martes, 17 de junio de 2008

Pataleta en austriaco

Vaya por delante que no oculto nada, desde el título de la entrada. Y es que estoy hasta las narices de la huelga de controladores del parquímetro que viene asolando Madrid desde hace un mes. En mi barrio ya no hay forma de aparcar, o sea que los que hemos construido nuestra vida cotidiana sobre el uso del coche (probablemente de forma equivocada), estamos empezando a agobiarnos con el tema.

Desgraciadamente para los huelguistas (e indirectamente para los sufridores), no consiguen repercusión, ni pasa el filtro de los medios, por lo que sus medidas solo hacen que fastidiar al vecino. Porque no se limitan a ejercer su legítimo derecho de huelga, si no que invaden la propiedad pública sellando los parquímetros e informando de la situación con la clara intención de fastidiarnos a todos, primero a los residentes, pero también a los visitantes, que antes encontraban sitio por un módico precio, y ahora no lo encuentran.

A rio revuelto, ya se sabe, y también los hay que se benefician de la situación, porque las calles están llenas de coches aparcados, aparecidos de Dios sabe dónde. Estas aves de rapiña que somos los ciudadanos, nos tiramos a sacar partido de esta situación, pese a que la ordenanza municipal sigue en vigor (por lo que sigue estando prohibida esta conducta) y ante la indiferencia del Ayuntamiento y policia municipal, que digo yo que podría pasarse de vez en cuando a poner multas a los infractores.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos ante esta situación? Poco más que fastidiarnos. ¿Nos vamos a poner a denunciar a los coches indebidamente aparcados? ¿Valdría de algo?

Ahora, un poco de análisis económico, para justificar la pataleta: al hacerse los precios cero y estimar los conductores que no hay riesgo de sanción, el valor de mover el coche supera al coste de hacerlo, pues, a corto plazo, creen que van a encontrar sitio gratis. Esto produce un exceso de la demanda sobre la oferta, que da lugar a escasez en el aparcamiento.

La propiedad "gratis" está en manos del Estado, que siempre ve estos servicios como "centro de gastos" y no como "centro de ingresos", por lo que no tiene incentivos a explotarlos de forma adecuada. Por ello, el precio sigue siendo cero, y pocas posibilidades hay de que deje de hacerlo a corto plazo. Si dicha propiedad fuera privada, el dueño tendría todos los incentivos a que la cosa funcionara, y se equilibraría la demanda con la oferta, acabándose la escasez.

A este problema, hay que añadir los costes hundidos de los residentes que hemos pagado la tarjeta anual, que vemos impotentes como no se cumple la parte del contrato, sin recurso (en la práctica) alguno para forzar el cumplimiento del mismo.

Paro aquí, que me duelen los pies.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, como haríamos para sobrivivir tantos años sin zona azul. Menos mal que los ayuntamientos han decidido pintar todas las calles (mientras ponen trabas a la construcción de aparcamientos verticales, por ejemplo) para salvarnos del caos.

Anónimo dijo...

Creo que una gestión privada de las calles hubiera llevado a una solución similar. El problema era antes, cuando este recurso público (limitado) era gratis, y había constante escasez de parking.
Por cierto, en Japón no hay problemas para aparcar: siempre se ven parkings con sitios vacios. ¿Por qué no ocurre aquí lo mismo?

Anónimo dijo...

Empiezo a pensar que esta es una maniobra de Gallardon para que a la gente le gusten los parquimetros.Como se lo proponga acabaremos rogando que las grandes superficies cierren los festivos, que las calles principales sean peatonales y que nos pongan a Prokofiev como musica ambiental en el metro.

Borja!! dijo...

Es una putada este tema, alguien debería de solucionar ya, yo estuve sin garage un mes y pagando la hora todos los días........