Y no es una forma de hablar. Supongo que conocereis al fantástico robot que hizo nuestras delicias en la serie de dibujos animados que protagonizaba. "Maziiiinger", "Planeador Abajo". Así empezaba, mientras surgía Mazinger de la piscina bajo la que se cobijaba.
Mazinger Z era dirigido por el incombustible Koji Kabuto, quien lo activaba desde un planeador. A los mandos de Mazinger, Koji protegía al mundo y, más específicamente, al Centro de Investigaciones Científicas, de las bestias mecánicas que, de continúo, con recursos infinitos, enviaba al ataque el malvado Doctor Infierno. Eran, no obstante, sus lugartenientes, el barón Ashler y el conde Brocken, los que normalmente llevaban las acciones en primera línea de batalla, desde sus respectivas fortaleza submarina y volante.
El elenco de personajes se completaba con Sayaka, y su Afrodita A, Shiro (el hermano de Koji), Jefe y sus tres amigos, el profesor Yumi, y los tres profesores despistados encargados del mantenimiento de Mazinger.
¿Qué decir de las armas del robot gigante? "Puños fuera", "fuego de pecho", "rayos ópticos", "misil", "viento mortal"... son gritos que aún seguimos oyendo cuando juegan los niños a batallas.
El caso es que Mazinger, tras un inicio de combate típicamente tambaleante, normalmente acababa con sus enemigos con alguna de estas armas de una forma relativamente sencilla.
De ahí, nuestra consternación (la mía y de los niños) cuando vimos como, golpe a golpe, misil a misil, Mazinger Z caía ante el ataque de las dos bestias enviadas por el duque Gorgon. El invencible robot era fácilmente destruido por dos robots sin piedad, y con él se acababa un mito aparentemente inmortal. ¿Quién lo hubiera podido imaginar?
Pero, así es, incluso Mazinger Z tiene su final. Todo lo bueno (y todo lo malo) tiene un final, aunque mientras uno lo vive, parece que nunca va a llegar. Que se lo digan al doctor Infierno.
2 comentarios:
Cómo me impresionaba el temible barón Ashler... el personaje de las dos mitades.
Lo de Afrodita A era bastante divertido. Es curioso estos elementos incipientes de sexo descafeinado en nuestras muy infantiles mentes de finales de los setenta.
UN abrazo
Todo lo bueno tiene un final...Pero seguro que permanece en la memoria colectiva de todos el "¡Puños Fuera!", y esa impresionate aparición del robot, que como un moderno San Jorge, se lanza a la carga contra La Bestia (mecánica) de turno. ¡sniff!
En fin, para bien o para mal, todos aquellos que nacimos en la segunda mitad de los 70, identificamos nuestros primeros años, nuestra infancia, con este imperecedero robot. Y su legado vive con nosotros.
A fin de cuentas, somos la "generación" Mazinger.
¡Planeador Abajo!
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