Hace tiempo que trato de evitar los telediarios. Me resultan una verdadera estafa, al servicio del orden existente. La mayor parte de las noticias "importantes" son sobre lo que han hecho o dicho nuestros queridos políticos. Pero es que a estas noticias "importantes" dedican unos 10 minutos, si es que llega.
Luego vienen memeces y especie de cotilleos, que consiguen relativizar completamente las noticias de las previas que realmente fueran importantes. Vamos, dedican el mismo tiempo a hablar de la subida del IPC que del rescate de tres gatitos por los bomberos de Alcoy. Y después, por fin, los depor..., digo, el fútbol. Aquí si que tenemos información al detalle para aburrir, no hay polémica absurda de la que no estemos al día.
Estos son los informativos que tenemos y, posiblemente, los que los españoles nos merecemos. Pues cabe pensar que, al menos los agentes privados presentes en el sector audiovisual, se guian por las preferencias de los televidentes.
Cuando hace un rato escuchaba el telediario de Tele 5 en la habitación de al lado, no he podido más que recordar otra vez estas reflexiones. Fernando Alonso era la noticia del día. Hoy solo existe Fernando Alonso (para Tele 5, seguro que las otras cadenas no han hablado de él, puesto que, aunque sea noticia, mañana no retransmiten la carrera del asturiano). Han hablado de Fernando Alonso al principio, en el medio (no sé con qué disculpa) y al final.
¿Qué pasa en Sudán? ¿Dormirán bien esta noche los vecinos de San Sebastián? ¿Ha avanzado algo la libertad en Cuba o Corea del Norte? ¿Se recuperan de sus inundaciones en Bangladesh? ¿Dónde viven ahora los vecinos del Montcarmel o los de Hospitalet? Who cares?
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