Viene a cuento el título por la entrevista que hicieron ayer en La 1 a Esperanza Aguirre. Francamente, no suelo ver esta clase de eventos con políticos, pues no suelen aportar mucho. Pero este caso parecía diferente, toda vez que EA parece estar tratando de proponer, o al menos de que se discuta, sobre otro tipo de enfoques para el gobierno de este país. Así, era interesante conocer de primera mano cuál podía ser su propuesta.
Bueno, mi gozo no duró ni 5 minutos antes de sumergirse en el pozo. Lo único que les interesaba a los periodistas haciendo preguntas era si Esperanza se iba a presentar como alternativa a Rajoy o no, o las movidas que pudiera tener con Gallardón, o las movidas de sus adláteres con los de Andalucía. Y así fue el debate, salvo la última pregunta que se le hizo, en la que pudimos vislumbrar un atisbo de lo que piensa esta mujer de cómo se debe gobernar.
Daba igual lo que dijera; respondió 500 veces que no se iba a presentar. Pero se lo seguían preguntando. Y si decía que no, le planteaban que si la decisión era inamovible. Pero, bueno, ¿qué esperaban que respondiera? Nadie en su sano juicio puede decir que una decisión tomada en un momento es inamovible o inquebrantable. ¿Quién puede saber las vueltas que da la vida?
¿Acaso los periodistas que exigían una y otra vez el compromiso inquebrantable de Esperanza, hacen lo mismo? ¿Si les proponen ser presidentes de Endesa, seguirán inquebrantablemente como periodistas?
La verdad es que es decepcionante que nuestros informadores decidan también lo que nos tiene que interesar, no sólo lo que nos van a contar. ¿Para cuándo lo de las 100 preguntas para Esperanza, y así nos enteramos de qué piensa sobre el gobierno de España?
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