jueves, 17 de abril de 2008

¿Por qué escasea el agua?

Pregunta que esta de moda con el tema del trasvase Ebro-Barcelona, que tiene en pie de guerra a la España mediterránea.
Y la respuesta fácil: claro, es que en España no llueve y hay sequía, y no tenemos suficientes pantanos, y se pierde mucho por las tuberías, o que con tanto campo de golf, y es que los agricultores no la usan de forma eficiente...

Eso sí, nadie pondrá en duda que, como bien público ("el agua es de todos") y escaso, su gestión corresponde al Gobierno. Y, sin embargo, la cadena causal es justo la contraria: como la gestión del agua corresponde al Gobierno, es escasa. Si la gestión no la hiciera el Estado, si el agua no sufriera esa categoría de bien público, no sería escasa. Como no lo es la leche, ni los ordenadores ni los coches.

Hagamos un ejercicio de tímida imaginación: supongamos que el agua, en vez de ser un bien público a repartir solidariamente, fuera, como muchos otros, un bien privado, con sus correspondientes dueños, egoistas ellos.

Evidentemente, también serían privados los servicios de su distribución, y libre el precio al que se puede vender. ¿Qué pasaría inicialmente? Pues sí, desgraciadamente para todos, el precio del agua subiría: es evidente que en la actualidad hay más demanda que oferta, y esa es la razón de la escasez. El ajuste inmediato sería una subida de precios, que haría que la demanda se contrajera hasta el nivel de la oferta.

Y todos empezaríamos a ajustar nuestra demanda al nuevo precio: quizá tuvieramos más precaución a la hora de tirar la cadena, o dejar un grifo abierto. Pero sobre todo se preocuparían los consumidores intensivos de agua, para los cuales el daño es mayor. Seguramente comenzaran a buscar nuevas formas de regar (o lo que sea en cada industria) y así ahorrar dinero. Esta contracción de la demanda, posiblemente daría lugar a una bajada de precios, que, desde luego, no volverían a sus niveles iniciales.

Sería en estos momentos cuanto mayor sería la presión del Estado y los grupos de interés para que volviera la regulación de precios del agua. El Estado, dispuesto a salvarnos del indecente egoismo individual por la vía de la solidaridad impuesta. Es fácil imaginar a las organizaciones de agricultores saliendo a la calle "por un agua barata", "agua para todos" y demás, como principales sufridores de la desregulación.
Pero habría que superar esos momentos críticos con el conocimiento que da la teoría económica.

¿Qué viene ahora? Pues ahora comienza el "milagro" del mercado. Comienza a actuar el ingenio de los seres humanos con el único objetivo de beneficiarse uno mismo. Junto a los nuevos sistemas de ahorro de agua (muchos ya conocidos, pero aparcados porque al precio actual no se justifica su puesta en funcionamiento), surgirían nuevas y numerosas ideas para comercializar agua de diferentes tipos. Somos 40.000.000 de personas pensantes, incentivadas por ganar dinero.

Y eventualmente se conseguiría un mayor abastecimiento. ¿De la desalazón del mar? ¿De reciclaje de aguas residuales? ¿De limpieza de la lluvia? Ni idea, no lo sé, ni siquiera me importa. Pero estoy seguro que habría muchas ideas nuevas y viejas en marcha. Y estoy seguro porque la historia demuestra que así ha sido, que cuando el ingenio del hombre se deja libre es capaz de superar todos los problemas.

Llegados a este punto, lo imposible se habría producido: fin de escasez de agua y precios bajos. Lo único necesario: por favor, que el agua no se declare bien público!!!!
PD: Aplíquese el razonamiento a cualquier otro bien calificado como público. Otra mentira más.

No hay comentarios: