No me apetecía mucho darle confianza a la literatura nigeriana, pues mi experiencia previa con Wole Soyinka, premio Nobel de literatura, no había sido demasiado voyante (ver aquí y aquí). Pero como la novela era corta y ya la tenía en el Kindle, me dije que poco podía perder y me animé.
Gran decisión. Chinua Achebe es un gran escritor que nos narra una historia apasionante por muchas razones. Es tan buen escritor, que me ha parecido el Amin Maalouf nigeriano, capaz de usar un estilo narrativo propio que te traslada a la Nigeria dónde transcurre la narración, que se te cuenta como si lo estuvieran haciendo los ancianos de la tribu.
Achebe nos cuenta la historia de los Umuofia, usando como centro uno de sus personajes notables, Okonkwo, trabajador y orgulloso de las costumbres y vida de su clan. No es toda la historia en sentido convencional, pero tampoco cabe tener mucha más historia de la que nos cuenta Achebe, pues estas tribus parecen detenidas en el tiempo. Y aunque lo que Achebe cuenta ocurre a principios del siglo XX, cualquiera de las cosas que hace la tribu parecen haber evolucionado muy poco durante milenios Algunos adelantos tecnológicos sí han incorporado, como el machete o la pistola, pero todas las costumbres parecen remontarse al principio de los tiempos.
Es precisamente a dichas costumbres a las que Achebe dedica la primera de las dos partes del libro. En un relato apasionante, en que veremos matrimonios, castigos, funerales y juicios tribales, tal como los celebran y los han celebrado, trufado por perlas de sabiduía Umuofia y relatos que pasan de padres a hijos. Se trasta de una narración muy costumbrista, con pocos sucesos que hagan avanzar el relato.
Por ejemplo, he aquí la estructura de las viviendas: "He had a large compound enclosed by a thick wall of red earth. His own hut, or obi, stood immediately behind the only gate in the red walls. Each of his three wives had her own hut, which together formed a half moon behind the obi. The barn was built against one end of the red walls, and long stacks of yam stood out prosperously in it. At the opposite end of the compound was a shed for the goats, and each wife built a small attachment to her hut for the hens. Near the barn was a small house, the "medicine house" or shrine where Okonkwo kept the wooden symbols of his personal god and of his ancestral spirits."
Nos habla de sus trabajos y sus comidas, muy basadas en un vegetal llamado yam: "Yam, the king of crops, was a very exacting king. For three or four moons it demanded hard work and constant attention from cockcrow till the chickens went back to roost." Su dieta es tan peculiar que la llegada de una plaga de langostas en saludada con alborozo: "They settled on every tree and on every blade of grass, they settled on the roofs and covered the bare ground. Mighty tree branches broke away under them, and the whole country became the brown- earth colour of the vast, hungry swarm."
De especial valor me han parecido los cuentecillos y dichos tradicionales, que Achebe incardina magistralmente en la narración, lo que es clave para la magia que desprende esta lectura: "Mosquito, she had said, had asked Ear to marry him, whereupon Ear fell on the floor in uncontrollable laughter. "How much longer do you think you will live?" she asked. "You are already a skeleton.""
Sobre todo, tiene importancia la descripción que hace su religión y creencias. Por supuesto, hay que ser respectuoso con ellas, al mismo tiempo que se reconoce que su irracionalidad posiblemente causa perjuicios a la comunidad o a los individuos de una forma absurda, Así, la costumbre de abandonar a los gemelos recién nacidos a su suerte, o el castigo que se le impone a Okonkwo por un accidente.
Son estas creencias supersticiosas, sin base, precisamente las que van a causar que todo se desmorone, como dice el título, cuando estas tribus entran en contacto con el hombre blanco inglés, inicialmente con los misioneros, pero luego también con sus costumbres y específicamente su sistema judicial. Esto es lo que se cuenta en la segunda parte,
Okonkwo se convierte, ahora sí, en el protagonista de la historia, comenzando por ese accidente que trastoca casi completamente su vida: "His life had been ruled by a great passion-- to become one of the lords of the clan. That had been his life- spring. And he had all but achieved it. Then everything had been broken. He had been cast out of his clan like a fish onto a dry, sandy beach, panting."
Pese a todo, y pese a la irracionalidad de su castigo, seguirá apegado a sus tradiciones, en las que apuesta por prosperar, lo que le llevará precisamente a ser el más opuesto a la colonización de los blancos, y al final trágico que se intuye desde mediados del libro.
Y es que "The white man is very clever. He came quietly and peaceably with his religion. We were amused at his foolishness and allowed him to stay. Now he has won our brothers, and our clan can no longer act like one. He has put a knife on the things that held us together and we have fallen apart."" El sistema judicial inglés castiga alguna de las tradiciones Umuofia con la prisión o la muerte, por ejemplo el abandono de recién nacidos, o manifestaciones de justicia tradicionales. Lógicamente, los afectados entre los indígenas son los más propensos a pasarse al lado de las costumbres blancas, y eso abre el cisma a que se refiere la frase anterior. Lo que ocurre cuando la costumbre parece arbitraria, esto es, con las que se deben a supersticiones.
Es muy llamativo que los cristianos impongan su fe a estas tribus basándose, paradójicamente, en su mayor conocimiento científico y no en la existencia de un Dios realmente superior. Lo que convence a los Umuofia que se convierten es que la iglesia construida sobre el Evil Forest no se derrumba a los 28 días. En este contexto, es muy interesante a la par que deliciosa la convesación que mantienen uno de los sabios de la tribu con uno de los misioneros, sobre sus respectivas religiones.
En fin, se trata de un libro redondo, muy bien escrito y con temas para la reflexión y el disfrute. Para mí, todo un descubrimiento, que me llevará a leer en breve las otras dos novelas del autor que componen su trilogía africana, y cuyos títulos dejo aquí para el interesado: Arrow of God, y No longer at ease.