lunes, 26 de mayo de 2008

La solución: la deuda pública

Así que, según leo en El Confidencial, http://www.cotizalia.com/cache/2008/05/26/96_solbes_tendra_tirar_deuda_publica_mantener.html, el Gobierno pretende tirar de la deuda pública para cubrir la estrategia presupuestaria.

Gracias a ella, no será necesario dejar caer ni inversión pública ni el gasto social, pese al fuerte deterioro de la actividad económica, que está disminuyendo los ingresos del Estado. La deuda pública como instrumento de política económica anticíclica. Total, según datos del propio artículo, la deuda pública solo supone el 35% del PIB, frente al 56% que ha llegado a suponer en otros momentos. O sea, que hay recorrido.

Son tantas las falacias de estos razonamientos que uno no sabe ni por donde empezar. Por ejemplo, quién dice que el "óptimo" de deuda pública sea el 56% del PIB. ¿Qué pasa, que porque se ha llegado a alcanzar ese nivel en algún momento de la historia ya hay recorrido mientras no se alcance? Qué tonteria. Esperemos que no se les ocurra aplicar el mismo razonamiento al paro.

Pero luego miremos con respecto a que se mide la deuda: el PIB. Una persona o una empresa normal compararía su deuda con los activos que posee, por ejemplo; o con la renta anual que estima percibir. Jamás se le ocurriría compararla con los activos del barrio, o con los salarios de la comunidad de vecinos. Pues el Estado no, el Estado pone su deuda en relación con la riqueza que todos generamos. ¿Qué tendrá que ver? Bueno, sí puede tener que ver... con la concepción totalitaria de que todos esos ingresos pueden eventualmente ser confiscados para satisfacer la deuda.

Pero seguimos, ahora en línea Bastiat de lo que se ve y lo que no se ve. Así que es una política anticíclica que el Estado se endeude para gastarlo. Que se endeude quiere decir que alguien, los ciudadanos, le prestamos dinero. Este dinero, evidentemente, no lo podremos gastar nosotros, pues lo hemos prestado. Por tanto, es falaz que sea necesario el endeudamiento del estado para hacer política anticíclica. De hecho, se podría argumentar que nos den dinero a nosotros (por ejemplo, que nos devuelvan los impuestos) y también lo gastaremos anticíclicamente. ¿A qué no cuela?

Pero es que el endeudamiento del Estado es aún peor: primero, porque extrae recursos de la sociedad según se acaba de describir, y no incrementa pues el gasto; y segundo, porque esa deuda habrá que devolverla eventualmente, para lo cual será necesario de nuevo extraer recursos de la sociedad.

Y aún nos quedaría por analizar porque es necesariamente deseable que aumente el gasto, sea del Estado o de los ciudadanos, en una situación de crisis...

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