viernes, 18 de marzo de 2016

Misterio Ardiente ("Brennendes Geheimniss"), de Stefan Zweig

Relato corto del magnífico escritor austriaco, idóneo para practicar el alemán. El título traducido sería algo así como "Misterio ardiente".

La historia transcurre en Austria, en una zona de montañas entre Viena y Graz que se llama Semmering, y que está atravesada por una vía de ferrocarril que, al parecer, es un prodigio de la ingeniería. Es precisamene en un tren sobre dicha vía férrea donde empieza la historia.

Aquí se nos presenta a uno de los tres protagonistas principales de la misma, cuya acción se traslada del tren al hotel donde los turistas disfrutan de su plácida existencia. Se trata un dandy dispuesto a disfrutar a tope de estos días, para lo cual necesita alguna compañia femenina. A la mejor candidata a compartir estos momentos la encuentra rápidamente en los salones del hotel. Solo hay un problemilla...

Y es que a la mujer en cuestión la acompaña en estas vacaciones su hijo, mientras que el marido se mantiene en su trabajo. Con la astucia que da la experiencia, el dandy tratará de llegar al corazón de la madre a través del de su hijo, un chaval de 11 o 12 años. Para ello se granjea su amistad, y crea unas falsas expectativas en el niño que constituirán la materia principal del relato.

La tensión comienza una vez el señor traba amistad con la madre, momento en que ya no le es util el chaval para sus pretensiones. Y lo que no entiende el niño, el "misterio ardiente" es por qué de repente ninguno de los adultos le hace caso, ni su madre ni su recién adquirido amigo.

Tras este planteamiento, Zweig se detiene profundizando en los sentimientos del niño, en sus comeduras de coco y en los planes que traza para vengarse tanto de la madre como de su conquistador. Son por supuesto éstos los mejores momentos de la obra, y los que le hacen tener un cierto punto de suspense, ya que no está claro en ningún momento ni lo que va a hacer el niño, ni por dónde se puede resolver el relato.

En resumen, otra magnífica y absorbente lectura en que Zweig sigue a la altura de la pasión que habitualmente caracteriza su obra.


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