La perspectiva que tenemos en España de las pérdidas y los beneficios de las empresas es uno de los aspectos más descorazonadores para los posibles emprendedores. Es estar entre la espada y la pared.
Si una empresa tiene pérdidas y se ve, por ejemplo, obligada a despidos, es sistemáticamente culpa de la mala gestión del equipo director, que seguro que lo ha estado llevando crudo a costa de los pobres trabajadores. Pero si tiene beneficios, la cosa no es mucho mejor, pues posiblemente se han obtenido a costa de explotar a aquellos y también al consumidor. Tanto las pérdidas como los beneficios (sobre todo, si son multimillonarios) son una lacra social.
La escuela económica austriaca nos enseña la verdadera interpretación de ambos conceptos y como, en general, no tienen nada que ver con la explotación de nadie. El emprendedor se enfrenta a un entorno de incertidumbre en el que constantemente se pueden percibir oportunidades de negocio. Estas consisten en la identificación de recursos que están infravalorados por el mercado, y a los que se les podría dar un mejor uso, poniéndolos así en valor.
El emprendedor detecta este desfase y decide adquirir los recursos que cree baratos para ponerlos en valor, para proporcionar una mayor utilidad de los mismos a la sociedad y obtener un mayor precio de los mismos. Es una especulación en sentido amplio, pues el emprendedor - especulador necesita en muchos casos realizar complejos procesos con los recursos que adquiere antes de ponerlos en valor. El especulador puro, en este sentido, se limita a esperar.
Pero, como se dijo, vivimos en un entorno de incertidumbre, por lo que las cosas cambian, en muchos casos de forma radical, y los cálculos del emprendedor pueden sufrir errores. Así, si se equivocó en sus percepciones, y el nuevo uso del recurso es menos valorado por el mercado, obtendrá pérdidas. Muy valiosas, pues le están diciendo que se equivocó y que esos recursos que malgastó deberían haber sido utilizados de otra forma. Gracias a esta poderosa señal, el emprendedor corrige su actuación y trata de adaptarse mejor a las necesidades del mercado.
Como vemos, no tienen nada que ver con la mala gestión, sino con errores de percepción (incluidos posibles errores de gestión, claro).
Los beneficios dan justo la señal contrario. Le están diciendo al emprendedor que acertó, que está dando un mejor uso a los recursos que el que se les venía dando. El mercado está dispuesto a pagar más ahora que antes. Y cuanto más acierta el emprendador y mejor satisface a los clientes, mayor ha de ser su beneficio. A más beneficio, más satisfechos han estado los clientes.
Desgraciadamente para el emprendedor clarividente, estos beneficios constituyen también una poderosa señal de llamada. Y rápidamente otros emprendedores comienzan a pensar en nuevas formas de usar ese recurso, y a competir por él, por lo que poco a poco el recurso aumenta su valor al nuevo que le da el mercado, y por el camino se disipan los beneficios.
Un ejemplo muy rápido: si descubres que un ingeniero es un buen cantante, el primer año le puedes pagar una miseria (vamos, como ingeniero) y forrarte con las entradas (siempre que de verdad sea bueno, aciertes en tu toma de riesgo); pero al siguiente, si acertaste, mucha gente ofrecerá más dinero al ingeniero devenido cantante, hasta que eventualmente sea él el que se lleve todo el nuevo valor generado.
En definitiva, los beneficios no son el producto de la explotación de nadie (al menos, en un mercado libre), sino la recompensa que el mercado da a aquellos emprendedores que encuentran mejores usos para los recursos existentes.
Cuanto daño nos hace la percepción "española" de los beneficios y las pérdidas, ¿no creeis?
12 comentarios:
Jo, la economía austríaca os vale para cualquier cosa.
A mí me vale para comprender mejor las cosas que ocurren a mi alrededor. La explicación teórica de beneficios y pérdidas que aporta la economía austriacas es mejor que todas las alternativas que conozco.
Snipfer, ¿conoces tú alguna explicación mejor?
"los beneficios no son el producto de la explotación de nadie (al menos, en un mercado libre)"
La pregunta es, ¿vivimos en un mercado libre?
Debería enseñarse esto en las escuelas en lugar de tanta tontorranada.
Me gustan estos posts teóricos y al mismo tiempo sencillos. Llevo tiempo en Redliberal y, a pesar de estar lleno de seguidores de la escuela austriaca, apenas se escriben artículos en los que se enseñen los fundamentos de esta escuela.
Stewie: no, no vivimos en un mercado libre. La pregunta pasa a ser: ¿a causa de qué o quién?
Anónimo: muchas gracias por tu comentario. De hecho, es ese el propósito con el que inicié este blog. Mira la primera entrada, y la de "Difundir la teoría económica".
ferhergón, es que stewie tiene razon.
La pregunta clave es si vivimos en un libre mercado, y como la respuesta es no, la aplicacion de los principios de la escuela austriaca al mundo en el que vivimos va a ser muy dificil.
Hay muchas otras variables externas a tener en cuenta. Yo no hablaria con tanta seguridad y optimismo sobre las causas absolutas de perdidas y ganancias en las empresas en un entorno donde todavia millones de personas se atreven a usar el término "empresa-pública".
Hombre, el hecho de que el mercado no sea libre no cambia nada respecto a la función de pérdidas y beneficios, salvo que algunas señales están distorsionadas.
Haya donde haya regulación/intervención puede haber explotación del consumidor, pero es posible por causa del Gobierno (que, por ejemplo, otorga un monopolio). El empresario, en mercado libre, no puede explotar a nadie, pues cada uno elige libremente si trabajar para él o consumir sus productos.
Lo que quiero decir es que ahora mismo no podemos decir al 100% de certeza que una empresa con beneficios es una empresa que sirve a la sociedad y una con perdidas no.
Una puede estar recibiendo subvenciones, siendo favorecida por regulaciones, enchufes, licencias, o siendo perjudicada por el poder politico.
Tienes que reconocer que el anónimo tiene razón en su ultimo comentario, ¿no? ¿por qué no?
Qué bonitas son las teorías económicas. Claro, luego te enfrentas a la dura realidad de ver a un miembro de un consejo de administración llevarse 20.000 millones al año por tocarse el rabo y a un currito trabajando 10 horas diarias a turnos rotatorios 6 días a la semana por 1.200€ al mes. Pero ¡ojo! eso no es explotación, no, esto lo llaman demagogia los liberalillos.
Claro que cuando viene mal dadas, ni economistas austríacos ni pollas en vinagre, a llorar al perverso estado controlador que nos sauqe las castañas con unas subvenciones.
Nwobhm, gracias por tus comentarios de hoy.
Pero aquí creo que no has comprendido bien el fondo. Que un Consejero cobre esa pasta y el trabajador por turnos la otra, no tiene nada que ver con los beneficios de la empresa, sino con la productividad del factor. Que es discutible que la productividad de un Consejero sea tan alta, sí; pero corresponde a los dueños de las compañías que les pagan tomar esa decisión, pues lo pagan con su dinero.
Por cierto, ¿qué te parece que Raúl, Casillas o Ronaldinho cobren ese pastizal?
Y tienes razón en tu segundo párrafo: lo que prueba que esas empresas no tienen nada de liberales, y que se benefician de la existencia del estado "controlador" mucho más que los hipotéticos beneficiarios del estado del bienestar. Razón de más para defender la libertad y el liberalismo.
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