa que me resultaría más extraña, pues la izquierda es fantástica creando ídolos.

Esta novela es ciertamente interesante, y se disfruta con su lectura, con independencia de cual fuera la filiación de doña Olga. La historia es narrada por uno de los protagonistas, Serguéi Roussanine, quien la está escribiendo en torno a 1920, en los últimos días de su vida, en que sobrevive mendigando por las avenidas de San Petersburgo tras el triunfo de la revolución. La historia se refiere a un amigo de su juventud, Mikhaïl Beidéman, revolucionario en tiempos del zar. El tercer elemento del triángulo es Vera Lagoutine, noble vecina de Serguei y co-revolucionaría con Mikhail.

El primer punto interesante es que nos describe el San Petersburgo post-revolucionario, desde la perspectiva de un antiguo militar muy venido a menos. Él pide "pour l’amour de Dieu (je n’emploie jamais la formule actuelle : « secourez un camarade en chômage»" ("por el amor de Dios (no empleo jamás la fórmala actual: socorred a un camarada en paro"). El panorama es bastante desolador, pese a la reciente aplicación de la NEP de Lenin. Y aunque Forche nos cuenta los fastos de una celebración del 1 de Mayo, lo que nos queda es a crisis, lo difícil que es hacerse con papel para escribir, que lleva a Serguei a esta declaración magistral: "Mais l’abus des digressions est ruineux pour mon écrit."

El segundo punto relevante de esta novela es la forma en que el narrador se inmiscuye completamente en el relato de los hechos supuestamente principales. Es por ello que conocemos el San Petersburgo revolucionario, y es por ello que teme que las disgresiones le impidan terminar su relato. Aquí un ejemplo: "Le lecteur s’étonne peut-être qu’en évoquant un instant décisif de ma vie, comme le début de ce chapitre le lui a laissé entendre, je puisse me complaire à détailler des conversations futiles. Et l’on en vient à se demander si j’ai vraiment retenu tout cela ou si je profite de l’occasion pour satisfaire mon penchant tardif d’écrivain en reconstituant de toutes pièces une soirée mondaine ?

El problema es que, a partir de la segunda parte, parece que Serguei empieza a volverse loco, lo que se traduce en una narración bastante más difícil de seguir. También hay aquí algún pasaje magistral, como la surrealista aparición del dios de las cabras en su visita a Crimea. Pero, llegado el momento en que dice que se ha tragado un tambor, nos damos cuenta, tanto el lector como el narrador, que la demencia se está apropiando de sus facultades, y de ahí la creciente dificultad de la lectura. Es cierto que es una circunstancia muy original, pero no parece que acabe de funcionar bien, y al final me resulta bastante peor la segunda que la primera parte.

Y el tercer punto de interés es, por supuesto, el propio relato principal, en que se nos cuenta la historia de un cadete militar revolucionario en tiempos del zar Alejandro II, y como termina en prisión por las sucesivas traiciones (hasta cuatro, nos cuenta el propio Serguei) del narrador. Dicha historia nos lleva a la corte con nobles rusos, nos pone en contacto con el mismísimo Dostoievsky, que queda impresionado por el espíritu del joven Mikhail,y nos lleva muchas a veces a la fortaleza de San Pedro y San Pablo donde languidece hasta la locura Mikhail tras las traiciones de su amigo. El título, de hecho, corresponde a un rótulo que lee Serguei en los muros de la misma (en español diríamos que los muros se han revestido de piedra) diciendo que el revestimiento lo hizo un zar. La cuestión es que desde ese momento utiliza el mismo término para referirse a los prisioneros en la misma.

Forche escribe muy bien, sobre todo es estupenda la primera parte de la novela. Un par de frases, para no perder la costumbre. Esta deliciosamente irónica: "Il n’avait pas l’ombre de cette amabilité prodigue, par laquelle une personne qui ne vous a rendu aucun service, sait mériter à jamais votre reconnaissance. 

Y esta de gran lirismo: "Cette matinée fut comme une tendre fleur de pommier que les Parques sans pitié auraient incluse par mégarde dans la trame sanglante de nos trois existences."

Cierro con una cuestión sobre el destino, que Forche escribe en los últimos momentos de la novela: 
"Quelles sont ces forces psychiques mystérieuses, qui vous protègent et qui, à la vue de telle ou telle personne, vous remplissent d’angoisse, comme si vous pressentiez la fatale intersection de son destin avec le vôtre ?
 
Me ha resultado una lectura interesante y amena. Seguramente lea en el futuro algo más de Forche (esa de Palacio y Prisión tiene muy buena pinta), y por eso creo que se puede recomendar, aunque me temo que no está traducida al español.