miércoles, 23 de marzo de 2016

Ready Player One, de Ernest Cline

Era imposible que Ferhergón se resistiera mucho tiempo a un libro con un título como éste. De hecho, fue enterarme de su existencia, hacerme con él y empezar a leerlo. Claro, que con bastante retraso desde su publicación. En fin, lo que ya sabemos de que la información es perfecta.

El libro promete ser una aventura estilo Código Da Vinci, pero recorriendo mundos de videojuegos clásicos. Promete, pero no cumple, pero sí cumple... me explico. Vaya por delante que he disfrutado mucho leyéndolo, aunque no tanto como creía que iba a disfrutar.

El comienzo no puede ser más prometedor: ni más ni menos con el videojuego clásico para Atari, el Adventure, que también fue el primer videojuego a que jugué yo con mi consola. Y jugué, y jugué. Anda que no daba de sí el puñetero. De lo que nunca fui consciente hasta leer este libro que de verdad había marcado una época en los USA.

A partir de aquí la cosa se viene un poco abajo. El planteamiento es muy interesante: en el futuro la mayor parte de la gente vive colgada de un mundo virtual. Tras su muerte, el fundador de dicho mundo decide esconder un tesoro (real) tras tres puertas y tres llaves en el mundo virtual de su creación. Tanto llaves como puertas tienen que ver con sus aficiones de adolescencia, que vivió en los 80. El reto comienza con una adivinanza que se tardará mucho tiempo en desentrañar, lo que es hecho por el protagonista, cómo no.

Concurriendo con los aventureros individuales hay, por supuesto, clanes de aventureros, y sobre todo la Megacorporación de turno que ha hecho una gran inversión para hacerse con el tesoro, insisto, real, y que tiene un verdadero ejército en su búsqueda, dotado de la mejor tecnología, esta sí, virtual.

Como digo, sugerente planteamiento, y muy bien resuelto, de forma muy original y con todos los ingredientes para ser un blockbuster también en el cine. Las escenas finales son espectaculares, también el desenlace, todo a la altura de una gran producción. Por eso digo que al final sí cumple.

Donde no cumple es en el apartado de videojuegos, porque realmente aparecen muy pocos. Y, además, la mayoría de los que aparecen no fueron demasiado conocidos en España, por lo que la vena nostálgica queda reducida al Adventure y al Asteroids, y poco más. También me sonaba el Zork, pero no jugué con él. En compensación, tenemos música y películas de Spielberg y otros clásicos de la época, lo que está suficientemente bien.

Pero yo, lo siento, esperaba más videojuegos. Al principio pensé que éste era el libro que yo hubiera querido escribir. Ahora pienso que todavía tengo la oportunidad, por lo menos metiendo más videojuegos en la historia.

Recomendado para friquis de los 80, no necesariamente de los videojuegos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero pero pero si hay incluso un modulo de D&D referenciado ampliamente! Si es todo una referencia enorme a JDRs! Vale, no menciona RPGs de PC, pero corcho... ☺