viernes, 18 de julio de 2008

Otro sector en apuros

Tras el anuncio de Spanair de esta semana, con un expediente de regulación de empleo, ya se está organizando otro sector para pedir la intervención del gobierno, el de las líneas aéreas.

Una breve reflexión sobre el drama de Spanair. Y básicamente para decir que no debería ser tan dramático el tema como para salir de portada en tanto medio. En el mercado intervienen seres humanos que, por definición, nos equivocamos muchas veces. Si los gestores de Spanair se equivocaron en sus decisiones sobre el futuro, no hay que echarse las manos a la cabeza, pues a todos nos pasa. Pensaban que dar un determinado uso a ciertos recursos mejoraría el valor de estos, y se equivocaron. Ahora deben liberar esos recursos para que se utilicen de mejor forma en la satisfacción de las necesidades de la gente. Y que esto no les amilane para seguir probando, porque esa es la única forma de avanzar.

De la misma forma que me parece que sí puede ser un drama para determinados trabajadores la pérdida de su puesto de trabajo (ellos también calcularon mal), me parece injusto que se trate de cargar la culpa sobre una hipotética mala gestión (que no digo que pueda también pasar), cuando todos sabemos que el futuro es incierto.

De la noticia me llama especialmente la atención unas declaraciones del representante, que dice que no pueden trasladar alegremente las subidas del carburante a los precios, pues ya están notando el descenso de pasajeros.

Si es que el mercado no sabe teoría económica: a ver si se enteran de una vez que el precio es igual al coste marginal, y que las subidas de costes se trasladan a los precios. El ejemplo citado revela claramente que esta es otra de las falacias que abundan en la teoría neoclásica.

Las empresas no pueden trasladar sus costes a los precios, porque estos únicamente dependen de las preferencias de los consumidores. Y si tus costes o desembolsos no te permiten suministrar a ese precio, estás fuera del mercado. Así pues, son los costes los que se ajustan a los precios, y no al contrario.

Las empresas fijan su precio en el punto en que la demanda comienza a ser inelástica. Me explico: todo el mundo sabe que a menor precio, más demanda. Pero lo que miran las empresas es el ingreso que preven obtener, o sea, el producto de multiplicar el precio por la cantidad que creen que van a vender. Saben que si suben el precio, venderán menos, pero a lo mejor les compensa, porque ingresan más pasta. Ahora, llegado un punto, si suben el precio, venden menos de lo que ganan por vender más caro, y es ahí donde les conviene poner el precio.

Evidentemente, se pueden equivocar, y tratarán de corregir en el siguiente ciclo. Así, hasta conseguir estar en ese punto, que, por cierto, puede cambiar en cualquier momento, si lo hacen las preferencias de los consumidores.

Por ello, si sube el combustible, no pueden tocar el precio. Si lo suben, les pasará justo lo que dicen, que perderán más clientes de lo que ganan por subirlo. Pero claro, esa subida del gasoil aumenta sus desembolsos, por lo que puede hacer no rentable su negocio. Esto, tarde o temprano, hace que las empresas marginales tengan que abandonar el mercado, pues están pilladas entre preferencias y costes, y no pueden sobrevivir.

Esto es lo que deben de estar viendo las compañías aéreas, unido a una disminución en las preferencias de los clientes, tal vez por la situación de crisis económica en que estamos metidos.

Y una disculpa como otra cualquiera para explicar la relación entre precios y costes, y revelar otra mentira de la economía mainstream.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y no hay que olvidar lo incomodo que se ha vuelto viajar en avion; con tanta medida de seguridad extrema, por lqa cual todos somos terroristas mientras no se demuestre lo contrario. aspecto que no favorece que escojamos el avion como medio de transporte y que aumenta esos costes de operacion.

Anónimo dijo...

y no hay que olvidar lo incomodo que se ha vuelto viajar en avion; con tanta medida de seguridad extrema, por lqa cual todos somos terroristas mientras no se demuestre lo contrario. aspecto que no favorece que escojamos el avion como medio de transporte y que aumenta esos costes de operacion.