lunes, 21 de marzo de 2016

La Metamorfosis ("Die Verwandlung"), de Franz Kafka

Aunque pueda parecer increíble, no recuerdo haber leído La Metamorfosis en español, ni siquiera recuerdo haber leído nada de Kafka. Supongo que lo dejé reservado para leerlo directamente en alemán si algún día era capaz. Bueno, y ese día ya ha llegado.

En un post previo comenté Ein Hungerkunstler, pero lo cierto es que leí antes Dir Verwandlung. Seguramente si hubiera empezado por áquel, aún no hubiera leído éste. Digamos que el verdaderto tono y dificultad de leer a Kafka se aprecia mucho más en El artista del hambre que en La metamorfosis, que me ha parecido bastante asequible y que creo haber entendido con bastante completitud.

La historia es sobradamente conocida: Gregorio Samsa, el protagonista, se despierta una mañana y se encuentra transformada en un escarabajo o cucaracha. A partir de aquí se nos cuenta la reacción de su familia y de los visitantes de la casa que se confrontan con la terrible circusntacia.

Hombre, a mí el relato me ha parecido interesante y ameno, pero lo que no he sido capaz de apreciar son las razones por las que ha pasado a ser una verdedera referencia de nuestro tiempo, un clásico de la literatura. Sobre la simpleza de la historia, yo imaginaba que habrá cantidad de reflexiones existencialistas o de otro tipo, pero lo cierto es que no las he encontrado o no las he entendido, que también puede ser. Solo encuentro una sucesión de hechos que cabría esperar en una situación similar: cómo alimentar al nuevo ser, qué hacer para sobrevivir si la principal fuente de ingresos del hogar desaparece, cómo conseguir que los vecinos y posibles huespedes convivan con las nuevas circunstancias... todo muy pedestre.

De hecho, las únicas reflexiones que me parecieron interesantes son las relacionadas con la culpabilidad y lo que debería hacer Samsa. Aunque está claro que tanto padres como hija cierran filas para ayudar al hijo y hermano, sí parece haber un momento en que se desesperan y culpabilizan a Gregorio de la situación que les ha tocado vivir. Y le recriminan seguir en su habitación y no dejarles seguir con su vida.

Si bien, como digo, no he entendido por qué esta obra ha alcanzado el rango de clásico que tiene, tampoco negaré que está bien escrita y que se lee bien. Vamos, que a Kafka le seguiré leyendo, al menos Das Schloss y Der Prozess me parecen imprescindibles. Pero he de consolidar un poco más mi alemán antes de aventurarme en esas profundidades.

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