miércoles, 11 de junio de 2008

Hasta el gorro de publicidad mentirosa

Llegan las vacaciones y se llenan los periódicos de anuncios, a toda plana, de los maravillosos precios por los que te puedes ir al Caribe, a Túnez o a Canarias. Precios gancho que atraen totalmente la atención: joe, si son más baratos que quedarse en casa...

Por supuesto, todos conocemos el viejo truco del "Desde", que significa básicamente que ese precio solo es aplicable en unas conjunciones astronómicas de suma improbabilidad, pero aún así vale de indicador. Luego, justo en la fecha del precio mínimo, y aunque sea una fecha razonable, no habrá vuelo, hotel o coche, y habrá que subir un poquillo, pero no acaba de ser una mala señal.

Sin embargo, lo indignante de los anuncios de los últimos tiempos es que se te llevan a la letra pequeña partidas como el "suplemento por carburante" o las "tasas de aeropuerto" que, conjuntamente, pueden duplicar directamente el precio publicado. Me fijo en Túnez: 275 Euros la semana, 145 Euros por suplemento de carburante,95 por tasas, total, 515 Euros. Nada que ver con el precio publicado.

A mí el suplemento del carburante me tiene especialmente intrigado por dos razones:
1) Si no hay opción a no pagarlo, por qué leches lo separan del precio total? (Aparte de la obvia, para engañarte-engancharte)
2) He comprado unos cuantos billetes de avión en mi vida, y ningún punto de venta (rumbo, la propia compañía...) me ha desglosado nunca el precio en ese concepto. ¿Por qué sí lo desglosan cuando es un viaje combinado?

La transmisión de la información a los posibles clientes es parte del proceso de producción de un bien: si el cliente no se entera de su existencia, es difícil que lo pueda comprar.

Con estas prácticas, las agencias consiguen emborronar uno de los medios más eficientes de transmitir información sobre su producto, por lo que se dificultan en el medio plazo esta función. De hecho, ya hace un par de años me indigné tanto con el tema, que me juré no volver a mirar estos anuncios (aunque los precios publicados siguen siendo tan atractivos que me traiciono a mí mismo). O sea, que pan para hoy y hambre para mañana.

Es justo decir que hay excepciones, que redundarán en su beneficio. Por ejemplo, El Corte Inglés siempre publica el precio completo, aunque, claro, es mucho más caro. Pero por lo menos no destroza su publicidad para el futuro.

PS: No caigo en la tentación de pedir al Gobierno que regule la información publicitada por agencias de viaje. Aunque me lo pide el cuerpo, mi mente austriaca me dice que no valdría para nada y me terminaría fastidiando por alguna otra parte.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres un liberticida y un idiota moral. Cuando un individuo libre entra libremente en un contrato con una compañía, está libremente aceptando la obligación a dejarse encular por esta compañía. Tu mera sugerencia de una intervención que regule la decisión racional de obligarse a dejarse encularse es tiránica, demagógica y liberticida.

Ojo que el comisario de la libertad no te vaya a expulsar como ya ha hecho con otros

Pete Bondurant dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pete Bondurant dijo...

Me ha pasado lo mismo el otro día. Primero picas con/en los de las ofertas...hasta que te cansas y vas donde siempre: a El Corte Inglés. Que, por cierto, suele ser de lo más barato y nunca te engaña. Y si no haced la prueba con los tour operadores "barriatos", con curros y demás especímenes....ya veréis que sorpresas os lleváis.

García dijo...

Bueno, regular esto no choca con el liberalismo.

Si el libre comercio parte de la libre voluntad de los contratantes, no es antiliberal asegurarse de que uno de los contratantes no oculta información al otro para condicionar la celebración del contrato.

TKH-1176 dijo...

De hecho, yo prefiero un gobierno que se limite a marcar las reglas de juego, que a intervenir directamente en el mercado regulándolo de ofrma directa.
¡y ojo!, para el caso en que no se informe de estos sobrecargos de la forma debida, nos podríamos encontrar con claros supuestos de estafa Art. 248.1 C.P."Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren el angaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno". Es decir, si a la hora de presupuestar el viaje no se informa de estos conceptos, se cumple el tipo objetivo del delito.
Distinta es la publicidad engañosa "o no del todo cierta". COntra esto, lo único que recomiendo es información y prudencia. Y desde luego, cuanto más prestigio tenga una empresa, menos intentará colártela.

Anónimo dijo...

"Ojo que el comisario de la libertad no te vaya a expulsar como ya ha hecho con otros"

Joder, un progre imitando a los teóricos del socialismo español, a Eva Hache, el Gran Wyoming y la payasa la ministra.

No descansan en su tarea intelectual. Jamás.

Ferhergón dijo...

De acuerdo con Mario, pero creo que se han de asegurar las partes, sin necesidad de que el Estado intervenga. Desde luego, no creo que el Estado esté más interesado en que las partes se informen bien de la transacción, que las propias partes.

García dijo...

Ferhergón,

Cierto, pero estoy seguro de que comprendes que puede darse el caso de que a una de las partes se le oculte sistemática una información para luego revelársela cuando el nivel de compromiso en la relación contractual es tal, que el cliente se siente obligado a consumir aunque ya no le convenga por el tiempo invertido en la relación.

No todo el mundo tiene huevos de plantarse después de haberse involucrado demasiado en una relación contractual. De hecho, es una de las tácticas que utilizan muchas empresas: ponerte a alguien a explicarte las bondades de un producto, de tal manera que después de haberle escuchado, te dé pena "hacerle perder el tiempo sin consumir".

Como estudiante de Derecho, te digo que no es raro ver demandas en las que el cliente reclama que se declare la nulidad del contrato después de caer en tácticas de este tipo.

Al final, en los casos graves el Estado acaba interviniendo de todas formas por la vía judicial, con los gastos que ello supone. No me parece mal que se marquen unas pautas (que además al Estado le salen gratuitas) que aseguren al cliente la limpieza de la transacción.

Además, una mayor confianza en la transparencia del mercado siempre estimula el comercio.

Un saludo.

Daniel Rodri­guez dijo...

El suplemento de carburante lo ponen aparte porque no es fijo. Puede variar entre la reserva del viaje y el momento de viajar dependiendo del precio del petróleo. Es decir, ese viaje a Túnez que comentas puede salir aún más caro.

TKH-1176 dijo...

Mientras que a la hora de la contratación te dejen claros esos suplementos, así como la posibilidad de que halla una variación del precio conforme a las fluctuaciones del precio del petróleo, no veo problema alguno.

Ahora bien, que se firme el contrato, y que la posibilidad de dichos suplementos no se reflejen en claúsula alguna, y luego se refleje un incremento del precio de factura, a mi entender, da pie a una clara reclamación por incumplimiento contractual, que como he explicado, podría ser incluso denunciado como estafa.

La verdad, creo que frente a cualquier negocio jurídico, se ha der ser claro, y evitar cláusulas oscuras o de dificil interpretación. Personalmente, antes de aceptar encargo alguno, me gusta leer junto a mis clientes las cláusulas de mi Hoja de encargo profesional una a una, y explicárselas, dejando claro extremos sensibles como los honorarios, provisión de fondos, haciendo expreso hincapié en que la falta de colaboración del cliente en un asunto, puede llevar aparejada la pérdida de sus derechos, costas incluidas (porque hay clientes y "clientes").