Escuchaba esta mañana la banda sonora del musical "El Fantasma de la Ópera", uno de los más espectaculares y taquilleros de la historia (y que tuve la suerte de ver en el West End en una de esas rarísimas ocasiones en que lo tienen a mitad de precio en Leicester Square - perdonad la diatriba, es solo para dar envidia). Y, como me ocurre a menudo desde que empecé a estudiar a los austriacos, observé la historia desde un nuevo punto de vista.
Vaya por delante que hablo del musical, que no sé si tendrá mucha o poca relación con la obra de Gaston Leroux, que aún no he leído. Como tal vez sepáis, la historia empieza tras la quiebra del teatro, justo en la subasta de los enseres del mismo.
El fantasma de la ópera es un tipejo un poco genio loco, que vive en las recónditas esquinas del teatro del mismo nombre en Paris. Se dedica a la música, y, usando la fuerza y su ingenio, impone a los empresarios del espectáculo, primero, la cantante principal, y luego llega a obligarles a representar una obra de su propia composición.
Entre los métodos usados destaca por su espectacularidad la famosa caída de la lámpara de cristal del teatro. La obra concluye con el abandono por parte de los productores de su proyecto, tras la dramática escena en que el Fantasma renuncia al amor de la chica en un acto de lucidez bastante emotivo.
Las escenas más espectaculares, curiosamente, son las del primer acto, empezando por "Angel of Music" y siguiendo con la travesía en canoa por las alcantarillas, en clara referencia a Caronte y el río de los muertos, para terminar en el escondite del Fantasma y ese maravillo "Close your eyes". Vamos, una de las mejores secuencias de la historia del musical, sino la mejor.
En resumen, un sujeto, usando medios coercitivos, interviene en el mercado tratando de regular el producto, primero mediante uno de sus componentes, y luego con su completa definición. Mediante esta regulación, impide que los oferentes alineen su oferta con las preferencias de los consumidores (quienes desean ver otras óperas o a otras cantantes), lo que les obliga a salir del mercado como alternativa única a la ruina. El sujeto no consigue sus objetivos, a menos que se haga con la completa producción del espectáculo, pero se ha cargado una relación mutuamente beneficiosa.
¿Os suena la historia?
6 comentarios:
Estoy esperando la próxima entrega de, llamémoslo así: "Prisma austromaníaco". ¿Qué podemos esperar? ¿El Código Da Vinci? ¿Algún libro de Matilde Asensi? ¿La cartilla?
El argumento de ferhergón es rebuscadillo, pero si se le ocurrió esa relación entre el musical y el liberalismo, ¿dónde mejor podía vertirlo que en SU blog? De todas maneras, snipfer (¿de verdad que escribes en un blog que se llama "Lagrimas en la lluvia"? !Que original, chaval!), decía que de todas maneras, tu también te luces en tu ataque gratuito a la economía austríaca.
Y que sepas que ayer empecé "Iacobus", de Matilde Asensi.
Sorry, Snipfer, no me gusta ese tipo de libros.
Estaba dando vueltas a la película "Los productores". Pero, la verdad, si no me salen espontáneamente, no molan; forzar se puede hacer en cualquier situación, hasta en la cartilla.
Gracias por las sugerencias, no obstante.
Bueno, qué menos que una disertación sobre "Dungeons and Dragons" desde la óptica austromaníaca, sr. Ferhergon, que eso le gustará más.
O de algunas de las entregas de "Elvira".
Hágalo por este antiguo asiduo a su sección en Micromanía.
Sois unos vacilones.
Por cierto, Lüzbel, igual no has visto esta entrada antigua:
http://ferhergon.blogspot.com/2008/04/frodo-baggins-esparanza-y-fatalismo.html.
Y a Snipfer se me pasó recomendarle esta, que seguro que le molará http://ferhergon.blogspot.com/2008/04/pocahontas-la-pelcula.html
No les hagas caso fer, solo quieren fastidiar.
A mi tuvieron que convencerme para que no posteara sobre el sistema monetario de la dragonlance, xDD.
Saludos
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