viernes, 1 de abril de 2016

Cómo funciona la música ("How music works"), de David Byrne

David Byrne es bastante conocido como el cantante de Talking Heads. Aunque quizá haya escuchado alguna vez alguna de sus canciones, lo cierto es que ni siquiera recuerdo haberlo hecho. Vamos, que no soy fan del grupo ni tampoco conocía a su líder.

Puede parecer extraño que sin estos precedentes, me haya embarcado en la lectura de un libro suyo. La razón es fácil: me lo recomendó un compañero al que sí le gusta como cantante. Y, tras haberlo terminado, creo que la recomendación  fue acertada y la lectura mereció la pena.

El señor Byrne es un tipo con muchas inquietudes, como la demuestra la propia redacción de un libro, algo que pocos cantantes hacen. De hecho, ya había escrito otro sobre sus viajes en bici, que igual también es digno de lectura. La lectura del libro contribuye a mostrar ese espíritu pluridisciplinar que caracteriza a Byrne, que le permite abordar su pasión, la música, desde numerosísimos puntos de vista: innovación y creatividad, economía, evolución, relaciones humanas, arquitectura, tecnología...Ello además no revela la variedad de sus lecturas y la (sorprendente) profundidad de sus reflexiones.

Los capítulos son muy heterogéneos, por lo que lógicamente a cada uno le resultarán de mayor interés unos que otros. Hay un capítulo dedicado al fenómeno de la creatividad; otro a los modelos económicos en que se puede soportar la música; otro a las interacciones entre composición y forma de interpretación; otro sobre el propio origen de la música y su relación con la evolución del hombre. Y por supuesto hay dos dedicados a analizar cómo la evolución de la tecnología afecta a la música, y viceversa.

Por supuesto, a mí los capítulos que más me han gustado son los relacionados con fenómenos económicos: por un lado, el relacionado con los modelos de negocio y su evolución, y por otro los relacionados con el emprendimiento y la mutua dependencia de tecnología y música, y de música y escenario. Son sencillamente apasionantes, con pasajes como el que ahora traduzco:
"Los LPs tenían sus propias limitaciones técnicas. En ellos caben 20-24 minutos por cara, y cuanto más alta es la música (sobre todo los tonos graves), más profundos y anchos son los surcos que se graban en el master. Ello implica que estos pasajes graves y altos utilizan más espacio físico en el disco, y dejan menos tiempo disponible para música."

Tampoco hay que perderse las relaciones entre la música y el escenario en que se interpretan.

Por último, os dejo otra perla:
"Es más fácil encontrar evidencia de la persecución a la música pop por la izquierda totalitaria. En 1928, los Soviets anunciaron que tocar Jazz se podía castigar con 6 meses de carcel. Jazz Jail. Hip-hop es todavía un fenómeno "underground" en Cuba, y hasta hace poco, la música pop estaba estrechamente limitada en China."



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